07 Febrero 2015
EL HOMBRE SOBRE LA ALFOMBRA ROJA. Desde hace 11 años, Axel Kuschevatzky conduce la previa de los Oscar por TNT. nacionalrock.com
Una película es mucho más que luz, cámara, acción. Para que actores y directores se lleven los aplausos, atrás hay un equipo de producción que debe garantizar que todo lo necesario para lograr el éxito esté disponible, desde un guión sólido hasta técnicos eficientes, pasando por una promoción publicitaria adecuada.
La cara de algunos productores sólo se conoce excepcionalmente, al subir al escenario a recibir algún premio. Una de esas posibilidades se dará hoy, cuando se anuncien los ganadores de los premios Goya en Madrid. “Relatos salvajes” tiene nueve postulaciones: mejor película española (el 30% del dinero fue aportado por los hermanos Agustín y Pedro Almodóvar, y el resto por la productora argentina Kramer & Sigman Films), mejor película iberoamericana, mejor director (Damián Szifron), mejor actor (Ricardo Darín), mejor guión original (Szifron), mejor música original (Gustavo Santaolalla) y en los rubros técnicos de mejores montaje, dirección de producción y maquillaje y peinado.
En ese andamiaje detrás de escena se maneja con extraordinaria eficiencia el argentino Axel Kuschevatzky, productor asociado de “Relatos...” y de la mayoría de los filmes más reconocidos de los últimos años, como el ganador del Oscar en 2010 a la mejor película de habla no inglesa, “El secreto de tus ojos” (misma categoría a la que compite este año el filme de Szifron).
Kuschevatzky atiende el llamado de LA GACETA en Madrid, y se apura en aclarar que está por trabajo, aunque se quedará a la ceremonia de hoy. Está involucrado en una veintena de proyectos para este año, en distinto estado de ejecución y en varios países, por lo que el jefe de desarrollo y producción de cine de Telefe admite: “duermo en el avión”.
“No quiero entrar en el cliché de ‘me siento muy honrado...’, pero me pasa eso al ser parte de ‘Relatos...’ y al ver su recepción en todos lados. Recibo mucho cariño y me encantaría que gane algún Goya, por lo pronto a la película latinoamericana. No hay que ser especulativo sino tener mucha filosofía alrededor de un filme que sólo nos dio alegrías desde su estreno y que supera todas nuestras expectativas”, afirma.
- ¿Qué posibilidades hay de lograr el Oscar?
- No existe la favorita de nadie, “El secreto...” no era la favorita, y ganó, la Academia (de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de EEUU) tiene 3.300 socios y nadie sabe qué piensan ni cómo votan. La mayor parte de los que opinan no son miembros de la Academia, y los premios previos son dados por gente que no es de la industria. Hay cosas que uno no controla, lo importante es que “Relatos...” está buenísima y me gusta gane, pierda o empate y va a seguir gustándome pase lo que pase. Damián es un genio y logró una película muy diferente del resto de las nominadas, pero no hay malos filmes en la categoría.
- Si ganan, ¿subís a recibirlo?
- No, ni siquiera entro por la escasez de entradas y porque lo lógico es que estén los productores principales para la entrega, como los Almodóvar y Hugo Sigman, quien asumió el mayor riesgo y creyó desde el principio. Mi fantasía es que gane, no subir. Aparte, voy a estar trabajando: es la onceava edición de los Oscar que voy a tener el privilegio de transmitir desde la alfombra roja para TNT, y voy a estar junto a mi familia, que la llevo a la ceremonia.
- Es de las que pagarías la entrada para verla como público...
- Con todas las que estoy metido me pasa eso, todas me seducen como espectador, aunque no todas me gusten igual. Lo digo de otra forma: en todas encuentro cine, aunque sean muy diferentes entre sí y vayan en distintas direcciones. Es el sueño de cualquiera que ama esta profesión.
- Trabajaste con Armando Bo (nieto) y con Nicolás Giacobone en “El último Elvis”, y pueden ganar el Oscar al guión original por “Birdman”. ¿Qué opinás de ellos?
- Son de un gran talento, somos amigos y vecinos con Armandito. “El gran Elvis” fue un peliculón y verlos crecer es una gran satisfacción. Me súper emociona que puedan ganar el Oscar, porque tienen un brillo sin igual.
- ¿Hay nuevos proyectos con “El deseo”, la productora de los Almodóvar?
- Claro que sí, como “El clan” de Pablo Trapero, la película sobre los Puccio con la que repetimos el equipo de producción de “Relatos...”, y que tiene gran solidez y potencia. Pero no tenemos una sola gran apuesta: por ejemplo, tenemos una película de una escala gigantesca como es “Redención”, que dirige Alejandro Amenábar con Emma Watson y Ethan Hawke, con coproducción de Telefónica Studios, y una de animación como “Atrapa la bandera”, con distribución mundial. Hay proyectos de los que somos parte desde el comienzo y otros que te llegan casi listos, no hay una sola regla. Lo que separa una gran película de una mala, a veces es una línea muy delgada.
- ¿Trabajan con análisis de mercado para decidir qué filmar?
- Nunca para generar proyectos. Las propuestas que filmamos no nacen del marketing, sino que, una vez que está lo artístico, pensamos cómo llegar al público potencial de esa película y entonces nos preguntamos quién está del otro lado. El mercadeo no interviene en el proceso creativo, en el que se cuenta lo que se quiere contar. No es que como al público adulto le gustan los filmes eróticos y a los chicos los Teletubbies, hacés un Teletubbie erótico. Sería un pensamiento lineal y ridículo.
- ¿Hay un perfil de hacia donde está yendo el cine argentino?
- No hay una línea, es muy disperso todo. Se hacen más de 120 películas por año, hay de todo, de documentales a fantasía animada. No nos damos cuenta cuán superior es el cine argentino de cualquier otro país latinoamericano. Se nota mucho cuando uno habla con extranjeros que te elogian lo que se está haciendo. Yo siempre les respondo que no ven todo y ellos me retrucan que yo tampoco veo lo que se hace en Brasil. Se exporta muy poco de la producción dentro de la región.
- ¿A qué se debe esa asimetría?
- Hay una cuestión evolutiva, en muchos países hay leyes de fomento al cine que son nuevas, como en Colombia, México, Chile o Brasil. La legislación argentina para el cine comenzó en 1995 y generó un entrenamiento a la hora de narrar que es notable al compararlas con otras filmografías. Además, la Argentina y Uruguay son los dos países de la región con mayor tradición cinéfila, mucho mayor que en el resto de América Latina. Una película de Woody Allen se estrena acá en todos lados y está en los top ten, pero en EEUU se la muestra en diez ciudades, en una sala en cada una y pará de contar.
- ¿Cómo inciden las escuelas de cine en este escenario?
- Hay un volumen de egresados en la Argentina que, a veces, es desmesuradamente grande y no sé si habrá salida laboral para todos. Nosotros apostamos a descentralizar la producción, e hicimos películas tanto en Ushuaia como en Misiones y en Rosario, donde casi no se filma. Siempre hay una justificación artística para decidir dónde filmar porque, lamentablemente, no hay muchas políticas en las provincias para fomentar rodajes.
La cara de algunos productores sólo se conoce excepcionalmente, al subir al escenario a recibir algún premio. Una de esas posibilidades se dará hoy, cuando se anuncien los ganadores de los premios Goya en Madrid. “Relatos salvajes” tiene nueve postulaciones: mejor película española (el 30% del dinero fue aportado por los hermanos Agustín y Pedro Almodóvar, y el resto por la productora argentina Kramer & Sigman Films), mejor película iberoamericana, mejor director (Damián Szifron), mejor actor (Ricardo Darín), mejor guión original (Szifron), mejor música original (Gustavo Santaolalla) y en los rubros técnicos de mejores montaje, dirección de producción y maquillaje y peinado.
En ese andamiaje detrás de escena se maneja con extraordinaria eficiencia el argentino Axel Kuschevatzky, productor asociado de “Relatos...” y de la mayoría de los filmes más reconocidos de los últimos años, como el ganador del Oscar en 2010 a la mejor película de habla no inglesa, “El secreto de tus ojos” (misma categoría a la que compite este año el filme de Szifron).
Kuschevatzky atiende el llamado de LA GACETA en Madrid, y se apura en aclarar que está por trabajo, aunque se quedará a la ceremonia de hoy. Está involucrado en una veintena de proyectos para este año, en distinto estado de ejecución y en varios países, por lo que el jefe de desarrollo y producción de cine de Telefe admite: “duermo en el avión”.
“No quiero entrar en el cliché de ‘me siento muy honrado...’, pero me pasa eso al ser parte de ‘Relatos...’ y al ver su recepción en todos lados. Recibo mucho cariño y me encantaría que gane algún Goya, por lo pronto a la película latinoamericana. No hay que ser especulativo sino tener mucha filosofía alrededor de un filme que sólo nos dio alegrías desde su estreno y que supera todas nuestras expectativas”, afirma.
- ¿Qué posibilidades hay de lograr el Oscar?
- No existe la favorita de nadie, “El secreto...” no era la favorita, y ganó, la Academia (de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de EEUU) tiene 3.300 socios y nadie sabe qué piensan ni cómo votan. La mayor parte de los que opinan no son miembros de la Academia, y los premios previos son dados por gente que no es de la industria. Hay cosas que uno no controla, lo importante es que “Relatos...” está buenísima y me gusta gane, pierda o empate y va a seguir gustándome pase lo que pase. Damián es un genio y logró una película muy diferente del resto de las nominadas, pero no hay malos filmes en la categoría.
- Si ganan, ¿subís a recibirlo?
- No, ni siquiera entro por la escasez de entradas y porque lo lógico es que estén los productores principales para la entrega, como los Almodóvar y Hugo Sigman, quien asumió el mayor riesgo y creyó desde el principio. Mi fantasía es que gane, no subir. Aparte, voy a estar trabajando: es la onceava edición de los Oscar que voy a tener el privilegio de transmitir desde la alfombra roja para TNT, y voy a estar junto a mi familia, que la llevo a la ceremonia.
- Es de las que pagarías la entrada para verla como público...
- Con todas las que estoy metido me pasa eso, todas me seducen como espectador, aunque no todas me gusten igual. Lo digo de otra forma: en todas encuentro cine, aunque sean muy diferentes entre sí y vayan en distintas direcciones. Es el sueño de cualquiera que ama esta profesión.
- Trabajaste con Armando Bo (nieto) y con Nicolás Giacobone en “El último Elvis”, y pueden ganar el Oscar al guión original por “Birdman”. ¿Qué opinás de ellos?
- Son de un gran talento, somos amigos y vecinos con Armandito. “El gran Elvis” fue un peliculón y verlos crecer es una gran satisfacción. Me súper emociona que puedan ganar el Oscar, porque tienen un brillo sin igual.
- ¿Hay nuevos proyectos con “El deseo”, la productora de los Almodóvar?
- Claro que sí, como “El clan” de Pablo Trapero, la película sobre los Puccio con la que repetimos el equipo de producción de “Relatos...”, y que tiene gran solidez y potencia. Pero no tenemos una sola gran apuesta: por ejemplo, tenemos una película de una escala gigantesca como es “Redención”, que dirige Alejandro Amenábar con Emma Watson y Ethan Hawke, con coproducción de Telefónica Studios, y una de animación como “Atrapa la bandera”, con distribución mundial. Hay proyectos de los que somos parte desde el comienzo y otros que te llegan casi listos, no hay una sola regla. Lo que separa una gran película de una mala, a veces es una línea muy delgada.
- ¿Trabajan con análisis de mercado para decidir qué filmar?
- Nunca para generar proyectos. Las propuestas que filmamos no nacen del marketing, sino que, una vez que está lo artístico, pensamos cómo llegar al público potencial de esa película y entonces nos preguntamos quién está del otro lado. El mercadeo no interviene en el proceso creativo, en el que se cuenta lo que se quiere contar. No es que como al público adulto le gustan los filmes eróticos y a los chicos los Teletubbies, hacés un Teletubbie erótico. Sería un pensamiento lineal y ridículo.
- ¿Hay un perfil de hacia donde está yendo el cine argentino?
- No hay una línea, es muy disperso todo. Se hacen más de 120 películas por año, hay de todo, de documentales a fantasía animada. No nos damos cuenta cuán superior es el cine argentino de cualquier otro país latinoamericano. Se nota mucho cuando uno habla con extranjeros que te elogian lo que se está haciendo. Yo siempre les respondo que no ven todo y ellos me retrucan que yo tampoco veo lo que se hace en Brasil. Se exporta muy poco de la producción dentro de la región.
- ¿A qué se debe esa asimetría?
- Hay una cuestión evolutiva, en muchos países hay leyes de fomento al cine que son nuevas, como en Colombia, México, Chile o Brasil. La legislación argentina para el cine comenzó en 1995 y generó un entrenamiento a la hora de narrar que es notable al compararlas con otras filmografías. Además, la Argentina y Uruguay son los dos países de la región con mayor tradición cinéfila, mucho mayor que en el resto de América Latina. Una película de Woody Allen se estrena acá en todos lados y está en los top ten, pero en EEUU se la muestra en diez ciudades, en una sala en cada una y pará de contar.
- ¿Cómo inciden las escuelas de cine en este escenario?
- Hay un volumen de egresados en la Argentina que, a veces, es desmesuradamente grande y no sé si habrá salida laboral para todos. Nosotros apostamos a descentralizar la producción, e hicimos películas tanto en Ushuaia como en Misiones y en Rosario, donde casi no se filma. Siempre hay una justificación artística para decidir dónde filmar porque, lamentablemente, no hay muchas políticas en las provincias para fomentar rodajes.