Cecilia Caminos - DPA
Las turbulencias que vive Lionel Messi en la Selección no tienen fin. En menos de un año perdió la tercera final consecutiva de un torneo grande, renunció, regresó, hizo un pacto de silencio y ahora recibió cuatro fechas de suspensión de la FIFA por insultar a un juez de línea el jueves, ante Chile, en partido de la Eliminatoria.
Más allá de sospechas y conjeturas por la veloz sanción de oficio del ente rector del fútbol mundial, que debilita a Argentina en la recta final de una compleja clasificación al Mundial de Rusia 2018, Messi se plantó el jueves ante el juez de línea y lo insultó con palabras soeces delante de las cámaras.
El delantero no se tapó la boca, como suele hacer cada vez que no quiere que se lean sus labios. Venía de anotar el penal que le dio la ajustada victoria a la “albiceleste” sobre Chile, y de sufrir la falta de circulación y generación de juego, que lo obligaba a retroceder a veces hasta el área argentina para recuperar el balón.
Messi, de 29 años, protagonizó un exabrupto que le puede costar caro a la Argentina, un arranque explosivo muy lejano a aquella “Pulga” que orbitaba en el campo sólo en busca del gol. Sumó carácter para ponerse el equipo al hombro y gestar triunfos, tanto como enfrentar derrotas.
Al margen, aprendió a convivir con las críticas continuas en Argentina, donde siempre se le reclamó que jugara igual que con Barcelona y le llevó muchos años conquistar a la apasionada hinchada local, más allá del cuestionamiento de la prensa argentina.
Perder la tercera final consecutiva en junio pasado en Nueva York llevó a Messi al límite y renunció a la Selección. Argentina cayó por penales ante Chile en las Copas América 2015 y 2016, luego de la derrota con Alemania en la final del Mundial de Brasil 2014. El delantero, que ganó todo con Barcelona, no pudo levantar aún una copa con la Selección mayor.
Tras la salida del entrenador Gerardo Martino, el nuevo técnico Edgardo Bauza se concentró en traer de regreso a Messi al combinado. El crack volvió, puso la cara y habló hasta noviembre, cuando dispuso un pacto de silencio.
Un periodista afirmó que el delantero Ezequiel Lavezzi fumó marihuana en la concentración del equipo argentino y todo el plantel se abroqueló en defensa del “Pocho”. Messi se plantó en noviembre frente a la prensa, secundado por todo el equipo luego de la victoria sobre Colombia por las eliminatorias, y comunicó que no volverían a hablar con la prensa argentina.
La sanción de la FIFA contra Messi lo encontró en medio de ese silencio, por lo cual su reacción llegó a través de dirigentes del fútbol argentino que aseguraron que está “golpeado y triste”.
La pena podría reducirse, pero representa un nuevo escollo en el vínculo de Messi con la selección argentina, la camiseta que el crack eligió cuando era una joven promesa y ya era tentado por España para integrar su conjunto nacional.
LA PAZ.- La noticia cayó como un balde agua fría en la AFA. “Es una medida totalmente injusta y arbitraria”, afirmó Marcelo Tinelli, presidente de la comisión de Selecciones sobre las cuatro fechas de suspensión a Lionel Messi y adelantó que apelarán la medida.
“No compartimos la sanción y por eso vamos a objetarla y a apelarla. Lo que pasó en el partido ante Chile lo entendimos como algo casual porque no nos vinieron a decir nada en ese momento. Quisiera ver todo el video porque también hubo insultos de jugadores chilenos”, expresó Tinelli en declaraciones a TyC Sports.
“Pensamos que podía ser solo una sanción económica. Pero vimos que mandaron 14 hojas de la sanción y nos pareció raro. No podemos pensar en operaciones pero no estamos de acuerdo con el hecho y vamos a ejercer nuestro derecho a defensa”, dijo el vicepresidente de San Lorenzo.
“Messi está triste pero bien. Todo el equipo está muy motivado, y esto nos da fuerzas”, sostuvo Tinelli, y siguió con un: “gracias a todos los hinchas argentinos que nos mandaron mensajes”. (Télam)