Con un golpe comando robaron $ 100.000

Un ex delegado comunal y su familia fueron víctimas de un violento asalto en su casa. Los ladrones estaban encapuchados y empuñaban armas. Los vecinos afirman que se volvió una zona peligrosa.

EL PEOR ESCENARIO. La familia Páez estuvo a merced de los delincuentes durante más de 40 minutos. la gaceta / foto de franco vera EL PEOR ESCENARIO. La familia Páez estuvo a merced de los delincuentes durante más de 40 minutos. la gaceta / foto de franco vera
26 Enero 2017
“Somos de Los Ralos y estamos investigando la muerte del curita”, fueron las primeras y desconcertantes palabras que escuchó Graciela Páez, de 58 años, en boca de uno de los asaltantes que acaban de sorprenderla mientras dormía en su habitación. Eran seis encapuchados que empuñaban armas de fuego. La tomaron del brazo por la fuerza y la obligaron a dirigirse hasta otro cuarto en el que descansaba su marido, Ambrosio Páez (58).

Acababa de comenzar una secuencia de terror que se prolongaría por más de 40 minutos y que solamente terminaría cuando los ladrones se alzaron con un botín de alrededor de $ 120.000, varios teléfonos celulares y joyas por un valor que hasta el momento no fue precisado.

Los asaltantes planificaron el golpe hasta el último detalle y nada quedó al azar. Una serie de detalles hace sospechar a las víctimas y a los investigadores de la Policía que se trató de una “entregada”. Todo comenzó cerca de las 4.30 del lunes, cuando la banda irrumpió en una casa del barrio El Paraíso, en Delfín Gallo.

Antes, los ladrones habían sorteado sin inconveniente varios obstáculos. Tras abrir el portón de verjas bajas del frente de la casa, envenenaron a los dos perros dogo que cuidaban la propiedad. Luego ingresaron por una puerta que da al fondo sin que lo advirtiera Matías (30), el hijo del matrimonio (tiene su habitación en el fondo) y de inmediato se dirigieron al cuarto principal, donde redujeron a la dueña de casa y a su marido, un ex delegado comunal.

“Entraron en silencio total. Me agarraron muy fuerte del brazo y me dijeron que me diera vuelta”, relató Graciela, quien agregó: “fue todo muy confuso me dijeron: ‘somos de Los Ralos y estamos investigando la muerte del curita´. Yo estaba confundida y no entendía nada”.

Mientras uno de los ladrones custodiaba el frente de la vivienda, sus cómplices inmovilizaron a las víctimas atándolas con alambres de pies y manos y los cubrieron con colchas. Mientras dos de ellos los vigilaban, los otros comenzaron a revisar la propiedad en busca de dinero.

“A mí me pusieron un arma de fuego en la cabeza y me decían que les diera el dinero, que ellos sabían que el fin de semana habíamos vendido bien en la distribuidora. No podía respirar pero estaba preocupada por mi marido porque lo golpeaban”, recordó Graciela.

La familia Páez tiene un comercio mayorista frente a la casa. No descartan que desde allí haya se haya filtrado el dato que manejaban los delincuentes. “No culpamos a nadie, puede haber sido cualquier persona, porque a la distribuidora entra mucha gente todos los días”, reflexionó Matías, del hijo del matrimonio.

Otro dato que llamó la atención de las víctimas y de los investigadores de la Policía fue que los ladrones llamaran a Páez por su sobrenombre. “Danos la plata ‘Charata’, sabemos que la tenés en la casa”, le decían, contó la esposa de Páez. Finalmente, los lasaltantes hallaron lo que buscaban y escaparon sin dejar rastros sobre el vehículo en el que se movilizaban ni la dirección hacia la que huyeron. Pasado el peligro, el dueño de casa llamó a su hijo, quien liberó a sus padres utilizando una pinza de corte.

¿Vos sos policía?

Uno de los momentos de mayor tensión para la pareja fue cuando uno de los delincuentes que revisaba el ropero, encontró el uniforme policial de Páez, quien es comisario retirado.

“¿Vos sos policía?”, le preguntaron mientras lo golpeaban con una cachiporra que habían hallado entre las pertenencias del ex delegado comunal. Pasado el peligro, las víctimas avisaron a la Policía, Los investigadores trabajan para dar con los ladrones.

Cambio de hábitos

Alejandro, uno de los vecinos consultados, explicó: “hay una ola de inseguridad terrible. Antes esta era una zona tranquila, ahora tuvimos que cambiar todos nuestros hábitos. Hay que encerrarse temprano y no se puede salir porque hay mucha droga. Son chicos de afuera los que están robando muchas motos, sobre todo”

Carlos, quien vive cerca de la plaza principal, contó: “Los fines de semana no se puede ni salir a tomar el colectivo, porque los chicos usan los refugios para juntarse a tomar alcohol”.

“Antes nos juntábamos los vecinos a tomar mate y charlar en la vereda. Ahora eso no pasa. Estamos mal porque esto es tierra de nadie y encima corre mucho la droga. A toda hora hay mucha gente desconocida en las calles”, se quejó un vecino (pidió que su identidad se mantenga en reserva).

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