Por Andrés Burgo
08 Septiembre 2014
CERO GRITOS. Rodríguez todavía no pudo marcar en las cinco fechas que jugó.
Atlético volverá a entrenarse esta mañana con el ojo en la mira de su próximo objetivo, el viernes por la noche ante Sarmiento en el Monumental, la fortaleza en la que el equipo de Héctor Rivoira planea su regreso a Primera: en este torneo ganó los tres partidos que jugó y lleva un invicto acumulado de nueve presentaciones. La diferencia es que, al menos esta semana, hablar de lo fuerte que está el grupo en su casa será tema de conversación en los bares y en las calles casi tanto como la flamante suplencia de Luis Rodríguez, el ídolo en horas bajas.
La imagen causó extrañeza el sábado pasado, en Parque de los Patricios, una hora antes del partido, cuando la planilla con las formaciones titulares confirmó la presencia de Rodríguez como suplente y un inédito número 16. Y aunque es cierto que “Pulguita” no había tenido un buen comienzo de torneo, Rivoira tomó una decisión con muy pocos antecedentes: la relación “Rodríguez-banco de suplentes” es tan poco habitual que hubo que consultar a los expertos en estadísticas cuándo había sucedido por última vez.
En la rapidez de los hechos, el historiador de Atlético, Silvio Nava, reconstruyó en base a su memoria que Rodríguez no era suplente desde la final por el Argentino A contra Racing de Córdoba, en 2008, o sea cuando “Pulguita” todavía no se había convertido en un tótem de Atlético. Después sería el tiempo en que Rodríguez fabricaría goles al por mayor (también en Primera), al punto que en la temporada 2012/13 fue el máximo anotador de la B Nacional, con 22 goles, mientras ninguno de sus compañeros convirtió más de cuatro. Eran épocas en que decir gol de Atlético era decir gol del crédito de Simoca.
Pero Rodríguez jugó cuatro partidos en el comienzo de este torneo (sólo había estado ausente contra Independiente Rivadavia, en Mendoza, por una molestia) y no convirtió goles.
Su sequía llega justo en el semestre en el que la AFA revolea ascensos casi para el 50% de los equipos. Contra Crucero del Norte, Unión, All Boys y Temperley, Rodríguez fue un holograma del goleador serial de las temporadas pasadas, mientras sus compañeros de ataque mostraban mayor puntería: Cristian Menéndez anotó tres goles; Diego Jara, dos; y hasta los mediocampistas como Francisco Grahl y Diego García convirtieron uno cada uno. Rivoira, entonces, tomó la decisión: dejar al capitán en el banco contra Huracán.
Después de la derrota 2-1, que le hizo perder a Atlético el invicto pero no la punta de la zona B, Rivoira explicó la suplencia de Rodríguez. “Fue un cambio táctico. Diego (Jara) venía de convertir dos goles y quería darle una chance, así que tuvo que salir ‘la Pulguita’. Acá no hay 11 titulares ni 11 suplentes, sino que todos tiramos para el mismo lado”, sostuvo el técnico, que además contó que tuvo una charla previa con el ídolo y capitán del “decano”.
“Lo hablamos antes del partido. Con la ‘Pulguita’ nos conocemos de hace mucho, y está todo más que bien. Él sabe que no está en su mejor momento, y lo entendió”, agregó. Rodríguez, con su extraño número 16, ingresó en los últimos 20 minutos contra Huracán pero no pudo torcer la derrota. Jara tampoco tuvo un buen sábado: desperdició una chance muy clara para el empate. Quién jugará el viernes ante Sarmiento será uno de los temas en la semana del puntero.
La imagen causó extrañeza el sábado pasado, en Parque de los Patricios, una hora antes del partido, cuando la planilla con las formaciones titulares confirmó la presencia de Rodríguez como suplente y un inédito número 16. Y aunque es cierto que “Pulguita” no había tenido un buen comienzo de torneo, Rivoira tomó una decisión con muy pocos antecedentes: la relación “Rodríguez-banco de suplentes” es tan poco habitual que hubo que consultar a los expertos en estadísticas cuándo había sucedido por última vez.
En la rapidez de los hechos, el historiador de Atlético, Silvio Nava, reconstruyó en base a su memoria que Rodríguez no era suplente desde la final por el Argentino A contra Racing de Córdoba, en 2008, o sea cuando “Pulguita” todavía no se había convertido en un tótem de Atlético. Después sería el tiempo en que Rodríguez fabricaría goles al por mayor (también en Primera), al punto que en la temporada 2012/13 fue el máximo anotador de la B Nacional, con 22 goles, mientras ninguno de sus compañeros convirtió más de cuatro. Eran épocas en que decir gol de Atlético era decir gol del crédito de Simoca.
Pero Rodríguez jugó cuatro partidos en el comienzo de este torneo (sólo había estado ausente contra Independiente Rivadavia, en Mendoza, por una molestia) y no convirtió goles.
Su sequía llega justo en el semestre en el que la AFA revolea ascensos casi para el 50% de los equipos. Contra Crucero del Norte, Unión, All Boys y Temperley, Rodríguez fue un holograma del goleador serial de las temporadas pasadas, mientras sus compañeros de ataque mostraban mayor puntería: Cristian Menéndez anotó tres goles; Diego Jara, dos; y hasta los mediocampistas como Francisco Grahl y Diego García convirtieron uno cada uno. Rivoira, entonces, tomó la decisión: dejar al capitán en el banco contra Huracán.
Después de la derrota 2-1, que le hizo perder a Atlético el invicto pero no la punta de la zona B, Rivoira explicó la suplencia de Rodríguez. “Fue un cambio táctico. Diego (Jara) venía de convertir dos goles y quería darle una chance, así que tuvo que salir ‘la Pulguita’. Acá no hay 11 titulares ni 11 suplentes, sino que todos tiramos para el mismo lado”, sostuvo el técnico, que además contó que tuvo una charla previa con el ídolo y capitán del “decano”.
“Lo hablamos antes del partido. Con la ‘Pulguita’ nos conocemos de hace mucho, y está todo más que bien. Él sabe que no está en su mejor momento, y lo entendió”, agregó. Rodríguez, con su extraño número 16, ingresó en los últimos 20 minutos contra Huracán pero no pudo torcer la derrota. Jara tampoco tuvo un buen sábado: desperdició una chance muy clara para el empate. Quién jugará el viernes ante Sarmiento será uno de los temas en la semana del puntero.