La realidad cambió, pero la meta hay que mantenerla

DEBUTANTE ALIVIADO. Orsanic expresó su satisfacción tras la victoria. foto tomada del twitter de @unmoroenlacosta DEBUTANTE ALIVIADO. Orsanic expresó su satisfacción tras la victoria. foto tomada del twitter de @unmoroenlacosta
10 Marzo 2015
Si la serie entre Brasil y Argentina fue motivo para comerse las uñas y se quedó sin ellas, hasta julio déjelas crecer y mucho. Las va a necesitar otra vez y más largas. La segunda serie de Copa Davis de la temporada traerá a Novak Djokovic que, seguramente, seguirá siendo el número uno del mundo. Suficiente para que la eliminatoria sea infartante.

La realidad de Argentina en la Copa Davis cambió. En 2014 se fue directo al repechaje, situación que se vivió por primera vez después del regreso al Grupo Mundial en 2001. En este 2015, el hecho casi se repite. Pese a la victoria, quedó en claro que la geografía argentina ya no es una fortaleza. El sufrimiento y la incertidumbre pueden penetrarla, pero el equipo se mantuvo en pie. Como debe mantenerse la meta que siempre se persiguió: ganar la Copa. Lo que cambió es el presente que acompañará. Será con menos tranquilidad que la que brindaba aquella “Legión” de talento que acompañó a los capitanes Horacio Mancini, Modesto Vázquez y Martín Jaite. Entre los tres lograron nueve semifinales y tres finales.

Lo que tiene entre las manos ahora Daniel Orsanic son diamantes que ya están pulidos, pero debe encontrarles el lugar donde mejor luzcan. Ya no hay jugadores entre los 10 primeros, ni coronas argentinas en el circuito casi cada fin de semana. Hay seis tenistas entre los 100 primeros del ranking. Nada despreciable: Argentina es la segunda nación entre los cuartofinalistas con más jugadores en esas posiciones.

Lo que se viene sí, será para comerse las uñas otra vez. Para sufrir, pero habrá que acostumbrarse. La meta no se cambia -no debe-, pero habrá que padecer más que nunca. Dicen que si se sufre, se disfruta más.

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