20 Febrero 2015
TODO VALE. Por lo general, a la fruta robada le falta maduración.
“El robo de limones en las fincas cítricas es un problema muy zonificado. Existen zonas donde este problema es más agudo. Yo, en lo particular, hasta ahora no tuve este problema. Pero en 2014, este tipo de robo afectó muy fuerte a la actividad citrícola de Tucumán”, resumió Alex Bleckwedel, productor local de citrus.
“En 2014, varios socios de la Asociación Tucumana del Citrus (ATC) se quejaron; vimos qué podíamos hacer. Nos reunimos con la plana mayor de la Policía. Logramos que el problema mejorara algo, pero sigue sin aparecer una solución definitiva. Pero mucho de esto ocurrió el año pasado porque el precio de la fruta estaba alto ya que faltaban limones”, explicó a LA GACETA Rural, al reconocer la magnitud y los efectos que tienen estos hechos delictivos.
El empresario comentó que, a diario, por ejemplo, en la zona de Yerba Buena, en los semáforos, “se ven a jóvenes y a niños, ofreciendo limones en bolsas. Mucha de esa fruta, por lo general, es robada de fincas de la zona de Villa Carmela”, comentó. “Se trata de ‘limón crudo’, verde”, observó.
También sabemos, agregó, que “hay verdulerías en Yerba Buena que venden fruta robada, que es fruta sin cepillar, recién sacada de las plantas de las fincas”. “Entonces, ¿quién vendió esa fruta?, ¿quién compró esos limones robados?”, se planteó.
Cerca de poblaciones
Bleckwedel reconoció que “el problema se agudiza en aquellas fincas que estén cerca de las zonas urbanas. Allí el problema es muy duro, porque dos o tres personas, cortan los limones y los esconden en bolsas debajo de los árboles, y se van. Luego regresan a la noche y cargan las bolsas en camionetas o camiones”, describió. “Pero como ahora bajó el precio, estimo que robar ya no debe ser tan tentador”, opinó.
El productor dijo que, desde la ATC, trabajaron junto al Senasa y la Policía de Tucumán para tratar de neutralizar esto.
“Uno de los problemas es que el Senasa sólo controla la sanidad de la fruta, que los limones estén tratados. Ahora, si la fruta es robada eso no podemos saberlo. Intentamos que el Senasa controlara los empaques, que controlara la fruta antes de ingresar a los galpones, pero en este punto debemos ser muy prudentes”, reflexionó.
“Hicimos (desde la ATC) un trabajo intenso, pero necesitamos que sea más efectivo, que produzca resultados concretos”, reclamó.
¿Y las soluciones?
¿Cuáles y de dónde podrían venir o surgir las soluciones?, planteó nuestro diario.
“Desde la Asociación Tucumana del Citrus solicitamos que no se compre la fruta que no tenga una procedencia segura. Debería existir un pacto: no comprar limones robados. Pero hay alguien que roba, y también hay alguien que compra esa fruta”, concluyó el agricultor.
“En 2014, varios socios de la Asociación Tucumana del Citrus (ATC) se quejaron; vimos qué podíamos hacer. Nos reunimos con la plana mayor de la Policía. Logramos que el problema mejorara algo, pero sigue sin aparecer una solución definitiva. Pero mucho de esto ocurrió el año pasado porque el precio de la fruta estaba alto ya que faltaban limones”, explicó a LA GACETA Rural, al reconocer la magnitud y los efectos que tienen estos hechos delictivos.
El empresario comentó que, a diario, por ejemplo, en la zona de Yerba Buena, en los semáforos, “se ven a jóvenes y a niños, ofreciendo limones en bolsas. Mucha de esa fruta, por lo general, es robada de fincas de la zona de Villa Carmela”, comentó. “Se trata de ‘limón crudo’, verde”, observó.
También sabemos, agregó, que “hay verdulerías en Yerba Buena que venden fruta robada, que es fruta sin cepillar, recién sacada de las plantas de las fincas”. “Entonces, ¿quién vendió esa fruta?, ¿quién compró esos limones robados?”, se planteó.
Cerca de poblaciones
Bleckwedel reconoció que “el problema se agudiza en aquellas fincas que estén cerca de las zonas urbanas. Allí el problema es muy duro, porque dos o tres personas, cortan los limones y los esconden en bolsas debajo de los árboles, y se van. Luego regresan a la noche y cargan las bolsas en camionetas o camiones”, describió. “Pero como ahora bajó el precio, estimo que robar ya no debe ser tan tentador”, opinó.
El productor dijo que, desde la ATC, trabajaron junto al Senasa y la Policía de Tucumán para tratar de neutralizar esto.
“Uno de los problemas es que el Senasa sólo controla la sanidad de la fruta, que los limones estén tratados. Ahora, si la fruta es robada eso no podemos saberlo. Intentamos que el Senasa controlara los empaques, que controlara la fruta antes de ingresar a los galpones, pero en este punto debemos ser muy prudentes”, reflexionó.
“Hicimos (desde la ATC) un trabajo intenso, pero necesitamos que sea más efectivo, que produzca resultados concretos”, reclamó.
¿Y las soluciones?
¿Cuáles y de dónde podrían venir o surgir las soluciones?, planteó nuestro diario.
“Desde la Asociación Tucumana del Citrus solicitamos que no se compre la fruta que no tenga una procedencia segura. Debería existir un pacto: no comprar limones robados. Pero hay alguien que roba, y también hay alguien que compra esa fruta”, concluyó el agricultor.