La mortadela del sándwich

13 Diciembre 2016

El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Ni el Gobierno ni la oposición están en condiciones de hacerlo. Han jugado electoralmente con el bolsillo del electorado (interpretado en términos políticos) y del asalariado en general que, desde hace algunos años a esta parte, no quieren hacer horas extras y hasta teme que le aumenten el sueldo para no caer en la trampa del impuesto a las Ganancias (ya sea como nuevo contribuyente o por el cambio de escala).

Si algún gobernador llegó a presumir que, en el nuevo escenario, iban a gozar de una mayor autonomía financiera, pregúntenle al tucumano Juan Manzur qué se siente estar en medio de dos aguas. El corazón justicialista le dice que debe apoyar el proyecto opositor; pero las necesidades financieras de la provincia le recuerdan que -más temprano que tarde- deberá acudir a la Rosada a pedir auxilio, como lo está haciendo para pagar el bono de fin de año. Ahora, el “no veto” también aparece como un castigo que la administración macrista está dispuesto a aplicar si no prospera su iniciativa. De una u otra forma, todos terminanos siendo la mortadela del sandwich en el menú de la política.

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