La delgada línea entre los que ganan y los que pierden

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En un Dakar, no hace falta llegar primero para sentirse un ganador. Tampoco es condición sine qua non abandonar para entrar en el grupo de los perdedores. En una carrera trepidante, por la acción intensa a que se ven sometidos sus participantes en menos de dos semanas y de continuado, entre éxito y fracaso hay de manera permanente una delgada línea. Un ganador es Benavides, que llegó casi en silencio y debutó con una memorable tarea en Motos. Otro es Villagra, que llegó a la división Camiones “a divertirse”, según dijo y terminó logrando también un espectacular tercer lugar. Vencedores son Loeb e Hirvonen, que debutaron al más alto nivel en Autos, con victorias parciales incluidas; Laia Sanz, al terminar otra vez en un lugar protagónico (15ª) en inferioridad de condiciones por una caída; Baragwanath, el casi ignoto sudafricano que terminó 3° en Cuatriciclos con varias victorias parciales.

En la lista de perdedores se anotan Roma y Terranova, porque prometieron mucho y no cumplieron; Gordon, porque más allá del show que ofrece volvió a ocupar una posición final mediocre; el equipo Kamaz, que asustó a todos y apenas pudo “meter” un 2° y un 7° lugar en Camiones; Goncalves y Barreda Bort, al no haber estado a la altura de las expectativas en Motos.

Ley de la vida al fin, quienes lo corren saben que ganar o perder no tiene tanto valor como estar. Por eso, siempre querrán volver a él.

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