Juraron los primeros jueces que nombró Manzur

En una ceremonia atestada de público asumieron seis magistrados; entre ellos Romagnoli, a quien Alperovich había vetado en 10 ocasiones

LOS SEIS NUEVOS JUECES. Arquez, Bonari, Guyot, Pérez, Sale y Romagnoli.  LOS SEIS NUEVOS JUECES. Arquez, Bonari, Guyot, Pérez, Sale y Romagnoli.
24 Agosto 2016

Son tiempos difíciles para la Justicia de Tucumán. Por eso la incorporación de seis nuevos jueces implica, más que nunca, un alivio. Sobre todo por las numerosas vacantes existentes: pese a que 2016 está a las puertas del último cuatrimestre, el de ayer fue el primer juramento de magistrados del período. En una ceremonia concurridísima, asumieron el camarista Gustavo Romagnoli; los jueces José Rubén Sale, Pedro Pérez y Eugenio Guyot; el fiscal Claudio Bonari y la defensora Lorena Arquez. Con ellos, el gobernador Juan Manzur debutó como seleccionador de miembros de la judicatura.

Protagonista entre los protagonistas del acto, Romagnoli prestó juramento a las 12.04 (ver “Lo único...”). Se trata del postulante más exitoso y más rechazado de la breve historia del Consejo Asesor de la Magistratura (CAM): ingresó a las ternas de los 11 concursos que rindió y recibió 10 vetos durante la gestión del ex gobernador José Alperovich. Su exclusión sistemática desde 2011 obedeció a la enemistad entre Susana Trimarco, mamá de María de los Ángeles Verón, y el clan “Ale”: resulta que Romagnoli es sobrino de Cergio Morfil, letrado histórico de esa familia.

A continuación, dijo “sí, juro” Sale, que es hermano de Carlos Sale, fiscal de Cámara N°1 de la capital, y desde este martes encabeza el Juzgado de Familia y Sucesiones N°1 de Concepción. Luego fue el turno de Pérez, nuevo juez en lo Civil y Comercial N°8 de esta capital. Guyot, ex director de Institutos Penales durante el alperovichismo, se convirtió en el primer juez de Ejecución en lo Penal de San Miguel de Tucumán -el cargo había sido creado por una ley de 2005-.

Reemplazante del controvertido ex fiscal N°2, Carlos Albaca, Bonari cumplió el rito en quinto lugar (ver “Es fundamental...”). Por último, pronunció la jaculatoria Arquez, quien se desempeñará como defensora de Menores; en lo Civil y Penal, y del Trabajo en Banda del Río Salí. El acto de 12 minutos de duración fue presidido por los vocales de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán (Antonio Gandur -titular-, René Goane, Antonio Estofán, Claudia Sbdar y Daniel Posse) y por Edmundo Jiménez, titular del Ministerio Público Fiscal y Pupilar.

Magistrados, funcionarios públicos, legisladores, miembros del CAM, abogados, familiares y amigos se agolparon para presenciar la escena solemne. Regino Amado, ministro de Gobierno, Justicia y Seguridad, y la secretaria del área, Carolina Vargas Aignasse, representaron al Poder Ejecutivo. Entre otros, ocuparon las filas de invitados especiales los parlamentarios Marcelo Caponio, Guillermo Gassenbauer, Silvia Rojkés, Javier Pucharras y Fernando Valdez; los consejeros Martín Tello, Rolando Granero y Jorge Conrado Martínez; Francisco García Posse, presidente del Colegio de Abogados de la Capital, y Fernando Juri Debbo, defensor del Pueblo. Los jueces federales Fernando Luis Poviña y Daniel Bejas acompañaron a Bonari, ex colaborador del primero, lo mismo que muchos de sus ex compañeros de trabajo. El clima de camaradería primó sobre la formalidad judicial. Como pocas veces en este tipo de circunstancias circunspectas, hubo aplausos -y alivio- al final del acto.


"Lo único que quiero es trabajar con honestidad"

Gustavo Romagnoli estuvo a un palmo de abandonar el anhelo de la judicatura. Si el gobernador Juan Manzur lo vetaba por undécima vez, iba a darse por vencido. Pero casi un año después de que su terna ingresara al Gobierno, Manzur lo designó vocal de la Sala II de la Cámara Penal de San Miguel de Tucumán.

-¿Cómo se siente?

-Muy contento y, por momentos, emocionado porque pienso en mis viejos. Feliz.

-¿Hace cuánto quiere ser juez?

-A partir de 2001 o 2002, cuando empecé a especializarme en el área penal. Veía a los jueces y me sentía atraído por su responsabilidad.

-Es decir, no es un deseo que viene de la infancia...

-No, calculo que cuando era chiquito quería ser jugador de fútbol: cualquier cosa menos abogado.

-Su primera inscripción en el Consejo Asesor de la Magistratura data de 2011.

-Sí, de mediados de ese año.

-Desde entonces “aguantó” 10 vetos. Con el sello de camarista en la mano, ¿qué significan esas exclusiones?

-Significó mucho para mí, para mi familia y para mis allegados. Ellos me apoyaron y me instaron a seguir. Pude persistir y hoy (por ayer) estoy logrando un sueño. Las exclusiones lógicamente me marcaron porque en varias oportunidades consideré que eran injustas. Pero la esperanza es lo último que hay que perder y, si bien tardé bastante en llegar a la meta, aquí estoy. Lo único que quiero es trabajar con honestidad como siempre lo hice durante el ejercicio de la profesión y aportar un grano de arena a la Justicia penal. En el fondo nunca hay que olvidar que esta brinda un servicio indispensable.

-Susana Trimarco se oponía a su nombramiento y el ex gobernador José Alperovich se allanaba. ¿Es un acto de justicia poética que esté por ocupar el cargo que dejó uno de los magistrados denunciados por Trimarco, Alberto Piedrabuena, a posteriori de las absoluciones del caso “Verón”?

-Siento que es una cuestión de azar. Estuve ternado para muchas otras salas. Quiero mirar hacia el futuro, no hacia atrás. El solo hecho de ir a la Sala II no modifica nada.

-La Justicia penal está en el centro de la escena pública por su rendimiento bajo y por el manejo de numerosos expedientes candentes. ¿Por qué meterse ahí?

-Sin dudas creo en el esfuerzo y en que hay que redoblarlo día tras día. Estoy dispuesto a hacerlo; estoy dispuesto a trabajar las horas que sean necesarias para aumentar el número de juicios orales. Sin duda existe un colapso y sé también que en la Sala II hay una vacante (el cargo que dejó libre Emilio Herrera Molina en 2014), pero entiendo que con trabajo saldremos adelante.

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"Es fundamental actuar con independencia"

Con 35 años, Claudio Bonari es el fiscal más joven del Ministerio Público provincial. Ayer quedó definitivamente a cargo de la Fiscalía N°2, cuyo último titular fue Carlos Albaca. Acorralado por las denuncias relativas a su proceder en el caso “Lebbos”, renunció para jubilarse con el beneficio del 82% móvil y hoy enfrenta un pedido de elevación a juicio pendiente de confirmación.

Bonari, que es ex funcionario de la Justicia Federal, dijo que estaba entusiasmado por la oportunidad profesional que implicaba dirigir la Fiscalía N°2. “Necesito ver en qué estado está. A partir de ahí, estableceré un plan de acción. No conozco la gestión de Albaca ni la causa ‘Lebbos’”, comentó luego de jurar en el cargo. Y añadió: “mi idea es sentarme a trabajar con honestidad y con conciencia de lo que este servicio implica para la sociedad. Es fundamental actuar con independencia”. Bonari afirmó estar preparado para integrarse a una estructura que el año pasado archivó ocho de cada 10 denuncias: “tenemos que brindar acceso a la justicia y generar las condiciones para que los delitos sean denunciados”.

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