Adiós a las vacaciones; hola estrés

13 Febrero 2017
Quién no ha dicho, luego de la licencia, “todo lo bueno se termina” o “recién terminan mis vacaciones y ya estoy agotado”. Arrancar el año laboral con estrés no es el mejor de los escenarios. Es normal regresar de las vacaciones añorando el período de descanso perdido. Pero el panorama cambia cuando esa “añoranza” se transforma en algo más: depresión, nerviosismo generalizado, irritabilidad, ansiedad, y hasta a veces, malestar físico que acompaña estos “estados de ánimo”. Esto impide continuar con la vida normal. Esta serie de sintomatologías se suele denominar “estrés postvacacional”. Especialistas del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA) elaboraron un informe sobre esta patología. Según el estudio, es este el período en que se nota un crecimiento de las consultas de pacientes que padecen cuadros de Trastornos de Ansiedad tras volver de sus vacaciones.

“Hoy en día, es más que frecuente encontrar en nuestras consultas a pacientes que explican que su problema comenzó un tiempo luego de las vacaciones, que están nerviosos, angustiados y sobresaltados, todo les preocupa, transpiran mucho, tienen taquicardia y problemas para dormir. En ciertos casos, el relato es seguido por una crisis de pánico”, explicó Gabriela Martínez Castro, directora del CEETA.

La profesional argumentó que esto se da porque durante el período de vacaciones cambian las rutinas, la alimentación, se alteran los horarios de sueño, entre otras modificaciones. “Luego, una vez en la rutina diaria, cuesta retomar el ritmo habitual del resto del año”, agregó.

Para mitigar o evitar de la mejor manera posible el estrés post vacacional CEETA brindó algunas recomendaciones: equilibrar en la agenda las horas de sueño; tener una alimentación balanceada; mantener tiempo de ocio y recreación; fijar períodos de tiempo dedicado al trabajo, estudio o demás obligaciones; y hacer ejercicio al menos tres veces a la semana. “En el orden de lo posible, tomar periodos cortos de descanso durante el año”, aconsejó el Centro especializado.

También recomendaron resolver los problemas de a uno, dividiendo cada uno en diversos órdenes de complejidad, proponiendo una alternativa de solución para cada uno, eligiendo la opción más realista posible, o aprendiendo a aceptar que dicho problema no posee solución.

“Es necesario cambiar la visión negativa o catastrófica sobre los acontecimientos por suceder, reemplazando esa mirada, por otra más realista y mesurada a la hora de evaluar la realidad”, agregó.

No perder tiempo

En el caso no lograr manejar adecuadamente la situación de estrés, el CEETA aconsejó: “no perder tiempo y evitar que el cuadro avance, ya que puede resultar incapacitante para quien lo padece”.

Martínez Castro contó que los trastornos de ansiedad son variados, pero en lo que al estrés post-vacacional se refiere, dos de ellos son los que se destacan:

• Por un lado está el Trastorno de Pánico, que consiste en padecer una crisis inesperada y repentina, que alcanza su máxima intensidad a los 10 minutos de haber comenzado, acompañada de algunos síntomas físicos como la taquicardia, temblores, sudoración, visión borrosa, mareos o sensación de inestabilidad, dificultades gastrointestinales, sensación de ahogo y de un intenso terror a morir, de volverse loco o de perder el control.

“En general la persona teme volver a padecer otra crisis, y por tal motivo, va restringiendo las actividades de su vida cotidiana, hasta quedar incapacitado por el miedo, y bajo la dependencia de otros, por temor a necesitar recibir ayuda en caso de una nueva crisis”, agregó la especialista.

• El segundo tipo, es el trastorno de ansiedad generalizada, se trata de una preocupación excesiva, por diferentes temáticas que pueden ser o no graves, reconociendo que la magnitud de la preocupación sobrepasa los motivos que la suscitan, sin lograr controlarla, además de no poder jerarquizar adecuadamente el orden de importancia de los problemas que lo preocupan. “Quien lo padece, vive sobresaltado, irritable, fatigado, con dificultades en el sueño, temblores, sudoración, sensación de ahogo o atragantamiento, palpitaciones, problemas gastrointestinales, hasta puede padecer una crisis de pánico”, detalló Martinez Castro.

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