¿A qué novela le prestó usted ayer más atención? ¿A la del conflicto docente o a la del escándalo en el fútbol? Un canal de Televisión de Buenos Aires hizo ayer una convocatoria y los televidentes preferían que vuelva antes el fútbol que las clases. Desde esa realidad, ¿cómo sorprenderse ante las escenas que dejan burdo al realismo mágico de García Márquez? Detrás de este escenario tragicómico, en el que dirigentes con turbios pasados, de ambos lados, se pelean por migajas, alguien maneja los hilos. La falta de fútbol permite concitar la atención en temas sensibles, como la seguridad. La gente no habla de otra cosa. Y a Mauricio Macri no parece hacerle mucha gracia. Hombre de fútbol, fue quien eligió a Armando Pérez como presidente de la Comisión Normalizadora, con el omnipresente Daniel Angelici por detrás. Y quien pergeñó cambios en el estatuto de la AFA que conducían a la protección de situaciones oscuras. Y Sergio Marchi, protagonista desde el gremio del descenso de Colón en 2014. En el fútbol se habla de millones como usted cuenta los billetes de $ 10 para cargar la Ciudadana. Ya no es un juego. Es un enorme negocio. Y por ese negocio, los dirigentes del fútbol, que protegen a barra bravas y hacen triangulaciones en paraísos fiscales, son capaces de hacer caer un artículo del Estatuto, por UNA fecha, para que puedan jugar juveniles como profesionales. En el medio, amenazas y aprietes a plena luz. Una payasada. Pero que sólo provoca llanto.

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