Por Ezequiel Fernández Moores
29 Marzo 2015
La bengala impactó de pleno. El arquero se desmayó y salió del estadio directo al hospital. Entró en su lugar el arquero suplente y el partido, creáse o no, siguió adelante. Usted podrá pensar que sucedió en algún estadio argentino. No. Ocurrió el viernes pasado en un partido clasificatorio para la Eurocopa de 2016, en Podgorica, capital de Montenegro. La bengala, lanzada al minuto de iniciado el juego, dio en la cabeza y quemó el cuello y provocó heridas menores al arquero Igor Afinkeev (foto), titular en el último Mundial de Brasil, 77 partidos con la selección rusa. El árbitro alemán Deniz Aytekin ordenó a los equipos que fueran a los vestuarios. Obligado a salir otra vez al campo por el árbitro, el DT italiano de Rusia, Fabio Capello, reemplazó a Afinkeev con Yury Lodygin. El agresor fue identificado por las cámaras dentro del estadio y detenido. Por el altavoz se anunció que el partido sería suspendido si eran arrojadas más bengalas. La continuidad, bajo protesta de Rusia, se decidió tras consultas telefónicas con el propio presidente de la Unión Europea de Fútbol Asociado (UEFA), Michel Platini. En el segundo tiempo, el ruso Roman Shirokov falló un penal con el partido 0-0, Alan Dzagoev primero y Dmitri Kombarov después fueron agredidos con proyectiles desde las tribunas, hubo discusiones y peleas entre jugadores, Rusia dejó el campo y el árbitro suspendió el partido.
La UEFA, no hay dudas, dará ganado el partido a Rusia por 3-0. Rusia, que ya reclamó los puntos, precisa el triunfo porque corre riesgo de no clasificarse a la Eurocopa, lo que podría ser un golpe durísimo para el país que será anfitrión del próximo Mundial en 2018. Lo que pocos entendieron, en realidad, fue por qué la UEFA ordenó que siguiera el partido después de la bengala que obligó a dejar el campo al arquero Afinkeev. Los que en Argentina anduvieron poniendo a Europa como ejemplo ante lo que está sucediendo en nuestras canchas quedaron sin explicaciones. Habrá desorientado inclusive a los propios árbitros, que en esta semana pidieron a la AFA medidas ejemplificadoras por las agresiones que se están registrando en un 2015 que comenzó otra vez complicado. El primer incidente fue el 11 de febrero, cuando, según San Lorenzo, un pibe de 11 años impactó un botellazo contra el línea Juan Pablo Belatti en la Recopa Sudamericana contra River. La Conmebol demoró tanto una sanción que, finalmente, el Comité de Seguridad castigó a la cancha del Bajo Flores, eso sí, casi 40 días tarde y después del clásico contra Huracán. Consecuencia: fin de semana con San Lorenzo-Lanús sin gente.
Diez días después, 21 de febrero, cayó el DT de Tigre, Gustavo Alfaro, por una piedra arrojada desde las tribunas del Gigante de Arroyito. El técnico dio el okey y el árbitro Diego Ceballos reanudó el partido. Una fecha de suspensión para la cancha y Rosario Central debió jugar sin público contra Temperley. El 15 de marzo, en Mendoza, otro proyectil lanzado desde la tribuna de Godoy Cruz provocó desprendimiento de córnea al masajista de Lanús, Juan Franco. Ni siquiera había ambulancias. Una fecha de suspensión para el Malvinas Argentinas y el “tomba” también sin público para este fin de semana. El 22 de marzo cayeron proyectiles contra Agustín Orion en San Juan, pero no dieron en el blanco. Y sí lo hicieron el mismo día en Rafaela, y contra otro árbitro, Germán Delfino, golpeado en el pecho. Rafaela también jugará sin público su próximo partido contra Temperley.
Sin gente también debió jugar Huracán en la segunda fecha contra Arsenal por la segunda fecha. Igual que Chicago su partido del viernes pasado por Copa Argentina contra Defensores de Belgrano de Ramallo, en cancha de Huracán. Sin gente podrían haber sido también castigados a jugar sus partidos de esta fecha Quilmes contra Sarmiento (Sarmiento lo goleó 4-0 el viernes por la noche) y Tigre- Defensa y Justicia (juegan el lunes). Ambos por peleas internas de sus barras. Lo evitó, según diversas fuentes, la intervención de Aníbal Fernández, presidente de Quilmes en uso de licencia y Jefe de Gabinete que tiene bajo su órbita el programa Fútbol Para Todos (FPT). La intervención favoreció a Tigre, equipo de Sergio Massa, rival directo del gobierno para las elecciones nacionales de 2015. Las barras, aseguran quienes están cerca del tema, pelearon por pujas vinculadas con las elecciones nacionales de 2015. Para este fin de semana, también había sido condenado a jugar sin gente Gimnasia (LP) su partido contra River (ideal para una buena recaudación). Pero el “lobo” apeló ante la justicia ordinaria y revirtió el castigo.
Surgen dos puntos: primero los árbitros, enojados por lo que está sucediendo, quieren autorización para suspender automáticamente el partido en caso de agresión (lo que no hizo la UEFA con Montenegro-Rusia). Y, segundo, las nuevas sanciones están agravando un fenómeno. Si desde hace un año y medio se juega sin público visitante, ahora parecen ser cada vez más los partidos que se juegan sin público de ninguna clase, ni visitante ni local. La AFA, bienvenido, busca ser más severa, pero al Estado, según parece, no le gusta que su transmisión de FPT tenga tantas tribunas vacías. “Quizás somos los dirigentes los que debemos parar el fútbol”, expresó esta semana a TyC Sports José Lemme, presidente de Defensa y Justicia y Secretario de Finanzas y Hacienda de la AFA. ¿Parar el fútbol como hicieron en Grecia? Estamos en año electoral y el fútbol puede ser usado con muchos fines: para distraer si cabe la expresión (hay pocos países con una sociedad tan politizada como en Argentina) o para alterar el orden social (en Grecia temen que algunos incidentes tengan matriz política).
Siempre son atajo fácil las comparaciones sobre cómo resuelve Europa su problema con la violencia en las canchas (obviando Montenegro-Rusia, claro). Como siempre, muchas crónicas de esta semana apelaron al ejemplo inglés. Olvidan mencionar que los clubes ingleses sufrieron cinco años de prohibición de competir internacionalmente. ¿Cómo se tomaría aquí una medida extrema desde el Estado (como hizo Margaret Thatcher en Inglaterra) que deje a los clubes sin Copa Libertadores y Sudamericana hasta que no cesen sus vínculos con los barras? Difícil creer que los mismos que piden mano dura acepten una medida de ese tenor. Difícil porque muchas veces bregan por la austeridad en los balances de los clubes, pero si el equipo de turno pierde, lo primero que hacen es exigir que se compren refuerzos. Y difícil, también, porque todos sabemos que los nexos con los barras no son solo de los clubes, sino de mucho más arriba.
Quienes saben de fútbol aconsejan ver los partidos en los sectores donde no está exactamente la pelota. En Boca, por ejemplo, parece que habrá paz en 2015. Hace unos días algunos medios publicaron la imagen, casi enternecedora, del Rafael Di Zeo y de Mauro Martín, viejos enemigos, ambos salidos ya de prisión, durmiendo juntitos en el avión que los llevó al partido de su amado Boca en Venezuela por Copa Libertadores. Cuentan que pasearon juntos por un shopping en Alto Barinas, que firmaron autógrafos y se fotografiaron con otros hinchas y que luego fueron inclusive a la Isla Margarita. ¿El precio de la paz?
La UEFA, no hay dudas, dará ganado el partido a Rusia por 3-0. Rusia, que ya reclamó los puntos, precisa el triunfo porque corre riesgo de no clasificarse a la Eurocopa, lo que podría ser un golpe durísimo para el país que será anfitrión del próximo Mundial en 2018. Lo que pocos entendieron, en realidad, fue por qué la UEFA ordenó que siguiera el partido después de la bengala que obligó a dejar el campo al arquero Afinkeev. Los que en Argentina anduvieron poniendo a Europa como ejemplo ante lo que está sucediendo en nuestras canchas quedaron sin explicaciones. Habrá desorientado inclusive a los propios árbitros, que en esta semana pidieron a la AFA medidas ejemplificadoras por las agresiones que se están registrando en un 2015 que comenzó otra vez complicado. El primer incidente fue el 11 de febrero, cuando, según San Lorenzo, un pibe de 11 años impactó un botellazo contra el línea Juan Pablo Belatti en la Recopa Sudamericana contra River. La Conmebol demoró tanto una sanción que, finalmente, el Comité de Seguridad castigó a la cancha del Bajo Flores, eso sí, casi 40 días tarde y después del clásico contra Huracán. Consecuencia: fin de semana con San Lorenzo-Lanús sin gente.
Diez días después, 21 de febrero, cayó el DT de Tigre, Gustavo Alfaro, por una piedra arrojada desde las tribunas del Gigante de Arroyito. El técnico dio el okey y el árbitro Diego Ceballos reanudó el partido. Una fecha de suspensión para la cancha y Rosario Central debió jugar sin público contra Temperley. El 15 de marzo, en Mendoza, otro proyectil lanzado desde la tribuna de Godoy Cruz provocó desprendimiento de córnea al masajista de Lanús, Juan Franco. Ni siquiera había ambulancias. Una fecha de suspensión para el Malvinas Argentinas y el “tomba” también sin público para este fin de semana. El 22 de marzo cayeron proyectiles contra Agustín Orion en San Juan, pero no dieron en el blanco. Y sí lo hicieron el mismo día en Rafaela, y contra otro árbitro, Germán Delfino, golpeado en el pecho. Rafaela también jugará sin público su próximo partido contra Temperley.
Sin gente también debió jugar Huracán en la segunda fecha contra Arsenal por la segunda fecha. Igual que Chicago su partido del viernes pasado por Copa Argentina contra Defensores de Belgrano de Ramallo, en cancha de Huracán. Sin gente podrían haber sido también castigados a jugar sus partidos de esta fecha Quilmes contra Sarmiento (Sarmiento lo goleó 4-0 el viernes por la noche) y Tigre- Defensa y Justicia (juegan el lunes). Ambos por peleas internas de sus barras. Lo evitó, según diversas fuentes, la intervención de Aníbal Fernández, presidente de Quilmes en uso de licencia y Jefe de Gabinete que tiene bajo su órbita el programa Fútbol Para Todos (FPT). La intervención favoreció a Tigre, equipo de Sergio Massa, rival directo del gobierno para las elecciones nacionales de 2015. Las barras, aseguran quienes están cerca del tema, pelearon por pujas vinculadas con las elecciones nacionales de 2015. Para este fin de semana, también había sido condenado a jugar sin gente Gimnasia (LP) su partido contra River (ideal para una buena recaudación). Pero el “lobo” apeló ante la justicia ordinaria y revirtió el castigo.
Surgen dos puntos: primero los árbitros, enojados por lo que está sucediendo, quieren autorización para suspender automáticamente el partido en caso de agresión (lo que no hizo la UEFA con Montenegro-Rusia). Y, segundo, las nuevas sanciones están agravando un fenómeno. Si desde hace un año y medio se juega sin público visitante, ahora parecen ser cada vez más los partidos que se juegan sin público de ninguna clase, ni visitante ni local. La AFA, bienvenido, busca ser más severa, pero al Estado, según parece, no le gusta que su transmisión de FPT tenga tantas tribunas vacías. “Quizás somos los dirigentes los que debemos parar el fútbol”, expresó esta semana a TyC Sports José Lemme, presidente de Defensa y Justicia y Secretario de Finanzas y Hacienda de la AFA. ¿Parar el fútbol como hicieron en Grecia? Estamos en año electoral y el fútbol puede ser usado con muchos fines: para distraer si cabe la expresión (hay pocos países con una sociedad tan politizada como en Argentina) o para alterar el orden social (en Grecia temen que algunos incidentes tengan matriz política).
Siempre son atajo fácil las comparaciones sobre cómo resuelve Europa su problema con la violencia en las canchas (obviando Montenegro-Rusia, claro). Como siempre, muchas crónicas de esta semana apelaron al ejemplo inglés. Olvidan mencionar que los clubes ingleses sufrieron cinco años de prohibición de competir internacionalmente. ¿Cómo se tomaría aquí una medida extrema desde el Estado (como hizo Margaret Thatcher en Inglaterra) que deje a los clubes sin Copa Libertadores y Sudamericana hasta que no cesen sus vínculos con los barras? Difícil creer que los mismos que piden mano dura acepten una medida de ese tenor. Difícil porque muchas veces bregan por la austeridad en los balances de los clubes, pero si el equipo de turno pierde, lo primero que hacen es exigir que se compren refuerzos. Y difícil, también, porque todos sabemos que los nexos con los barras no son solo de los clubes, sino de mucho más arriba.
Quienes saben de fútbol aconsejan ver los partidos en los sectores donde no está exactamente la pelota. En Boca, por ejemplo, parece que habrá paz en 2015. Hace unos días algunos medios publicaron la imagen, casi enternecedora, del Rafael Di Zeo y de Mauro Martín, viejos enemigos, ambos salidos ya de prisión, durmiendo juntitos en el avión que los llevó al partido de su amado Boca en Venezuela por Copa Libertadores. Cuentan que pasearon juntos por un shopping en Alto Barinas, que firmaron autógrafos y se fotografiaron con otros hinchas y que luego fueron inclusive a la Isla Margarita. ¿El precio de la paz?