09 Marzo 2015
Cuando la academia de danzas tradicionales argentinas del Ballet Tucumán abra hoy a las 20 sus puertas, se cumplirán 35 años del comienzo de las actividades esta agrupación gaucha.
“Mis padres, Raquel y Aldo Brizuela, la fundaron y yo estoy siguiendo la tradición, con un trabajo incansable con niños y jóvenes. Todo empezó con un grupo que quería bailar folclore y nosotros teníamos un techito en el patio del fondo. Ya pasaron varias generaciones y tengo como alumnos a los hijos de los bailarines que empezaron hace años. Es una continuidad del paso de sus antecesores”, sostuvo Nicolás Brizuela, director de la entidad y del Instituto de Arte Folclórico de la Provincia.
El profesor de baile destacó que su ballet es profesional de vocación, pero no así sus integrantes, quienes no pueden vivir de la danza pese a sus condiciones y a su gran amor por el arte. “Tengo alumnos de tres años hasta adultos mayores. Incluso hubo chicos que empezaron a los siete años y que se fueron a los 27 de la academia, toda una vida”, apuntó.
El Ballet Tucumán se instaló en 1980 en el barrio Esteban Echeverría y nunca cambió de locación. Ahora remodeló y adecuó algunas de sus instalaciones, por ejemplo colocando nuevos espejos en el salón principal para que los estudiantes mejoren los ejercicios y las prácticas fuera del escenario. Esas obras se inaugurarán esta noche. “Va a ser un acto académico, como corresponde a una escuela como la nuestra, con una oración especial a San Francisco Solano, que es el patrono del folclore argentino, y un final con todos bailando”, precisó Brizuela. Como hitos, el docente recordó las tres actuaciones del ballet en Cosquín, la última en 2012 en una función televisada a todo el país, y sus sucesivas presentaciones frente a cuatro presidentes de la Nación desde la década del 90.
Brizuela destacó que en la institución se forma a futuros profesores de danza, para que los egresados puedan desempeñarse en distintas escuelas de los barrios de la provincia y así sostenerse en sus estudios y en su vida. “La idea es volcar a la sociedad lo que uno aprende”, indicó.
“Mis padres, Raquel y Aldo Brizuela, la fundaron y yo estoy siguiendo la tradición, con un trabajo incansable con niños y jóvenes. Todo empezó con un grupo que quería bailar folclore y nosotros teníamos un techito en el patio del fondo. Ya pasaron varias generaciones y tengo como alumnos a los hijos de los bailarines que empezaron hace años. Es una continuidad del paso de sus antecesores”, sostuvo Nicolás Brizuela, director de la entidad y del Instituto de Arte Folclórico de la Provincia.
El profesor de baile destacó que su ballet es profesional de vocación, pero no así sus integrantes, quienes no pueden vivir de la danza pese a sus condiciones y a su gran amor por el arte. “Tengo alumnos de tres años hasta adultos mayores. Incluso hubo chicos que empezaron a los siete años y que se fueron a los 27 de la academia, toda una vida”, apuntó.
El Ballet Tucumán se instaló en 1980 en el barrio Esteban Echeverría y nunca cambió de locación. Ahora remodeló y adecuó algunas de sus instalaciones, por ejemplo colocando nuevos espejos en el salón principal para que los estudiantes mejoren los ejercicios y las prácticas fuera del escenario. Esas obras se inaugurarán esta noche. “Va a ser un acto académico, como corresponde a una escuela como la nuestra, con una oración especial a San Francisco Solano, que es el patrono del folclore argentino, y un final con todos bailando”, precisó Brizuela. Como hitos, el docente recordó las tres actuaciones del ballet en Cosquín, la última en 2012 en una función televisada a todo el país, y sus sucesivas presentaciones frente a cuatro presidentes de la Nación desde la década del 90.
Brizuela destacó que en la institución se forma a futuros profesores de danza, para que los egresados puedan desempeñarse en distintas escuelas de los barrios de la provincia y así sostenerse en sus estudios y en su vida. “La idea es volcar a la sociedad lo que uno aprende”, indicó.
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