15 Enero 2016
TERROR Y MUERTE. Policías indonesios realizan tareas en medio de los cadáveres de dos atacantes suicidas. reuters
YAKARTA.- Un policía vestido de civil observa los destrozos que ha dejado la detonación. Un zapato lila está tirado en el suelo y a la vuelta de la esquina los policías se agazapan detrás de un coche de la policía para escapar de la línea de tiro de los atacantes. Uno de sus compañeros está tendido inmóvil sobre el asfalto. El terror volvió ayer a la metrópolis indonesia de Yakarta, la capital del país con más musulmanes del mundo entero, conmocionando a los indonesios, que creían que el extremismo había desaparecido del país.
El último atentado en Yakarta tuvo lugar en 2009 y dejó siete muertos. Pero detrás del ataque de ayer se encuentra el fantasma de la brutal milicia terrorista Estado Islámico (EI), que reivindicó hoy su autoría. “El EI tiene células en el Sureste asiático y también en Indonesia”, dijo el jefe de la policía. “No nos dejaremos diblegar por estos atentados terroristas”, prometió sin embargo el presidente Joko Widodo a su pueblo. Los atacantes golpearon el corazón de la ciudad, la calle de Jalan Thamrin, donde se alinean un rascacielos de oficina detrás del otro, junto a las mayores cadenas hoteleras y cerca de las embajadas, entre ellas la francesa, española o alemana.
Junto al centro comercial de la zona hay un restaurante McDonald’s y un café Starbucks, donde los empleados recogen cada mañana su café para llevar de camino a la oficina. Y aquí fue donde atacaron los desconocidos. Un cliente del Starbucks resultó herido, informó la cadena en un comunicado. Los indonesios conocen el terror de los extremismos. El grupo Jemaah Islamiyah se hizo fuerte tras el fin de la dictadura de Suharto a finales de los 90, atacando a extranjeros en muchas ocasiones. En 2002 llegaron los atentados de Bali, que dejaron 2002 muertos, muchos de ellos turistas, y en 2009 murieron siete personas en ataques contra hoteles de la capital. El mismo número de víctimas que ayer, aunque cinco de ellas eran los propios atacantes.
La unidad de la policía antiterrorista “Detachment 88”, entrenada por australianos, desarrolló sin embargo una lucha efectiva y ejemplar, erradicando el peligro extremista con numerosas detenciones.
“La situación ha cambiado: hoy nos enfrentamos menos a grupos organizados que a autores individuales radicalizados”, señala Todd Elliott, experto en terrorismo de la firma Concord Consulting en Yakarta. (DPA)
El último atentado en Yakarta tuvo lugar en 2009 y dejó siete muertos. Pero detrás del ataque de ayer se encuentra el fantasma de la brutal milicia terrorista Estado Islámico (EI), que reivindicó hoy su autoría. “El EI tiene células en el Sureste asiático y también en Indonesia”, dijo el jefe de la policía. “No nos dejaremos diblegar por estos atentados terroristas”, prometió sin embargo el presidente Joko Widodo a su pueblo. Los atacantes golpearon el corazón de la ciudad, la calle de Jalan Thamrin, donde se alinean un rascacielos de oficina detrás del otro, junto a las mayores cadenas hoteleras y cerca de las embajadas, entre ellas la francesa, española o alemana.
Junto al centro comercial de la zona hay un restaurante McDonald’s y un café Starbucks, donde los empleados recogen cada mañana su café para llevar de camino a la oficina. Y aquí fue donde atacaron los desconocidos. Un cliente del Starbucks resultó herido, informó la cadena en un comunicado. Los indonesios conocen el terror de los extremismos. El grupo Jemaah Islamiyah se hizo fuerte tras el fin de la dictadura de Suharto a finales de los 90, atacando a extranjeros en muchas ocasiones. En 2002 llegaron los atentados de Bali, que dejaron 2002 muertos, muchos de ellos turistas, y en 2009 murieron siete personas en ataques contra hoteles de la capital. El mismo número de víctimas que ayer, aunque cinco de ellas eran los propios atacantes.
La unidad de la policía antiterrorista “Detachment 88”, entrenada por australianos, desarrolló sin embargo una lucha efectiva y ejemplar, erradicando el peligro extremista con numerosas detenciones.
“La situación ha cambiado: hoy nos enfrentamos menos a grupos organizados que a autores individuales radicalizados”, señala Todd Elliott, experto en terrorismo de la firma Concord Consulting en Yakarta. (DPA)
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