24 Diciembre 2014
DESOLADOS. Los jugadores de Atlético dejaron escapar una chance histórica de volver a Primera. En Mendoza, el equipo fue goleado por Huracán. Un final inesperado. foto de marcelo ruiz (archivo)
Jura hablar desde el lugar del hincha, no del dirigente. Atlético todavía sufre por la herida causada por el fallido ascenso a Primera, por el 1-4 con Huracán en el desempate en Mendoza y por haber dejado escapar la Grande de Navidad cuando, aparentemente, tenía el boleto ganador. “Es innegable que lo que pasó fue un fracaso”, lo firma Ángel Zamoratte, (foto derecha) uno de los directivos a los que la gente le “pegó” después de que el castillo de cristal se derrumbó.
“Cuando la gente me habla en la calle y me reclama, agacho la cabeza. Me siento mal, en falta. Y como dirigente asumo la responsabilidad. Me hago cargo de algo en lo que no estuve involucrado pero que sí apoyé”, en ese breve monólogo Zamoratte, que volverá a ser parte de la subcomisión de fútbol, aclara que no fue parte viva de la elección del último técnico, ni de los jugadores que pidió como refuerzos Héctor Rivoira.
“El error y el principio de la caída fue haberle dado cuatro fechas más de lo que debimos a Rivoira. Particularmente, pienso, debería haberse ido antes, pero cuando se decidió pedirle la renuncia ya era tarde y no me pareció correcto. Héctor debió seguir, hacerse cargo de la situación. Estuve en contra de eso”, dice y revela una cuestión. “Lo endiosaron tanto en el aniversario del club que no se lo podía echar 15 días después”, reconoce y toca otro tema que deja picando la pelota.
“El futbolista, generalmente, es un bien pasajero. Si le va mal, cambia de aire y busca nuevo club. El directivo, en cambio, trabaja siempre. Se levanta y se acuesta pensando en ganar. Los ascensos a la B Nacional y a Primera fueron de los jugadores y no de los directivos que trabajamos para cumplir ese objetivo. Cuando las cosas salen mal, los dirigentes seremos los culpables de todo”, reclama y continúa... “Nosotros cargamos con el muerto de no haber podido llevar a Atlético a Primera. Es verdad. Es nuestro. Aunque considero que las culpas son repartidas entre nosotros, los jugadores y el cuerpo técnico. Algo falló, porque después de que en las primeras fechas estos tipos parecían sacados de Bayern Munich se cayeron. ¿Qué pasó?”, deja el interrogante en el aire y trata de mirar hacia el futuro sin olvidarse del pasado.
“Vivimos en un mundo de exitistas. Todos queremos ganar, queremos ver a nuestro equipo logrando metas. Y para eso debemos enfocarnos ahora. Sabemos que será difícil lo que se avecina, pero no podemos seguir pensando en lo que dejamos pasar. El hincha de Atlético no merece haber pasado por esta situación”, lamenta Zamoratte, que desde su nueva función, junto a otros comensales, confía en recomponer la relación con los hinchas de Atlético y apuntalar a este nuevo equipo para que el ascenso a Primera deje de ser un deseo.
“Cuando la gente me habla en la calle y me reclama, agacho la cabeza. Me siento mal, en falta. Y como dirigente asumo la responsabilidad. Me hago cargo de algo en lo que no estuve involucrado pero que sí apoyé”, en ese breve monólogo Zamoratte, que volverá a ser parte de la subcomisión de fútbol, aclara que no fue parte viva de la elección del último técnico, ni de los jugadores que pidió como refuerzos Héctor Rivoira.
“El error y el principio de la caída fue haberle dado cuatro fechas más de lo que debimos a Rivoira. Particularmente, pienso, debería haberse ido antes, pero cuando se decidió pedirle la renuncia ya era tarde y no me pareció correcto. Héctor debió seguir, hacerse cargo de la situación. Estuve en contra de eso”, dice y revela una cuestión. “Lo endiosaron tanto en el aniversario del club que no se lo podía echar 15 días después”, reconoce y toca otro tema que deja picando la pelota.
“El futbolista, generalmente, es un bien pasajero. Si le va mal, cambia de aire y busca nuevo club. El directivo, en cambio, trabaja siempre. Se levanta y se acuesta pensando en ganar. Los ascensos a la B Nacional y a Primera fueron de los jugadores y no de los directivos que trabajamos para cumplir ese objetivo. Cuando las cosas salen mal, los dirigentes seremos los culpables de todo”, reclama y continúa... “Nosotros cargamos con el muerto de no haber podido llevar a Atlético a Primera. Es verdad. Es nuestro. Aunque considero que las culpas son repartidas entre nosotros, los jugadores y el cuerpo técnico. Algo falló, porque después de que en las primeras fechas estos tipos parecían sacados de Bayern Munich se cayeron. ¿Qué pasó?”, deja el interrogante en el aire y trata de mirar hacia el futuro sin olvidarse del pasado.
“Vivimos en un mundo de exitistas. Todos queremos ganar, queremos ver a nuestro equipo logrando metas. Y para eso debemos enfocarnos ahora. Sabemos que será difícil lo que se avecina, pero no podemos seguir pensando en lo que dejamos pasar. El hincha de Atlético no merece haber pasado por esta situación”, lamenta Zamoratte, que desde su nueva función, junto a otros comensales, confía en recomponer la relación con los hinchas de Atlético y apuntalar a este nuevo equipo para que el ascenso a Primera deje de ser un deseo.