Por Mariana Segura
18 Agosto 2014
DEDICATORIA. Los cordobeses Caro y Eugenio terminaron la carrera por su amigo.
Su bandera verde fosforescente llama la atención. “Papá Darío por siempre”, dice, y hay toda una historia tras ese trapo del team “Vuelta Corta”, que por algo brillaba tanto. “Darío Salas era nuestro compañero y falleció en enero, en un accidente de bici”, cuenta Carolina Repeto. “Él iba a ser mi pareja (de binomio) para esta carrera”, recuerda ya con los ojos llorosos, mezcla de cansancio y dolor.
Con su marido Eugenio Castro acaban de culminar el Trasmontaña, la competencia que no hace más que recordarles al tucumano Darío, al que en su Córdoba natal adoptaron como padre. “Él no tenía hijos y fue la familia que elegimos allá. Después de su accidente decidimos colgar la bici, habíamos vendido la rutera, todo. Pero luego un sponsor se interesó en nosotros y arrancamos de nuevo, sabiendo que estar acá es como reencontrarnos con él. Desde que salimos sabíamos que él iba a estar con nosotros en todas las vueltas”, cuenta “Caro”, sin perder la tonada.
El Trasmontaña era la carrera que al “tucu” lo volvía loco. “Lo hicimos para recordarlo, porque a él lo podían invitar a mil carreras, pero era esta la que de verdad amaba”, dice la competidora que recobró fuerzas por su amigo. “Desde que subimos a la chata nos reíamos porque pensábamos ‘el Enano’ (Darío) estaría haciendo esto, estaría haciendo aquello. Y cuando pasamos por la entrada de la zona de llegada lloramos. Nos abrazamos y seguimos”...
Darío había nacido en Acheral, pero dejó la provincia por una historia de vida que Carolina recuerda como muy dura. “Nosotros siempre tratábamos de reencontrarlo con su familia. Antes siempre salíamos de acá para ir a comer a la casa de la mamá que nos esperaba con empanadas”, cuenta la cordobesa que desde hace años acompaña a su esposo en la travesía tucumana, un Eugenio que compitió a la par de Darío en cuatro Trasmontañas y que ayer vistió una remera que todo el equipo preparó en su honor.
“Qué hermoso está para salir a pedalear, ya te paso a buscar”, dice la camiseta con la imagen del tucumano. “La frase era la típica de él, porque podía llover o hasta caerse el mundo, pero Darío siempre te decía que estaba lindo para salir a andar en bici. Cualquier clima le venía bien, todo con tal de salir”, sonríen los cordobeses.
“Caro” y “Euge” son bikers de corazón, que hasta se conocieron gracias a las bicicletas. “Nos casamos con la bici, salimos de la iglesia con la bici, ja ja”, reconoce ella emocionada, con el recuerdo y con la idea de volver. “¿Aquí?, siempre. Desde que hice esta carrera no la dejo más. En córdoba tenemos muchísimas, pero no hay nada, nada, parecido a esto”, dicen sabiendo que Darío ayer pedaleó con ellos desde arriba.
“El año pasado marcamos 4 horas 28 minutos y ahora hicimos 3h 53’. Pero estamos acá ya no por la carrera en sí, sino para estar más cerca de él”, cuentan, más felices que nunca por el otro gran motivo para volver.
Con su marido Eugenio Castro acaban de culminar el Trasmontaña, la competencia que no hace más que recordarles al tucumano Darío, al que en su Córdoba natal adoptaron como padre. “Él no tenía hijos y fue la familia que elegimos allá. Después de su accidente decidimos colgar la bici, habíamos vendido la rutera, todo. Pero luego un sponsor se interesó en nosotros y arrancamos de nuevo, sabiendo que estar acá es como reencontrarnos con él. Desde que salimos sabíamos que él iba a estar con nosotros en todas las vueltas”, cuenta “Caro”, sin perder la tonada.
El Trasmontaña era la carrera que al “tucu” lo volvía loco. “Lo hicimos para recordarlo, porque a él lo podían invitar a mil carreras, pero era esta la que de verdad amaba”, dice la competidora que recobró fuerzas por su amigo. “Desde que subimos a la chata nos reíamos porque pensábamos ‘el Enano’ (Darío) estaría haciendo esto, estaría haciendo aquello. Y cuando pasamos por la entrada de la zona de llegada lloramos. Nos abrazamos y seguimos”...
Darío había nacido en Acheral, pero dejó la provincia por una historia de vida que Carolina recuerda como muy dura. “Nosotros siempre tratábamos de reencontrarlo con su familia. Antes siempre salíamos de acá para ir a comer a la casa de la mamá que nos esperaba con empanadas”, cuenta la cordobesa que desde hace años acompaña a su esposo en la travesía tucumana, un Eugenio que compitió a la par de Darío en cuatro Trasmontañas y que ayer vistió una remera que todo el equipo preparó en su honor.
“Qué hermoso está para salir a pedalear, ya te paso a buscar”, dice la camiseta con la imagen del tucumano. “La frase era la típica de él, porque podía llover o hasta caerse el mundo, pero Darío siempre te decía que estaba lindo para salir a andar en bici. Cualquier clima le venía bien, todo con tal de salir”, sonríen los cordobeses.
“Caro” y “Euge” son bikers de corazón, que hasta se conocieron gracias a las bicicletas. “Nos casamos con la bici, salimos de la iglesia con la bici, ja ja”, reconoce ella emocionada, con el recuerdo y con la idea de volver. “¿Aquí?, siempre. Desde que hice esta carrera no la dejo más. En córdoba tenemos muchísimas, pero no hay nada, nada, parecido a esto”, dicen sabiendo que Darío ayer pedaleó con ellos desde arriba.
“El año pasado marcamos 4 horas 28 minutos y ahora hicimos 3h 53’. Pero estamos acá ya no por la carrera en sí, sino para estar más cerca de él”, cuentan, más felices que nunca por el otro gran motivo para volver.
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