23 Agosto 2014
Las compras se controlarán con las huellas digitales en Venezuela
Maduro ordenó la instalación de máquinas lectoras en los supermercados y tiendas El sistema busca racionar las compras y poner fin al contrabando de distintos productos y medicinas. Se parece al que rige en Cuba, pero que va a ser abolido
CARACAS. Una venezolana compra varios paquetes de harina. reuters
CARACAS.- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ordenó la instalación de máquinas lectoras de huellas dactilares en las tiendas de alimentos, con el fin de racionar las compras de los venezolanos agobiados por una alta escasez. El Gobierno alega que la falta de productos se debe al contrabando a través de sus fronteras, especialmente con Colombia, que costaría al país un 40 % de los alimentos y medicinas necesarios para satisfacer la demanda interna.
Maduro había dicho este año que presentaría una polémica “Tarjeta de Abastecimiento Seguro” para contabilizar los comestibles que se compran en la red de distribución estatal, levantando las críticas de la oposición que la denunció como el último paso hacia la “cubanización”. La medida de establecer un “sistema biométrico”, con máquinas que registren las huellas de los compradores también en los distribuidores privados de alimentos, se presenta como una extensión del plan original.
“Debemos ir al establecimiento y asumir el sistema biométrico en todos los sistemas de distribución y comercialización, públicos y privados”, dijo Maduro, en una cadena de radio y televisión, donde juramentó a varios comandos gubernamentales para luchar contra el contrabando en estados fronterizos.
Maduro no entregó detalles de cómo funcionará el sistema de registro, ni si será establecido en todo el país o sólo en los estados fronterizos. Pero dijo que sería similar al sistema de capta huellas del registro electoral donde los venezolanos deben registrarse antes de sufragar.
“Lo comparo con el sistema electoral, porque es el mejor del mundo. El sistema de distribución, comercialización a través del sistema biométrico será un sistema perfecto. Estoy seguro”, añadió. A grandes rasgos, el objetivo es evitar que una misma persona compre grandes cantidades de alimentos para revenderlos después en el mercado negro o contrabandearlos a Colombia, donde un kilo de harina venezolana es vendido hasta seis veces más caro.
Maduro también expresó que se procederá a la confiscación inmediata de los bienes e inmuebles que se comprueben estén involucrados en el contrabando de alimentos y medicinas. Venezuela decidió cerrar desde la semana pasada y durante un mes, el tránsito a través de la frontera con Colombia durante la noche para evitar el lucrativo contrabando transfronterizo, donde se extrae la gasolina más barata del mundo y alimentos fuertemente subsidiados.
Venezuela sufre una alta inflación, atizada por un desabastecimiento de alimentos y productos básicos como jabón y desodorante, que ha puesto bajo presión la popularidad de Maduro, el heredero político del fallecido Hugo Chávez. Críticos de Maduro dicen que el sistema socialista venezolano está a punto de colapsar y que el contrabando y las largas colas para comprar comida son síntomas de una economía que debe alejarse de los controles de cambio y precios que emulan a los establecidos por su aliado, el líder cubano Fidel Castro. La libreta de racionamiento cubana, que después de medio siglo de implementación está cercana a ser abolida, es necesaria para comprar en la mayoría de los comercios cubanos.
El anuncio de la aplicación del sistema, que se usa en el país para votar en las elecciones, despertó un rechazo unánime de los partidos y dirigentes opositores, que recordaron que el año pasado Maduro repudió y calificó como una “locura” un intento de control de las compras en la región occidental de Zulia. El líder opositor, Henrique Capriles, dijo que el gobierno intenta esconder sus intenciones utilizando nombres pomposos para el mecanismo, que fue bautizado por el superintendente de Precios Justos, Eloy Méndez, como “sistema biométrico de abastecimiento en las redes de alimentación públicas y privadas”. (Reuters-DPA)
Maduro había dicho este año que presentaría una polémica “Tarjeta de Abastecimiento Seguro” para contabilizar los comestibles que se compran en la red de distribución estatal, levantando las críticas de la oposición que la denunció como el último paso hacia la “cubanización”. La medida de establecer un “sistema biométrico”, con máquinas que registren las huellas de los compradores también en los distribuidores privados de alimentos, se presenta como una extensión del plan original.
“Debemos ir al establecimiento y asumir el sistema biométrico en todos los sistemas de distribución y comercialización, públicos y privados”, dijo Maduro, en una cadena de radio y televisión, donde juramentó a varios comandos gubernamentales para luchar contra el contrabando en estados fronterizos.
Maduro no entregó detalles de cómo funcionará el sistema de registro, ni si será establecido en todo el país o sólo en los estados fronterizos. Pero dijo que sería similar al sistema de capta huellas del registro electoral donde los venezolanos deben registrarse antes de sufragar.
“Lo comparo con el sistema electoral, porque es el mejor del mundo. El sistema de distribución, comercialización a través del sistema biométrico será un sistema perfecto. Estoy seguro”, añadió. A grandes rasgos, el objetivo es evitar que una misma persona compre grandes cantidades de alimentos para revenderlos después en el mercado negro o contrabandearlos a Colombia, donde un kilo de harina venezolana es vendido hasta seis veces más caro.
Maduro también expresó que se procederá a la confiscación inmediata de los bienes e inmuebles que se comprueben estén involucrados en el contrabando de alimentos y medicinas. Venezuela decidió cerrar desde la semana pasada y durante un mes, el tránsito a través de la frontera con Colombia durante la noche para evitar el lucrativo contrabando transfronterizo, donde se extrae la gasolina más barata del mundo y alimentos fuertemente subsidiados.
Venezuela sufre una alta inflación, atizada por un desabastecimiento de alimentos y productos básicos como jabón y desodorante, que ha puesto bajo presión la popularidad de Maduro, el heredero político del fallecido Hugo Chávez. Críticos de Maduro dicen que el sistema socialista venezolano está a punto de colapsar y que el contrabando y las largas colas para comprar comida son síntomas de una economía que debe alejarse de los controles de cambio y precios que emulan a los establecidos por su aliado, el líder cubano Fidel Castro. La libreta de racionamiento cubana, que después de medio siglo de implementación está cercana a ser abolida, es necesaria para comprar en la mayoría de los comercios cubanos.
El anuncio de la aplicación del sistema, que se usa en el país para votar en las elecciones, despertó un rechazo unánime de los partidos y dirigentes opositores, que recordaron que el año pasado Maduro repudió y calificó como una “locura” un intento de control de las compras en la región occidental de Zulia. El líder opositor, Henrique Capriles, dijo que el gobierno intenta esconder sus intenciones utilizando nombres pomposos para el mecanismo, que fue bautizado por el superintendente de Precios Justos, Eloy Méndez, como “sistema biométrico de abastecimiento en las redes de alimentación públicas y privadas”. (Reuters-DPA)
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