Por Marcelo Androetto
30 Marzo 2015
RODEADO. Quiroga intenta llevarse el balón ante la persecución de Gáspari (11) y de Scoppa. El “decano” tuvo un partido intermitente y su rendimiento fue bajo. foto de RAUL CABRERA LA VOZ DE TANDIL (especial para la gaceta)
Atlético llegó a Tandil en busca de la cima pero se volvió a Tucumán sin invicto y con una mueca de preocupación, tras cumplir su peor prestación en el certamen. El 1-0 que le propinó Santamarina prende luces de alarma, aunque pudo tratarse apenas de una mala noche.
Lejos de ese primer tiempo perfecto con Instituto, Atlético fue una sombra de sí mismo sobre el raído césped del estadio San Martín.
El “Vasco” Azconzábal jugó al misterio hasta minutos antes del comienzo. Finalmente, en el 11 inicial hubo cuatro sorpresas: Mieres, Evangelista, Molina y Leandro González se quedaron en el banco. Los miles de kilómetros recorridos en las dos últimas semanas habran pasado factura.
De los reemplazos, solo un movedizo Albano Becica hizo alguna diferencia en esa etapa inicial. Porque pese a los cinco volantes que metió Azconzábal, Santamarina copó el mediocampo. Y además pegó primero, muy temprano: a los 5 minutos, el “Pitu” González se sacó a dos hombres de encima, y su remate apenas fue desviado por Lucchetti. Travesaño, y la “Flecha” Arraya arremetió como tal, para puntear el balón y anotar el gol. Iban apenas cinco minutos, pero en lo que siguió del primer tiempo, el “decano” no hizo méritos para igualar, más allá de un par de ocasiones aisladas. Sin circuito futbolístico, impreciso, con un Cristian Menéndez aislado arriba. Y con Pablo Garnier y Franco Quiroga desbordados en el medio, la defensa quedó pagando más de una vez. Si Santamarina hubiera estado más certero en la puntada final, la diferencia podría haber sido mayor.
Tal como se preveía, los cambios fueron llegando ya entrado el complemento. Primero Leandro González, después Emanuel Molina, finalmente Sebastián Matos, pero tampoco pudieron desequilibrar.
El “aurinegro” apostó a la contra. El “decano”, aunque terminó jugando con tres delanteros, siguió anémico de fútbol. Y Santamarina mostró sus limitaciones para liquidar el partido. Claro que el conjunto de Tandil festejó a lo grande, aliviado por cortar una racha negra. Y Atlético se vuelve con las manos vacías a Tucumán: sin liderazgo, sin invicto, sin respuestas.
Lejos de ese primer tiempo perfecto con Instituto, Atlético fue una sombra de sí mismo sobre el raído césped del estadio San Martín.
El “Vasco” Azconzábal jugó al misterio hasta minutos antes del comienzo. Finalmente, en el 11 inicial hubo cuatro sorpresas: Mieres, Evangelista, Molina y Leandro González se quedaron en el banco. Los miles de kilómetros recorridos en las dos últimas semanas habran pasado factura.
De los reemplazos, solo un movedizo Albano Becica hizo alguna diferencia en esa etapa inicial. Porque pese a los cinco volantes que metió Azconzábal, Santamarina copó el mediocampo. Y además pegó primero, muy temprano: a los 5 minutos, el “Pitu” González se sacó a dos hombres de encima, y su remate apenas fue desviado por Lucchetti. Travesaño, y la “Flecha” Arraya arremetió como tal, para puntear el balón y anotar el gol. Iban apenas cinco minutos, pero en lo que siguió del primer tiempo, el “decano” no hizo méritos para igualar, más allá de un par de ocasiones aisladas. Sin circuito futbolístico, impreciso, con un Cristian Menéndez aislado arriba. Y con Pablo Garnier y Franco Quiroga desbordados en el medio, la defensa quedó pagando más de una vez. Si Santamarina hubiera estado más certero en la puntada final, la diferencia podría haber sido mayor.
Tal como se preveía, los cambios fueron llegando ya entrado el complemento. Primero Leandro González, después Emanuel Molina, finalmente Sebastián Matos, pero tampoco pudieron desequilibrar.
El “aurinegro” apostó a la contra. El “decano”, aunque terminó jugando con tres delanteros, siguió anémico de fútbol. Y Santamarina mostró sus limitaciones para liquidar el partido. Claro que el conjunto de Tandil festejó a lo grande, aliviado por cortar una racha negra. Y Atlético se vuelve con las manos vacías a Tucumán: sin liderazgo, sin invicto, sin respuestas.