Cambio de hábitos para evitar las enfermedades cardiovasculares

Las políticas institucionales pueden promover acciones que tiendan a incrementar lo productividad de los empleados en las empresas.

29 Septiembre 2014
Un entorno de trabajo seguro y saludable es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un derecho humano fundamental. Por lo tanto, la promoción de la salud de los trabajadores resulta un elemento esencial de las políticas institucionales de salud en el trabajo. Con motivo del Día Mundial del Corazón (se conmemora hoy), FIC Argentina destaca que el lugar de trabajo es un espacio estratégico para incentivar la adopción de hábitos saludables que prevengan la aparición de las enfermedades cardiovasculares, que causan una de cada tres muertes en el país.

“Los factores de riesgo cardiovascular son alarmantes en Argentina. Por eso, es muy importante cuidar la salud también en los espacios laborales, donde pasamos un tercio de nuestro tiempo. Incentivar el consumo de frutas y verduras; desalentar el consumo de alimentos altos en azúcares, sal y grasas; garantizar un ámbito de trabajo 100% libre de humo de tabaco y facilitar espacios para la práctica de actividad física, son algunas de las políticas institucionales que contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas y a reducir los riesgos para el corazón. Para ello es necesario contar con el compromiso de los empleadores para garantizar y promover mejores condiciones de seguridad y salud laboral”, sostiene Mariela Alderete, vicedirectora de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina.

Además de favorecer la adopción de hábitos saludables entre los trabajadores, las instituciones que fomentan programas de promoción de la salud en el trabajo obtienen otros beneficios como una mejora en los indicadores de productividad y un descenso en los gastos por enfermedad y los relacionados con el ausentismo. Según la red europea de promoción de salud en el trabajo, cada euro invertido en programas de promoción de la salud, genera un retorno de la inversión de entre 2,5 y 4,8 euros en ausentismo y de entre 2,3 y 5,9 euros en costos por enfermedad. Por su parte, los costos sanitarios se reducen hasta un 26%, según el estudio.

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