Cano, entre tres dudas y una certeza

José Cano tiene la certeza de que su candidatura a gobernador por la oposición es indiscutida. Pero, a la vez, convive con la incertidumbre de no saber quién es el indicado para acompañarlo. Y no se trata de un detalle menor para un dirigente que aún está a 120.000 votos de distancia de la Gobernación, según el último dato electoral.

A su descanso en las playas del sur brasileño el radical se fue con la sensación de que cada vez es más factible lograr una convivencia entre el macrismo y el massismo tucumano. En las últimas semanas, Cano apuró las conversaciones con algunos operadores nacionales del PRO, entusiasmado por una encuesta del espacio que lidera Mauricio Macri en la que le aseguran que una fórmula con ellos le redituará más que contar con un vicegobernador peronista. El diputado, por estas horas, mastica esa información y analiza las alternativas que se le presentan. Es consciente de que buena parte de su éxito o su fracaso dependerá de esa primera decisión que tome.

En Tucumán, tanto el massismo como el macrismo siguen huérfanos. A siete meses de las elecciones provinciales, no contar con un candidato natural a la gobernación equivale a un suicidio político. Por eso apelan a colgarse de la figura de Cano. Por su cuenta, los enviados de Macri y de Sergio Massa buscan seducir al único referente local ya instalado como opositor al alperovichismo. Le piden al tucumano el apoyo y el trabajo territorial para una eventual segunda vuelta presidencial (suponen que uno de los dos enfrentará a Daniel Scioli en el balotaje), acoples legislativos para sus referentes locales, negocian la vicegobernación, alguno que otro municipio y sondean en el horizonte de las bancas en el Congreso nacional.

A Cano no le desagrada la idea de contar con ambos espacios a sus espaldas. Es lógico, sabe que cuanto más amplia sea la base, aún más alta podrá ser la punta de su pirámide electoral. El macrismo arroja la hipótesis de una fórmula Cano-Manuel Avellaneda, y al radical ese binomio lo tienta tanto como la primera opción que le arrojó el massismo, con el ex senador José Carbonell como escudero. ¿Podrán compartir cartel por debajo suyo las huestes de Macri y de Massa? Los que llevan el sello del PRO son los más reacios a aparecer junto a los peronistas disidentes de entrecasa, pero Cano entiende que el “paladar exquisito” de los macristas no durará mucho tiempo más y que finalmente aceptarán integrarse en un mismo frente por miedo a perder la única banca legislativa provincial que ostentan. En cambio, los que se identifican bajo el nombre del Frente Renovador en esta provincia no ponen reparos si es que deben hacerles un lugar a sus pares del Gobierno porteño. Ellos confían en la palabra del radical de que su compañero de fórmula será fruto de un acuerdo con el tigrense. Cano y Massa compartieron una cena hace 10 días en Capital Federal y volverán a verse cuando el ex jefe de Gabinete de Cristina Fernández visite Tucumán, en la segunda quincena de febrero. La intención es que ambos participen de un acto el 20 de ese mes en el club Villa Luján junto al legislador Gerónimo Vargas Aignasse, quien busca hacerse de la candidatura a intendente de la Capital por el Acuerdo Cívico y Social. El nombre del alfil que mueva Cano en San Miguel de Tucumán será tan determinante para su futuro como la definición de su compañero de fórmula.

El tercero en discordia es el legislador Ricardo Bussi. Desde las elecciones nacionales de 2013 hay ruido acerca de un posible acercamiento entre ambos. El lunes, cuando el hijo del fallecido represor chicaneó con los “plantones” que le propinó el radical a través de LA GACETA, se refería precisamente a esos amagues. Es cierto que en más de una ocasión Bussi y Cano habían acordado encontrarse y que tales reuniones se cancelaron a última hora por el temor del diputado al impacto que la difusión de esos encuentros pudieran tener. El precandidato a gobernador es consciente de que aparecer junto al apellido Bussi puede alejarlo de varios de los aliados que hoy tiene. Por eso duda.

Los movimientos de Cano dan cuenta de una persona que está dispuesta a hacer lo necesario para llegar al poder, sin importar el tenor del menjunje que deba experimentar. Lo que ocurra después, en caso de ganar, pasa ser secundario en este momento.

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