07 Marzo 2015
Por más de un motivo, este viernes la Corte Suprema de Justicia de Tucumán se parecía a aquel alto tribunal que en 2011 debió capear el temporal de la denuncia de sexismo contra el vocal decano René Goane. El nerviosismo -entonces y ayer- se palpaba con las manos. Pero las cosas se sucedieron con “normalidad”, pese a que no es corriente que Antonio Gandur, jefe del cuerpo, cite a magistradas para recordarles quiénes son, cuáles son sus obligaciones y dónde están paradas.
Diez minutos antes de las 11, María del Pilar Prieto y Wendy Kassar llegaron juntas, y tomaron asiento en la sala de acuerdos: el recaudo del horario les permitió eludir las cámaras. Luego, sola y por su cuenta, apareció María Alejandra Balcázar. Las tres integran la Sala IV de la Cámara Penal de esta capital, un estrado envuelto en una crisis inédita por la denuncia que interpuso Balcázar contra sus compañeras y del sumario administrativo que abrió la Corte como consecuencia de ella. En 2011 y antes de ser nombrada camarista (accedió a su cargo actual en junio del año pasado), dicha denunciante formó parte del grupo de feministas que cuestionó a Goane. El mes pasado, Balcázar dijo en la Corte que sus compañeras la habían agredido y violentado. Además, les endilgó la presunta comisión de irregularidades durante el trámite de causas penales. El jueves, Prieto expresó que Balcázar acosaba y violentaba al personal, y lo sacaba de sus tareas “hasta para hacerse pelar una naranja o encender el aire acondicionado”.
La reunión a puertas cerradas se extendió durante 40 minutos. Además de Gandur, participaron otros dos vocales del alto tribunal: Antonio Estofán y Daniel Posse. La jueza Claudia Sbdar estaba en comisión en Buenos Aires. El vocal decano sí había ido Tribunales, pero no presenció la audiencia. “Me reservo mi opinión sobre el tema”, dijo a este diario en el pasillo del Palacio de Justicia.
Ninguno de los participantes de la reunión hizo comentarios. Balcázar se fue sola, como había llegado, y Prieto y Kassar quisieron salir por la misma puerta, pero, al ver que la prensa las aguardaba, se arrepintieron y usaron el ascensor interno de la Corte.
Un alto el fuego
Extraoficialmente trascendió que Gandur les presentó los resultados de la auditoría practicada en la Sala IV. Ese informe daría cuenta de demoras significativas en la celebración de juicios orales, situación previsible puesto que el tribunal funcionó con una sola integrante (Prieto) hasta abril de 2014, cuando se integró Kassar (dos meses después llegó Balcázar).
Aparentemente en la reunión no hubo lugar para continuar la discusión que el jueves culminó con una visita de la ambulancia al tribunal, y el pedido de traslado del secretario Miguel Flores, el prosecretario Abel Eduardo López y el relator Guillermo Puig. Las fuentes dijeron que la Corte exigió soluciones a las camaristas enfrentadas y les advirtió que su conducta podía derivar en una denuncia penal o en un pedido de destitución. Otra opción que barajarían las autoridades de Tribunales es disponer la partida de Balcázar a otra sala de la misma Cámara, “ad referendum” de los poderes Ejecutivo y Legislativo. La tensión persiste, pero, a la vista de que el encuentro no terminó en griterío y escándalo, este viernes parecía posible el alto el fuego.
Diez minutos antes de las 11, María del Pilar Prieto y Wendy Kassar llegaron juntas, y tomaron asiento en la sala de acuerdos: el recaudo del horario les permitió eludir las cámaras. Luego, sola y por su cuenta, apareció María Alejandra Balcázar. Las tres integran la Sala IV de la Cámara Penal de esta capital, un estrado envuelto en una crisis inédita por la denuncia que interpuso Balcázar contra sus compañeras y del sumario administrativo que abrió la Corte como consecuencia de ella. En 2011 y antes de ser nombrada camarista (accedió a su cargo actual en junio del año pasado), dicha denunciante formó parte del grupo de feministas que cuestionó a Goane. El mes pasado, Balcázar dijo en la Corte que sus compañeras la habían agredido y violentado. Además, les endilgó la presunta comisión de irregularidades durante el trámite de causas penales. El jueves, Prieto expresó que Balcázar acosaba y violentaba al personal, y lo sacaba de sus tareas “hasta para hacerse pelar una naranja o encender el aire acondicionado”.
La reunión a puertas cerradas se extendió durante 40 minutos. Además de Gandur, participaron otros dos vocales del alto tribunal: Antonio Estofán y Daniel Posse. La jueza Claudia Sbdar estaba en comisión en Buenos Aires. El vocal decano sí había ido Tribunales, pero no presenció la audiencia. “Me reservo mi opinión sobre el tema”, dijo a este diario en el pasillo del Palacio de Justicia.
Ninguno de los participantes de la reunión hizo comentarios. Balcázar se fue sola, como había llegado, y Prieto y Kassar quisieron salir por la misma puerta, pero, al ver que la prensa las aguardaba, se arrepintieron y usaron el ascensor interno de la Corte.
Un alto el fuego
Extraoficialmente trascendió que Gandur les presentó los resultados de la auditoría practicada en la Sala IV. Ese informe daría cuenta de demoras significativas en la celebración de juicios orales, situación previsible puesto que el tribunal funcionó con una sola integrante (Prieto) hasta abril de 2014, cuando se integró Kassar (dos meses después llegó Balcázar).
Aparentemente en la reunión no hubo lugar para continuar la discusión que el jueves culminó con una visita de la ambulancia al tribunal, y el pedido de traslado del secretario Miguel Flores, el prosecretario Abel Eduardo López y el relator Guillermo Puig. Las fuentes dijeron que la Corte exigió soluciones a las camaristas enfrentadas y les advirtió que su conducta podía derivar en una denuncia penal o en un pedido de destitución. Otra opción que barajarían las autoridades de Tribunales es disponer la partida de Balcázar a otra sala de la misma Cámara, “ad referendum” de los poderes Ejecutivo y Legislativo. La tensión persiste, pero, a la vista de que el encuentro no terminó en griterío y escándalo, este viernes parecía posible el alto el fuego.