Macri, el gran ausente del discurso manzurista

Parece una casualidad, pero no lo es. A Juan Manzur le gustan los grandes emprendimientos. También que su nombre y apellido queden registrado en el mármol de las obras ejecutadas. Ayer ingresó por la puerta principal de la sede legislativa, esa que costó $ 124,8 millones o $ 30 millones más de lo que se había presupuestado, para ratificar que -ahora como gobernador- construirá un Centro Cívico en Tafí Viejo para el Poder Ejecutivo. Así, Manzur quiere que la Casa de Gobierno se convierta en un gran museo. “Cien años después de la inauguración de nuestro edificio actual, estimamos un momento propicio para dar lugar a este salto de calidad administrativa y valorización de nuestro patrimonio cultural”, explicó ayer al dejar inaugurado el 112° período ordinario de sesiones legislativas. 

Detrás de esas palabras y del megaemprendimiento millonario se oculta la idea de continuidad. Manzur piensa que este año puede estar el proyecto y que la obra puede demandar entre tres y cuatro años de ejecución. Veladamente, a los legisladores presentes les comunicó que su mandato se extenderá, al menos por cuatro años más. Y después, el tiempo dirá.

A propósito del Centro Cívico y otros proyectos, el discurso de Manzur mencionó tres veces al arquitecto tucumano César Pelli, a quien se encargará el diseño, pero ninguna a Mauricio Macri. El presidente de la Nación fue el gran ausente en el mensaje (el otro fue el senador José Alperovich). El gobernador no expresó palabra alguna acerca de la gestión nacional. Tal vez se dejó llevar por lo que le dicen las encuestas que encargó, que Macri no suma, sino que resta. Que no es momento de pegarse tanto a la Casa Rosada o que ya pesa, con fuerza, el año electoral. Manzur se confiesa peronista, pero no fanático como kirchnerista, sino dialoguista. Claro que el contacto no es tan fluido como el de su par de Salta Juan Manuel Urtubey. Manzur necesita asumir ese rol distante del poder central. El razonamiento oficialista tal vez haya sido develado por el intendente bandeño Darío Montero, que recientemente le dijo a LA GACETA que los municipios justicialistas sólo firman convenios y que los de Cambiemos reciben las obras.

En la ceremonia de ayer también hubo otros mensajes, pero fuera del recinto de sesiones legislativas. En la platabanda y en la propia avenida Sarmiento, con la guerra de pasacalles que acompañó el paso de Manzur. El mandatario ya orejea candidaturas para el Frente para la Victoria y está midiendo las chances de su ministro del Interior, Miguel Acevedo, con el que compartió una charla en la sede del Ejecutivo apenas llegó desde el edificio legislativo. Manzur no sólo abrió el período ordinario de sesiones; también el fuego electoral.

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