Francisco, el primer Papa que habló en el Capitolio

APLAUSOS EN EL CONGRESO. El Papa durante la gira por Estados Unidos. APLAUSOS EN EL CONGRESO. El Papa durante la gira por Estados Unidos.
30 Diciembre 2015
Cuando mi amigo Claudio se enteró de que viajaba a Roma con mi esposo y mi hija, me encargó que le llevara al Papa un tapiz con la imagen de la Virgen de la Eucaristía de Tucumán y una carta de los pueblos originarios de Tafí del Valle. Me habían dicho: “cuando estés frente a él, no le digás Su Santidad porque no le gusta, hablale de igual a igual”. Él me miró a los ojos, me recibió lo que llevaba y me dijo sonriente: “¡Qué bonito!” Aceptó el abrazo de mi hija Florencia y nos pidió que rezáramos por él. Yo me sentía alegre y en paz.

Si el primer año del papado de Francisco se caracterizó por “los gestos” y el segundo fue poner punto final al capítulo de la pedofilia (les negó el perdón y encarceló a los religiosos involucrados), el tercero (2015) estuvo dedicado a la política. Hizo lo que ningún papa había hecho jamás, hablar ante el Congreso de los Estados Unidos, durante casi una hora y arrancar tantos aplausos como lágrimas. Tocó temas urticantes como la inmigración, la pobreza y el tráfico de armas desde el lugar que suele ocupar el presidente de los EEUU en sus discursos anuales. Y fue ovacionado de pie.

Francisco fue invitado a un juego que le encanta, la política. Quizás haya disfrutado íntimamente al colocarse con tanto gusto en su papel “anti-Trump”, es decir, lo opuesto a deportar a los inmigrantes y a construir un muro entre Estados Unidos y México.

“Sabemos que en el afán de querer liberarnos del enemigo exterior podemos caer en la tentación de ir alimentando el enemigo interior. Copiar el odio y la violencia del tirano y del asesino es la mejor manera de ocupar su lugar”, les dijo a legisladores. Y algo que le hizo rodar las lágrimas a más de uno: “nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros”.

Luego, Francisco también habló ante la ONU, el ombligo de la política mundial. Recordó que “los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo de los países y la no sumisión asfixiante de estos a sistemas crediticios que lejos de promover el progreso someten a los poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia”.

Fue en esta misma gira que visitó Cuba, donde lo recibieron como héroe. Fue su premio por haber intervenido como mediador, el año pasado, en la política de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Quizás por eso, el “Papa del fin del mundo” volvió a ocupar la corta lista de los candidatos al premio Nobel de la Paz. Quizás, en 2016 lo logre.

CÓMO LO VIVÍ
Lorenza Ferrero de Arias
- contadora

Cuando mi amigo Claudio se enteró de que viajaba a Roma con mi esposo y mi hija, me encargó que le llevara al Papa un tapiz con la imagen de la Virgen de la Eucaristía de Tucumán y una carta de los pueblos originarios de Tafí del Valle. Me habían dicho: “cuando estés frente a él, no le digás Su Santidad porque no le gusta, hablale de igual a igual”. Él me miró a los ojos, me recibió lo que llevaba y me dijo sonriente: “¡Qué bonito!” Aceptó el abrazo de mi hija Florencia y nos pidió que rezáramos por él. Yo me sentía alegre y en paz.

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