17 Agosto 2015
PAPÁ CORAZÓN. Mohamed, tras su abandono, con Selin en brazos. la gaceta / foto de carlos werner
En la final de la Clase 2 hubo varias carreras en una. La que protagonizó Lucas Mohamed fue increíble. Con su VW Gol Trend largó desde la posición 21, a la que había caído por terminar 7° en la serie del sábado, en la que una falla eléctrica lo hizo retrasarse cuando peleaba por el N°1.
Toda la noche del sábado y hasta las 8 del domingo estuvo el equipo, incluido el piloto, revisando pieza por pieza la instalación eléctrica. Se reemplazaron elementos, se hicieron pruebas y, aparentemente, el problema quedó resuelto. Lucas durmió unas dos horas y a eso de las 10.30, ya estaba en pie junto a los miembros de su equipo, recibiendo al público que fue a saludarlo y con la convicción de que podía ser su día.
Ya en carrera, se dieron las previsiones: Mohamed se vino como un rayo desde el fondo, superando rivales con maestría y protagonizando maniobras al límite que entusiasmaron al público.
A tres giros del final, ya estaba 5°. Entonces se produjo el ingreso del auto de seguridad y sus chances parecieron crecer aún más. La expectativa estaba en su punto máximo. Pero así como en marzo el destino le hizo un guiño en Las Termas cuando debutó con su coche y logró el triunfo, esta vez le dio la espalda. Otra vez la falla eléctrica y, a dos giros del final, su ilusión se quedó a un costado de la pista.
Toda la noche del sábado y hasta las 8 del domingo estuvo el equipo, incluido el piloto, revisando pieza por pieza la instalación eléctrica. Se reemplazaron elementos, se hicieron pruebas y, aparentemente, el problema quedó resuelto. Lucas durmió unas dos horas y a eso de las 10.30, ya estaba en pie junto a los miembros de su equipo, recibiendo al público que fue a saludarlo y con la convicción de que podía ser su día.
Ya en carrera, se dieron las previsiones: Mohamed se vino como un rayo desde el fondo, superando rivales con maestría y protagonizando maniobras al límite que entusiasmaron al público.
A tres giros del final, ya estaba 5°. Entonces se produjo el ingreso del auto de seguridad y sus chances parecieron crecer aún más. La expectativa estaba en su punto máximo. Pero así como en marzo el destino le hizo un guiño en Las Termas cuando debutó con su coche y logró el triunfo, esta vez le dio la espalda. Otra vez la falla eléctrica y, a dos giros del final, su ilusión se quedó a un costado de la pista.
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