14 Agosto 2016
UNT. En 2017 ya no habrá examen de ingreso para estudiar Medicina. la gaceta / foto de héctor peralta (archivo)
“Lo aprobado por la Honorable Asamblea sólo agrega a una ya atribulada sociedad, más facilismo, más demagogia, menos calidad y, sin dudas, menos educación, por lo que rechazamos enérgicamente esa decisión”. Este es casi el último tramo - y uno de los más enfáticos- de la carta abierta que 83 médicos y docentes de la facultad de Medicina de la UNT firmaron para manifestarse en contra del acceso “libre e irrestricto” a esa facultad y en rechazo de la decisión tomada por la Asamblea Universitaria, que el miércoles 3, aprobó el artículo 97 del nuevo Estatuto Universitario que cristaliza este principio.
“Así como el acceso a la enseñanza superior conforma un derecho indiscutible, existe la exigencia de buscar la mayor calidad educativa posible, en un largo proceso caracterizado por un esfuerzo continuo con sus pertinentes evaluaciones; cuestión que adquiere alta gravedad social cuando se trata de carreras de riesgo tales como la de médico, cuyos graduados entenderán en la vida y salud de sus conciudadanos”, señala la carta en uno de sus primeros párrafos.
Aseguran que “la educación constituye un derecho universal incuestionable, que debe ser defendido por todos”, que es obligación de la universidad “la generación-transferencia de conocimientos y la formación de ciudadanos-profesionales” , pero que “debe centrarse no tanto en cuántos ingresan, sino en cuántos y cómo se gradúan, constituyendo así la calidad de los graduados de la escuela media una obligación de la escuela secundaria”.
A continuación, los médicos expresan que la conformación de un “Ciclo Básico Común crearía una superestructura educativa para atender a más de 12.000 ingresantes al claustro, agrandando aún más la macrocefalia rectoral”. La implementación de un ciclo nivelatorio es una de las posibilidades que analiza la UNT para el año que viene.
Masividad vs calidad
En la carta argumentan que el “derecho a la salud se encuentra por encima de todo otro derecho en cualquier escala de valores”. Y a continuación analizan que la masividad “no sólo atentará contra la calidad educativa -y por ende con la calidad de atención que brindará el médico al graduarse-, sino que violará principios bioéticos básicos durante el proceso formativo, fase en la cual los docentes somos responsables de garantizar el respeto al pudor, la voluntad y autonomía del paciente”.
En ese sentido, los médicos subrayan que parte de las competencias que necesitan alcanzar se logran gracias a “quienes en el hospital público prestan generosamente sus cuerpos y sufrimientos para el entrenamiento del estudiantado”. Es por eso que abren un interrogante dirigido a los asambleístas, decisores y funcionarios educativos: “¿prestarían sus cuerpos dolientes, para que una masa de alumnos trate de aprender superficialmente ‘lo que pueda y como pueda’?”.
Los consejeros directivos de Medicina fueron los únicos que no votaron lo que aprobó la mayoría durante la Asamblea. Los médicos expresaron su apoyo a esa decisión. Al finalizar la carta destacan que el “compromiso social no es demagogia, calidad educativa no se contrapone con inclusión social y, sí es posible promover Justicia Social con exigencias a los educandos”.
“Así como el acceso a la enseñanza superior conforma un derecho indiscutible, existe la exigencia de buscar la mayor calidad educativa posible, en un largo proceso caracterizado por un esfuerzo continuo con sus pertinentes evaluaciones; cuestión que adquiere alta gravedad social cuando se trata de carreras de riesgo tales como la de médico, cuyos graduados entenderán en la vida y salud de sus conciudadanos”, señala la carta en uno de sus primeros párrafos.
Aseguran que “la educación constituye un derecho universal incuestionable, que debe ser defendido por todos”, que es obligación de la universidad “la generación-transferencia de conocimientos y la formación de ciudadanos-profesionales” , pero que “debe centrarse no tanto en cuántos ingresan, sino en cuántos y cómo se gradúan, constituyendo así la calidad de los graduados de la escuela media una obligación de la escuela secundaria”.
A continuación, los médicos expresan que la conformación de un “Ciclo Básico Común crearía una superestructura educativa para atender a más de 12.000 ingresantes al claustro, agrandando aún más la macrocefalia rectoral”. La implementación de un ciclo nivelatorio es una de las posibilidades que analiza la UNT para el año que viene.
Masividad vs calidad
En la carta argumentan que el “derecho a la salud se encuentra por encima de todo otro derecho en cualquier escala de valores”. Y a continuación analizan que la masividad “no sólo atentará contra la calidad educativa -y por ende con la calidad de atención que brindará el médico al graduarse-, sino que violará principios bioéticos básicos durante el proceso formativo, fase en la cual los docentes somos responsables de garantizar el respeto al pudor, la voluntad y autonomía del paciente”.
En ese sentido, los médicos subrayan que parte de las competencias que necesitan alcanzar se logran gracias a “quienes en el hospital público prestan generosamente sus cuerpos y sufrimientos para el entrenamiento del estudiantado”. Es por eso que abren un interrogante dirigido a los asambleístas, decisores y funcionarios educativos: “¿prestarían sus cuerpos dolientes, para que una masa de alumnos trate de aprender superficialmente ‘lo que pueda y como pueda’?”.
Los consejeros directivos de Medicina fueron los únicos que no votaron lo que aprobó la mayoría durante la Asamblea. Los médicos expresaron su apoyo a esa decisión. Al finalizar la carta destacan que el “compromiso social no es demagogia, calidad educativa no se contrapone con inclusión social y, sí es posible promover Justicia Social con exigencias a los educandos”.