Agostina Costilla: “siento que siempre debo dar explicaciones”

La joven cuenta cómo se proyectó desde Facebook y cómo afronta las críticas, muchas veces descarnadas e hirientes

CAUTA. “Se habla de mí, pero no soy la chica del momento”, dice Agostina. la gaceta / fotos de diego aráoz CAUTA. “Se habla de mí, pero no soy la chica del momento”, dice Agostina. la gaceta / fotos de diego aráoz

1. Definiciones (propias y ajenas)

“El tucumano es así”, dictamina Agostina Costilla, y enseguida estira dos dedos de cada mano con los que forma un cuadrado. La geometría le sirve para describir su visión de la mentalidad autóctona, y la joven -modelo, estudiante de Periodismo, boom de las redes sociales- dice tener razones contundentes para respaldar esa calificación. “El molde tucumano es el de la chica que se casa jovencita, que quiere casarse incluso antes de recibirse. Buscan ser unas ‘Susanitas’ y vivir con una persona que las mantenga. Yo le mando un beso a la gente que lo único que quiere es casarse y tener hijos, pero eso no es lo único en la vida. Hay que preguntarse qué quiere uno, cuáles son sus sueños. Hay que progresar y cultivarse”.

- ¿Vos creés que rompiste ese molde?

- ¡Síii!

Agostina vuelve a usar los dedos para acompañar su argumento: “yo soy muy rebelde (levanta el pulgar), muy loca (el índice) y muy testaruda (el mayor). Tengo una personalidad muy fuerte como para estar sometida a alguien que me diga qué hacer. No podría estar a lo Wanda Nara, encerrada en una casa esperando que vuelva mi marido para cebarle unos mates”. Costilla apoya las manos sobre los muslos desnudos debajo de un short de jean. Sonríe, satisfecha con lo que acaba de decir.

2. A lo Kim

¿Cómo se gesta una mediática? En el caso de Costilla, por resistencia a las imposiciones. Este es su relato: “hace tres años me entrevisté con (el representante de modelos) Leandro Rud, que me dijo que era imposible que me diera trabajo si no vivía en Buenos Aires. Pensé que no, que esa no podía ser la única forma, y que podría proyectarme desde las redes sociales. Entonces comencé a subir a Facebook producciones de fotos que luego la gente comentaba”.

No sé sabe si Rud revisó alguna vez el Facebook de Agostina, pero sí lo hicieron -y lo hacen a diario- miles de tucumanos (tiene más de 50.000 seguidores y, según cuenta, sólo este año ha recibido dos ofertas de compra de la página). En su perfil, la joven -que prefiere no revelar su edad- recibe y escribe mensajes de distinta índole, casi todos acompañados por fotos en las que muestra piel, curvas y consciente extroversión. “Me divierto mostrando, es un hobby”, admite. Luego agregará que hay un límite (“un desnudo con las piernas abiertas no haría”) y también una concesión (“sí me gustaría posar de atrás, como Kim Kardashian”). La carcajada que larga mezcla idénticas cantidades de pudor y picardía.

3. Lo que sí y lo que no

¿Qué es lo que más le gusta a Agostina de su popularidad? “Ir a algunos lugares y tener todo gratis -contesta ella-. Me regalan spa, ropa, peluquería... cosas que a las mujeres nos cuesta plata. Y cuando salgo a bailar no es que me saludan como a una famosa, pero sí me miran y saben quién soy. Saben que soy la de las fotos en Facebook”.

¿Qué es lo que no le gusta? Los insultos y las críticas constantes, a veces exacerbadas. “Hace unos meses me compré una remera con la estampa de la bandera del Reino Unido. Tooodas las chicas la usan y nadie les dice nada. Pero yo subo una foto usándola y me llaman agrupaciones de veteranos de Malvinas de Córdoba y Tierra del Fuego para cuestionarme. ¡Fue un escándalo! Y también me escriben grupos de feministas que me tildan de machista porque dicen que veo mi cuerpo como un pedazo de carne. Si realmente defienden a la mujer, ¿por qué taparse? ¿Hay algo más machista que una mujer que no puede hacer lo que quiere?”.

- ¿Sentís que siempre tenés que dar explicaciones?

- ¡Sí!

- ¿Cuándo empezó eso?

- Desde que me nombran en todas partes y algunas de las cosas que dicen me dan vergüenza.

4. Fórmula de la superación

Uno de esos episodios vergonzosos a los que se refiere Costilla ocurrió hace dos meses, cuando las capturas de un chat -que ella asegura adulterado- la involucraron en una red de prostitución vip. “Si tuviera esa plata, estaría tirada en Ibiza”, ironiza hoy, aunque luego recordará que el rumor y sus repercusiones la afectaron bastante. “Al principio me reía, pero no fue nada agradable cuando mi papá se enteró. Estuve muy triste. Después de eso me hicieron un montón de propuestas que te morís si te las cuento. Me habló gente conocida de aquí y de todos lados. Antes también me preguntaban, pero ahora más. Son personas que se creyeron los rumores y entonces creen que pueden llevarte a París. Yo voy a ir a París de mochilera si quiero, pero no con un pesado. No nací para eso”.



Todo lo que de lamentable tiene la popularidad le ha ayudado a Agostina a elaborar una fórmula de superación, una especie de escudo protector ante los momentos duros. “Hay un montón de situaciones feas que sí o sí van a estar en tu vida. Yo no puedo fijarme en las agresiones o en los insultos porque ya transité por momentos difíciles. Lo peor que me pudo pasar no es que me digan prostituta, sino el cáncer que mató a mi mamá, por ejemplo. Quienes quieran creer lo malo, listo, lo creerán. Pero tienen que saber que lo primero que se escucha de una persona no siempre es la verdad”.

El cuestionario finaliza y Agostina da un saltito en la silla: “¿ya está? ¡Qué divertido! Es la primera vez que me dejan hablar”. Pide entonces que le retoquen el maquillaje para comenzar con la sesión de fotos. Del otro lado, una cámara -su leal aliada- le reclama atención.

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