Esa alegría especial por llevar a su hijo al “Monumental” por primera vez

EN FAMILIA. Lucio y su hijo Ciro viven en Río Gallegos; su hermano Patricio, aquí. EN FAMILIA. Lucio y su hijo Ciro viven en Río Gallegos; su hermano Patricio, aquí.
08 Diciembre 2016
Sábado 26 de noviembre de 2016. Atlético recibe a Belgrano. Ciro de la Vega va por primera vez al “Monumental”. Tiene poquito menos de cuatro años. Lo lleva su papá, Lucio. Casi 37 años antes, el domingo 25 de noviembre de 1979. Atlético recibe a Argentinos Juniors. Lucio pisa por primera vez la cancha del “Deca”. Tiene poquito más de cuatro años. Lo lleva su papá, Alberto.

Mientras habla con LG Deportiva, Lucio no advierte el paralelismo entre él y su hijo, que podría ser parte de un cuento de Cortázar. Quizá lo vea hoy, al leer la nota en LAGACETA.Com: hace casi nueve años que vive en Río Gallegos.

Es fanático de Atlético. Y no por mandato paterno: Alberto era hincha de Argentinos del Norte. Sí heredó de su padre el placer de ir a la cancha. “De chiquito iba con él a ver al ‘Sagrado’ por la Liga. Íbamos a todos lados. Debo conocer todas las canchas de Tucumán. Pero yo ya era de Atlético. Me había hecho ‘decano’ por mis primos, que viven por Italia y Muñecas”, cuenta durante el entretiempo del partido contra Belgrano.
  
Ciro espía cada tanto el campo de juego. La mayor parte del tiempo se lo pasa viendo videos de Pepa Pig en el celular de su papá, o juntando papelitos del suelo, para volver a lanzarlos. Pero en un momento dado Ciro sorprende: solito se saca la camisetita del “Deca” y, parado en su butaca del sector 2 de plateas, comienza a hacer el “ventilador” al ritmo de lo que canta los hinchas. Acaso Lucio también haya estado un poco disperso en la tribuna, aquella tarde de noviembre del 79. No tenía cómo saber que estaba viendo jugar a quien años después se convertiría en el mejor futbolista de la historia: Diego Armando Maradona.

¿Cómo es para un fanático del “Deca” vivir a casi 3.350 kilómetros de la cancha?, le pregunta LG Deportiva. “A mí me gusta mucho venir a la cancha. Ese es un placer que perdés cuando te vas. Dejé Tucumán en marzo de 2008, y a los pocos meses Atlético ascendió a la B. Ya en esa época era difícil seguirlo. Resultaba complicado enganchar alguna radio en internet. Recuerdo que estaban pateando los penales contra Racing de Córdoba y se cortaba. Me enteré del ascenso después”, cuenta. Y dice que algo similar ocurrió con los otros ascensos del “Deca”, incluidos los últimos, a Primera.

Ahora, aunque no ve a Atlético en vivo, sí lo ve en directo. Y lo hace junto a Ciro. “Desde chiquito él se pone la camiseta y se sienta conmigo a ver los partidos por tele. Estaba entusiasmado por venir a la cancha. Planeamos el viaje para que concuerde con un partido de Atlético de local”, explica.

Admite que le encantaría que Ciro siga siendo hincha de Atlético, pero sabe que eso dependerá de su hijo. “Seguramente él seguirá viviendo lejos de Tucumán y se hace difícil con la distancia. Los equipos grandes están todos los días en la tele, y en la calle todos los chicos tienen camisetas de Boca, de River o de equipos de afuera. Sería muy lindo que lo siga a Atlético. Ya veremos”, mesura.

¿Qué fue lo mejor y lo peor que viviste con Atlético? “La alegría deportiva más grande fue la clasificación para el repechaje de la Libertadores. Me emocionó mucho. Y la alegría no futbolística la estoy viviendo hoy, haber venido a la cancha con mi hijo y con mi hermano (Patricio). Y tristezas, obviamente los descensos. Pero esto es un juego. A veces me caliento, pero sigue siendo un juego”, responde.

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