17 Diciembre 2014
HORROR. Ernesto González es auxiliado por jugadores y allegados del futsal. la gaceta en whatsapp
Otra vez la violencia, la maldita violencia. Ahora la sufre el futsal, que por primera vez en su historia fue víctima de los salvajes. Ernesto González, veedor de la Liga de la especialidad, fue sometido a una neurocirugía por los golpes que recibió en la cabeza durante una agresión.
El lunes por la noche, en el gimnasio de Central Norte, se enfrentaban Ramírez de Velasco con Barrio Modelo, en un duelo picante del ascenso. Cuando faltaba un minuto para que finalizara el encuentro, se desató la locura.
El técnico y los jugadores de Ramírez, disconformes con un fallo, agredieron al árbitro Brian Segovia primero y a su colaborador Rubén Jerez. Los jueces lograron escapar porque los integrantes del equipo de Barrio Modelo formaron un escudo humano y los sacaron del lugar. El que se quedó a enfrentar a los violentos -además del equipo completo había unos 40 seguidores- fue Ernesto González, veedor del encuentro.
“Cuando volvimos al gimnasio, lo vimos tirado en el suelo, pálido y casi desmayado”, explicó Segovia. “Varias personas me contaron que González recibió un golpe que lo tiró al suelo. Y cuando estaba tirado, le patearon todo el cuerpo y la cabeza”, agregó Facundo Nanterne Giacchino, uno de los referentes del futsal de la provincia.
Operado
El veedor fue trasladado al hospital Padilla donde ayer le hicieron una neurocirugía para extraerle un coágulo que se le había formado por los golpes recibidos.
Los árbitros y dirigentes de futsal hicieron la denuncia policial por la agresión y por robo. “Después de atender a Ernesto, nos dimos cuenta de que nos habían robado nuestras pertenencias y la de unos 12 jugadores”, comentó Segovia.
El ambiente del futsal quedó conmocionado por el lamentable episodio. “Nunca antes había ocurrido algo así. Estamos todos apenados y preocupados por lo que ocurrió en Central Norte”, comentó Nanterne Giacchino.
El dirigente, que además es árbitro de la Liga Tucumana de Fútbol, aseguró que en el encuentro no había policías. “No es la esencia de este deporte. Justamente, si algo se diferenciaba esta disciplina al del fútbol así es que es un ambiente familiar donde la violencia no tenía lugar. Pero eso era antes y esperamos que los violentos reciban un merecido castigo para que esto no vuelva a repetirse nunca más”, concluyó Nanterne Giacchino.
El lunes por la noche, en el gimnasio de Central Norte, se enfrentaban Ramírez de Velasco con Barrio Modelo, en un duelo picante del ascenso. Cuando faltaba un minuto para que finalizara el encuentro, se desató la locura.
El técnico y los jugadores de Ramírez, disconformes con un fallo, agredieron al árbitro Brian Segovia primero y a su colaborador Rubén Jerez. Los jueces lograron escapar porque los integrantes del equipo de Barrio Modelo formaron un escudo humano y los sacaron del lugar. El que se quedó a enfrentar a los violentos -además del equipo completo había unos 40 seguidores- fue Ernesto González, veedor del encuentro.
“Cuando volvimos al gimnasio, lo vimos tirado en el suelo, pálido y casi desmayado”, explicó Segovia. “Varias personas me contaron que González recibió un golpe que lo tiró al suelo. Y cuando estaba tirado, le patearon todo el cuerpo y la cabeza”, agregó Facundo Nanterne Giacchino, uno de los referentes del futsal de la provincia.
Operado
El veedor fue trasladado al hospital Padilla donde ayer le hicieron una neurocirugía para extraerle un coágulo que se le había formado por los golpes recibidos.
Los árbitros y dirigentes de futsal hicieron la denuncia policial por la agresión y por robo. “Después de atender a Ernesto, nos dimos cuenta de que nos habían robado nuestras pertenencias y la de unos 12 jugadores”, comentó Segovia.
El ambiente del futsal quedó conmocionado por el lamentable episodio. “Nunca antes había ocurrido algo así. Estamos todos apenados y preocupados por lo que ocurrió en Central Norte”, comentó Nanterne Giacchino.
El dirigente, que además es árbitro de la Liga Tucumana de Fútbol, aseguró que en el encuentro no había policías. “No es la esencia de este deporte. Justamente, si algo se diferenciaba esta disciplina al del fútbol así es que es un ambiente familiar donde la violencia no tenía lugar. Pero eso era antes y esperamos que los violentos reciban un merecido castigo para que esto no vuelva a repetirse nunca más”, concluyó Nanterne Giacchino.
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