Rosales salió del cascarón platense

Nacido y criado en La Plata, jugó sólo para Estudiantes hasta que llegó a Atlético.

PUPILO SUYO. Azconzábal, que da indicaciones durante el entrenamiento de ayer en el complejo de Ojo de Agua, fue entrenador de Rosales en Estudiantes y aprobó su llegada a Atlético tras la salida de Romat. la gaceta / foto de FRANCO VERA PUPILO SUYO. Azconzábal, que da indicaciones durante el entrenamiento de ayer en el complejo de Ojo de Agua, fue entrenador de Rosales en Estudiantes y aprobó su llegada a Atlético tras la salida de Romat. la gaceta / foto de FRANCO VERA
17 Agosto 2016
Cuando Mauricio Rosales decidió dejar Estudiantes y venir a Atlético sabía que no iba a ser fácil. El jugador sale de su hábitat natural por más de 24 años para reemplazar a Nicolás Romat, quizás el único miembro de la defensa que no ofreció discusión, ni siquiera en el flojo arranque que fue la pretemporada.

Sin embargo, la charla con Juan Manuel Azconzábal en el medio de las negociaciones y justamente, la oportunidad de jugar en Primera, ayudaron a que esa mano derecha agarrara la lapicera y firmara el vínculo que lo une por un año al “Decano”, a préstamo.

“Conocía al técnico, sabía que se había abierto un lugar y tenía grandes posibilidades de jugar”, le contó Rosales a LG Deportiva. El marcador lateral derecho nació en La Plata y no sólo siguió al “Pincha” con el “Vasco” entre sus filas como jugador, sino que hizo todas las inferiores en el club.

Llegó a Primera justamente de la mano de Azconzábal cuando este dirigió al equipo en 2012. “En el torneo pasado se notó como el entrenador hizo jugar a Atlético y los resultados fueron muy buenos”, recordó.

Aún así, su estirpe “pincha” no le bastó para afirmarse en el equipo y cuando sumó los factores, le dio como resultado su llegada a Tucumán. “En lo personal me va a servir bastante para mi carrera”, reconoció. Es que durante el pasado torneo, mientras su ex técnico lideraba a Atlético hasta las puertas de una clasificación histórica a la Copa Libertadores, él jugaba poco y nada.

En total, sólo ingresó en uno de los 16 partidos que duró la minitemporada de transición en Estudiantes.

Ya con una semana de estadía en su nuevo hogar, y pese al cambio que representa para él la mudanza, en todo sentido se siente cómodo. “Mis compañeros me recibieron muy bien, me hicieron sentir como uno más desde el primer momento -explicó-. De la ciudad me sorprendió que estando en invierno ya haga tanto calor, pero estoy muy cómodo”.

Rosales vino a la provincia con su novia y por ahora está instaladi en un hotel. Será hasta encontrar departamento, preferentemente en el centro. “Todavía no vi nada, pero tengo que salir a buscar”, reconoció.

Por ahora, se concentra en encontrar su lugar en un equipo que ya tiene el lateral que andaba buscando.

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