19 Marzo 2017
Tucumán Rugny, un cementerio de elefantes
VELOCISTA. El centro, Tobías Bulacio, lleva la guinda entre sus manos. Los jugadores de Hindú intentan cortarle el paso. la gaceta / foto de adrián lugones
Hace varios años que los números y una muy considerable parte de la opinión pública ubican a Hindú como el mejor equipo de rugby del país. El dueño de la corona desde hace dos años y único heptacampeón del Nacional de Clubes juega casi al nivel de un seleccionado, y prácticamente convierte en oro todo lo que toca. Pero ser el mejor no significa ser invencible. Tucumán Rugby se encargó de demostrarlo ayer en Yerba Buena.
De este modo, ratificó a nuestra provincia como un verdadero “Cementerio de elefantes”: las únicas tres derrotas que sufrieron los de Don Torcuato por el Nacional en los últimos tres años se dieron en suelo tucumano. Primero lo golpeó Lawn Tennis, en 2015, al cabo de un partidazo en el Parque 9 de Julio (30-27); luego lo hizo Universitario, el año pasado, con un 36-14 en Ojo de Agua que le permitió a la “Serpiente” gambetear el duelo por la permanencia; y ayer lo consiguió el “Verdinegro”, con una producción que también merece ser atesorada en la memoria.
No sólo porque ganarle a Hindú es un cheque en blanco a la confianza, sino por la descomunal defensa que construyó el local en los últimos 10 minutos, capaz de contener a un metro del ingoal a uno de los ataques más efectivos del rugby argentino y de permitir que esa ventaja de cinco puntos (29-24) se sostuviera hasta el final.
No había empezado bien la cosa para los tucumanos. Hindú salió como si sólo tuviera 15 minutos para demostrar todo lo que es capaz de hacer. Y en ese primer cuarto de hora arrinconó a los “Verdinegros”. Fue el único pasaje del encuentro que tuvo un dominador claro. Todo lo demás se repartió en un ida y vuelta de altísimo ritmo, en el que cualquier error podía terminar con un try en contra. Tucumán Rugby cometió un par, en pleno ataque, e Hindú lo castigó de contra, asestándole tres tries en el primer tiempo para sellar un parcial de 19-8.
Dispuesto a enmendar sus pecados, el Tucumán Rugby salió a degüello; y con una defensa agresiva logró sacarle la pelota a su rival y dar vuelta el partido con los tries de Lucas Cartier y Santiago Rodríguez del Busto. Poco más tarde, Gonzalo Martínez Zavalía daría el golpe de gracia, cuando se le escapó a su marcador. Hindú se mandó ciego de furia al ataque; pero chocó una y otra vez con una heroica muralla verde y negra, que se lo comió a tackles, a pesar de estar en inferioridad numérica. Después de esto, Tucumán Rugby puede creerse capaz de cualquier cosa.
De este modo, ratificó a nuestra provincia como un verdadero “Cementerio de elefantes”: las únicas tres derrotas que sufrieron los de Don Torcuato por el Nacional en los últimos tres años se dieron en suelo tucumano. Primero lo golpeó Lawn Tennis, en 2015, al cabo de un partidazo en el Parque 9 de Julio (30-27); luego lo hizo Universitario, el año pasado, con un 36-14 en Ojo de Agua que le permitió a la “Serpiente” gambetear el duelo por la permanencia; y ayer lo consiguió el “Verdinegro”, con una producción que también merece ser atesorada en la memoria.
No sólo porque ganarle a Hindú es un cheque en blanco a la confianza, sino por la descomunal defensa que construyó el local en los últimos 10 minutos, capaz de contener a un metro del ingoal a uno de los ataques más efectivos del rugby argentino y de permitir que esa ventaja de cinco puntos (29-24) se sostuviera hasta el final.
No había empezado bien la cosa para los tucumanos. Hindú salió como si sólo tuviera 15 minutos para demostrar todo lo que es capaz de hacer. Y en ese primer cuarto de hora arrinconó a los “Verdinegros”. Fue el único pasaje del encuentro que tuvo un dominador claro. Todo lo demás se repartió en un ida y vuelta de altísimo ritmo, en el que cualquier error podía terminar con un try en contra. Tucumán Rugby cometió un par, en pleno ataque, e Hindú lo castigó de contra, asestándole tres tries en el primer tiempo para sellar un parcial de 19-8.
Dispuesto a enmendar sus pecados, el Tucumán Rugby salió a degüello; y con una defensa agresiva logró sacarle la pelota a su rival y dar vuelta el partido con los tries de Lucas Cartier y Santiago Rodríguez del Busto. Poco más tarde, Gonzalo Martínez Zavalía daría el golpe de gracia, cuando se le escapó a su marcador. Hindú se mandó ciego de furia al ataque; pero chocó una y otra vez con una heroica muralla verde y negra, que se lo comió a tackles, a pesar de estar en inferioridad numérica. Después de esto, Tucumán Rugby puede creerse capaz de cualquier cosa.
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Tucumán Rugby Club
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