17 Abril 2015
¿PERDIÓ SU SILLA? Molina (derecha) se toca el rostro durante un entrenamiento en Ojo de Agua. El cordobés iría al banco. la gaceta / FOTO DE FRANCO VERA
Cristian Menéndez tiene cuatro goles en el campeonato. Guillermo Acosta y Emanuel Molina, tres. Leandro González y Luis Rodríguez, dos. Todos ellos han demostrado que pueden conducir el futuro ofensivo del equipo y pese a que esos números sólo parecen traer buenas noticas, hay una mala: no pueden jugar todos.
Ni siquiera en el esquema arriesgado que propone Juan Manuel Azconzábal. Al menos por ahora. Por eso, la competencia para integrar ese rectángulo de ataque -sin dejar de ser sana- se ha transformado en salvaje.
Molina, por ejemplo, uno de los refuerzos que más satisfizo al cuerpo técnico y los hinchas, se lesionó ante Chacarita e inmediatamente sintió el rigor de sus colegas ofensivos. El “Pulguita” entró ante Guaraní y llenó los ojos del entrenador con un gol y una asistencia, además de varias situaciones peligrosas con las que contó.
Lo inverso sucedió al comienzo del torneo: el simoqueño, que había convertido en Mendoza se desgarró en el mismo partido y apareció Molina. El cordobés entró a la escuadra titular y no salió por los tres goles y la asistencia que acumuló en la ausencia de Rodríguez.
Ayer, con Molina ya recuperado, Azconzábal repitió el equipo que empató en Misiones, optando así por Luis Rodríguez como acompañante de Menéndez. Quizás el cordobés aún no esté al 100% (el martes comenzó a entrenar normalmente) pero lo que es seguro es que Azconzábal tendrá dibujado un gran signo de interrogantes en su cuaderno una vez que los dos estén en perfectas condiciones. Pero está claro que si hay diferencias en lo físico, el que esté bien tendrá su lugar asegurado.
“Estoy contento por haber vuelto a jugar los 90 minutos; me sentí un poco cansado pero agarrar ritmo me sirve mucho”, dijo el “Pulguita” sobre el último partido.
Ni hablar cuando Leandro Díaz se sume a la rotación diaria del entrenador. El delantero (autor de cinco goles el torneo pasado viniendo desde el banco en todos) cumplió ante Guaraní sus diez fechas de suspensión, le pidió a Azconzábal que “se acuerde de él” y ayer integró el equipo de suplentes que enfrentó a los titulares.
Todo un problema para el DT, pero de los buenos.
Ni siquiera en el esquema arriesgado que propone Juan Manuel Azconzábal. Al menos por ahora. Por eso, la competencia para integrar ese rectángulo de ataque -sin dejar de ser sana- se ha transformado en salvaje.
Molina, por ejemplo, uno de los refuerzos que más satisfizo al cuerpo técnico y los hinchas, se lesionó ante Chacarita e inmediatamente sintió el rigor de sus colegas ofensivos. El “Pulguita” entró ante Guaraní y llenó los ojos del entrenador con un gol y una asistencia, además de varias situaciones peligrosas con las que contó.
Lo inverso sucedió al comienzo del torneo: el simoqueño, que había convertido en Mendoza se desgarró en el mismo partido y apareció Molina. El cordobés entró a la escuadra titular y no salió por los tres goles y la asistencia que acumuló en la ausencia de Rodríguez.
Ayer, con Molina ya recuperado, Azconzábal repitió el equipo que empató en Misiones, optando así por Luis Rodríguez como acompañante de Menéndez. Quizás el cordobés aún no esté al 100% (el martes comenzó a entrenar normalmente) pero lo que es seguro es que Azconzábal tendrá dibujado un gran signo de interrogantes en su cuaderno una vez que los dos estén en perfectas condiciones. Pero está claro que si hay diferencias en lo físico, el que esté bien tendrá su lugar asegurado.
“Estoy contento por haber vuelto a jugar los 90 minutos; me sentí un poco cansado pero agarrar ritmo me sirve mucho”, dijo el “Pulguita” sobre el último partido.
Ni hablar cuando Leandro Díaz se sume a la rotación diaria del entrenador. El delantero (autor de cinco goles el torneo pasado viniendo desde el banco en todos) cumplió ante Guaraní sus diez fechas de suspensión, le pidió a Azconzábal que “se acuerde de él” y ayer integró el equipo de suplentes que enfrentó a los titulares.
Todo un problema para el DT, pero de los buenos.