¿Hasta dónde puede la Justicia prescindir del auxilio de la Policía en la investigación de los delitos? Hoy, con la finalización de la feria judicial, comenzará a responderse la pregunta, luego de que el ministro Fiscal Edmundo Jiménez anunciara en diciembre la creación de un cuerpo de investigadores que dependa directamente de su órbita. Mientras tanto, la Dirección General de Investigaciones Criminales y Delitos Complejos (actual denominación de la vieja Brigada) busca profesionalizar cada vez más sus áreas, y diagrama expanderse a toda la provincia.

La Policía cumple, primordialmente, dos funciones. Por un lado “tiene a su cargo el mantenimiento del orden público, la seguridad general y la paz social”, según lo define la ley 3.656 en su artículo 1°. Esa función se realiza bajo la supervisión del Poder Ejecutivo. Pero por otro lado, la Policía es uno de los auxiliares de la Justicia. Y esta tarea la lleva adelante, entre otras, a través de las divisiones investigativas. La confianza de los fiscales en esas dependencias (agrupadas en la Dirección General de Investigaciones) se había visto minada por las reiteradas causas judiciales en contra de policías que integraban estas áreas. Pedidos de coima, abusos, apremios ilegales y las salidas de presos para que robaran formaron parte de las carátulas de los expedientes penales. Desde hace poco más de un año, la Policía trata de recomponer esa relación con la Justicia.

La decisión de Jiménez de avanzar con la creación de una unidad de investigación propia de los fiscales respondió al reclamo que algunos de los representantes del Ministerio Público le hicieron llegar a poco de asumir. Es que en algunas causas en los que había sospechas de una posible intervención de policías en delitos, tuvieron que recurrir a fuerzas nacionales. Es el caso de la investigación del crimen de Paulina Lebbos, donde el fiscal Diego López Ávila trabaja con especialistas de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y de Gendarmería Nacional. Esta última, además, es cada vez más requerida para la desgrabación de escuchas telefónicas. Otras causas se trabajaron con expertos informáticos de la Policía Federal. El primer paso para crear la unidad de investigaciones fiscal fue la ley que le dio atribuciones de superintendencia al Ministro Fiscal. El Cuerpo Médico Forense pasó a depender de Jiménez, y este año comenzarán a realizarse allí los cotejos de ADN. Actualmente, las muestras son remitidas al Colegio de Bioquímicos y Farmacéuticos de la Capital Federal por un convenio firmado por la Corte Suprema, y los resultados demoran, como mínimo, tres semanas. Pero hay otras tareas que realizan los especialistas de la Policía, y que parece difícil que en el corto plazo la Justicia prescinda de ellos. El área de Criminalística, que realiza relevamientos en los accidentes de tránsito, o los peritos balísticos de la Policía, entre otros, son los únicos en la provincia formados para esa tarea.

En la Policía, en tanto, creen que no podrán prescindir de ellos. Porque además de las pericias científicas, hay otras áreas de investigación que no son técnicas, como las secciones Delitos Contra la Propiedad (ex robos y hurtos), Homicidios, Delitos contra las Personas o Trata de Personas. Entre los planes de modificación de la actual estructura de la fuerza se encuentra la creación de una dirección provincial de investigaciones con tres direcciones que trabajen directamente con cada centro judicial (Capital, Monteros y Concepción). Es decir que se replicaría el esquema de la actual Dirección de Investigaciones Criminales y Delitos Complejos en Monteros y en Concepción, y desaparecerían las Brigadas de Investigaciones de las regionales Norte, Sur, Este y Oeste. Las divisiones especiales (Homicidios, Delitos contra la Propiedad, Trata de Personas), tendrían así su versión Monteros y Concepción. La supresión de las Brigadas de Investigaciones del interior sería una continuidad de la desintegración que ya hubo de las áreas investigativas de la capital, cuyos integrantes hacían el trabajo pesado de meterse en barrios “calientes”. “Desde que no estamos, hay tiros todos los días en ‘La Bombilla’ y en ‘El Sifón’”, contó uno de los ex integrantes de la desaparecida área investigativa de la seccional 6ª. El tiempo dirá si estas propuestas sirvieron para mejorar, o si sólo fueron un maquillaje más que sumará al descreimiento de la sociedad en las instituciones.

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