Por Juan Manuel Asis
23 Agosto 2014
Mas que de fines de ciclos en 2015 de lo que hay que hablar es de inicios de ciclos. Ese año se bajarán las persianas políticas del kirchnerismo-cristinista, en el plano nacional, y del alperovichismo, a nivel provincial. Obvio que de sus entrañas intentarán germinar algunos proyectos nuevos, a los que habrá que sumar los propios de la oposición, para los cuales las palabras cambio y nuevo no se les cae del libreto. Cabría preguntarse cuán conscientes están los actuales dueños del poder que tienen muy cerca las puertas de la despedida y que les queda poco margen de maniobrabilidad para determinar herederos exitosos. Porque desde la suma del poder público, en democracia, si bien se está más cerca de garantizar continuidades -porque se manejan las estructuras institucionales, por no decir el clientelismo institucionalizado-, la historia en las urnas la escriben, de última, los que votan. De ahí que haya muchos proyectos personales en danza, apostando a ganar las casillas del medio, tanto en el oficialismo como en la oposición, para pelear con las mejores armas el año entrante, en el tramo final del proceso electoral. Por ahora es tiempo de indicios, de señales, no de definiciones públicas. Es hora de silencios pragmáticos, porque el que asome la cabeza ahora será sólo para recibir garrotazos.
A nivel nacional, todos los presidenciables no hablan de su candidatura al PEN, sino de propuestas, de gestión, de lo que hay que hacer, pero ninguno dice yo seré el candidato. Es una maniobra calcada y calculada, la siguen al pie de la letra todos los aspirantes, tal si fuera mala suerte decir algo que todos saben con tanta anticipación. “Hay tiempo”, es la excusa preferida, y es la más valedera, porque hay plazos hasta diciembre -es decir 120 días más, muy cortos en política- para definir aspiraciones y postulaciones. Pero, hay que ir armándose territorialmente, nutriéndose de socios, buscando los heridos que las cúpulas van dejando a lo largo del camino. En el alperovichismo, por un lado, es el tiempo de acomodarse para las encuestas, porque es la metodología de selección que eligió el gobernador para dar la bendición al posible sucesor. Todos a medirse. De acuerdo a los puntos que obtengan, por niveles de conocimiento del apellido o de aceptación -o rechazo- a su gestión, serán las ubicaciones: a gobernador tal, a vicegobernador tal, a diputado tal, a senador ... a senador sólo Alperovich. Esa parece ser la premisa por ahora. Por ahí andan los peronistas alperovichistas recorriendo el territorio y haciendo travesuras propias del movimiento, tratando de poner zancadillas al eventual contrincante. Por ejemplo, haciendo pintadas ingeniosas: tales como “Manzur diputado nacional 2015”. Todo un indicio que al vice de licencia se lo quiere sacar del medio de la candidatura a gobernador. ¿Quién? y no hay muchos para señalar dentro de la Casa de Gobierno, cuando son tan pocos los mencionados para aspirar a heredar al titular del Poder Ejecutivo.
Algunos hablan de “proyectos” para justificar sus ambiciones políticas. Es la forma de decir estoy en tal o cual parte y quiero ser tenido en cuenta a la hora del armado de la boleta oficialista. Otros también hablan de proyectos, pero con el sentido de que se viene un nuevo ciclo. Scioli, en Buenos Aires, para justificar de alguna forma que no es tan kirchnerista, pero sin poder renegar que proviene del kirchnerismo, asegura que es la continuidad con cambios. Por estos lares también hay sciolis o peronistas si se quiere de la disidencia que admiten una raíz en el kirchnerismo pero que no quieren la bendición alperovichista. La incorporación de la ex diputada nacional Stella Maris Córdoba a las huestes de Amaya es toda una señal de que el intendente -hoy por hoy- tiene más intención de pelear por fuera del PJ la gobernación de Tucumán. Aceptar a la ultrakirchnerista en sus filas es una especie de grito de guerra, un amague, sólo eso por ahora.
A nivel nacional, todos los presidenciables no hablan de su candidatura al PEN, sino de propuestas, de gestión, de lo que hay que hacer, pero ninguno dice yo seré el candidato. Es una maniobra calcada y calculada, la siguen al pie de la letra todos los aspirantes, tal si fuera mala suerte decir algo que todos saben con tanta anticipación. “Hay tiempo”, es la excusa preferida, y es la más valedera, porque hay plazos hasta diciembre -es decir 120 días más, muy cortos en política- para definir aspiraciones y postulaciones. Pero, hay que ir armándose territorialmente, nutriéndose de socios, buscando los heridos que las cúpulas van dejando a lo largo del camino. En el alperovichismo, por un lado, es el tiempo de acomodarse para las encuestas, porque es la metodología de selección que eligió el gobernador para dar la bendición al posible sucesor. Todos a medirse. De acuerdo a los puntos que obtengan, por niveles de conocimiento del apellido o de aceptación -o rechazo- a su gestión, serán las ubicaciones: a gobernador tal, a vicegobernador tal, a diputado tal, a senador ... a senador sólo Alperovich. Esa parece ser la premisa por ahora. Por ahí andan los peronistas alperovichistas recorriendo el territorio y haciendo travesuras propias del movimiento, tratando de poner zancadillas al eventual contrincante. Por ejemplo, haciendo pintadas ingeniosas: tales como “Manzur diputado nacional 2015”. Todo un indicio que al vice de licencia se lo quiere sacar del medio de la candidatura a gobernador. ¿Quién? y no hay muchos para señalar dentro de la Casa de Gobierno, cuando son tan pocos los mencionados para aspirar a heredar al titular del Poder Ejecutivo.
Algunos hablan de “proyectos” para justificar sus ambiciones políticas. Es la forma de decir estoy en tal o cual parte y quiero ser tenido en cuenta a la hora del armado de la boleta oficialista. Otros también hablan de proyectos, pero con el sentido de que se viene un nuevo ciclo. Scioli, en Buenos Aires, para justificar de alguna forma que no es tan kirchnerista, pero sin poder renegar que proviene del kirchnerismo, asegura que es la continuidad con cambios. Por estos lares también hay sciolis o peronistas si se quiere de la disidencia que admiten una raíz en el kirchnerismo pero que no quieren la bendición alperovichista. La incorporación de la ex diputada nacional Stella Maris Córdoba a las huestes de Amaya es toda una señal de que el intendente -hoy por hoy- tiene más intención de pelear por fuera del PJ la gobernación de Tucumán. Aceptar a la ultrakirchnerista en sus filas es una especie de grito de guerra, un amague, sólo eso por ahora.
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Poder Ejecutivo Nacional