Qué se juega en las elecciones de medio turno en Tucumán

Los analistas coinciden en que pesan mucho más las candidaturas que las ideas de los frentes electorales. La puja por el liderazgo y por posicionarse con vistas a los comicios de 2019.

HACIA LAS URNAS. En Tucumán, las fuerzas electorales compiten por mucho más que las cuatro bancas de diputados en disputa. Todos miran hacia 2019. la gaceta / foto de inés quinteros orio (archivo) HACIA LAS URNAS. En Tucumán, las fuerzas electorales compiten por mucho más que las cuatro bancas de diputados en disputa. Todos miran hacia 2019. la gaceta / foto de inés quinteros orio (archivo)

Tucumán enfrenta en este año electoral dos escenarios: uno nacional, que está directamente relacionado con el resultado que pueden arrojar los comicios en Buenos Aires en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). El otro está vinculado con el posicionamiento de las fuerzas electorales provinciales en una elección de medio turno en la que se disputan cuatro bancas. Por caso, el frente Cambiemos por el Bicentenario aspira que el 22 de octubre próximo se quede con dos escaños. La lectura del oficialista Frente Justicialista por Tucumán no sólo apunta a lograr más diputados, sino también a ampliar la diferencia de votos obtenida en 2015, estimada en 110.000. Pero todavía tiene un problema capital: Gran parte del electorado de San Miguel de Tucumán le da la espalda a las políticas de la Casa de Gobierno. Eso se compensa con el voto en el interior provincial. Y, además, el oficialismo deberá luchar, mirando hacia 2019, con sus propios fantasmas de liderazgos.

Según el analista Sergio Berensztein, cada provincia tiene su propia lógica y advierte que, en las elecciones de este año, no hay tantos desdoblamientos electorales como en otras ocasiones. A su criterio en las elecciones de medio turno de este año, hay dos test “ácidos” que observarán los argentinos:

Publicidad

• Si Cambiemos saca más votos en las provincias, en el interior del país, respeto de la primera vuelta de 2015. Ese es uno de los objetivos de la Casa Rosada. Si, por el contrario, obtiene menos o igual cantidad de sufragios. En este caso, habrá que evaluar el nivel de desgaste que puede llegar a un nivel de desesperanza con la políticas de gobierno.

• El segundo escenario está planteado como una mirada nacional. El razonamiento en esta situación es hasta qué punto serán aceptados, con impacto relativo, los liderazgos de Mauricio Macri o de Cristina Fernández de Kirchner, por mencionar a algunos referentes posicionados en las encuestas.

Publicidad

“En muchos distritos, ninguno de ellos son fuertes y, frente a esa situación, es posible que los gobernadores salgan fortalecidos tras la compulsa y pueda renacer la liga de mandatarios, con un contrapeso importante entre esos referentes nacionales”, indica Berensztein. De hecho, cabe la posibilidad de que entre el 26 y el 27 de este mes, en Buenos Aires, una decena de mandatarios enrolados en el PJ se reúnan para alinear sus estrategias electorales.

Respecto de la cuestión interna de cada distrito, Berensztein dijo que varios de ellos no resolvieron aún la puja de liderazgos locales. “En Tucumán, por ejemplo, el viejo gobernador (José Alperovich) tiene aún una influencia notable sobre el nuevo (Juan Manzur), que no hace pie. No creo que esa puja se resuelva en estas elecciones”, señala. Y, respecto de Cambiemos, considera: “creo que se quiere consolidar como primera fuerza de oposición y ganar más espacios. Para ello, José Cano tendría que sacar más votos que en la anterior elección”. De todas maneras, según el analista, hay que ver el impacto que tuvo el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que convalidó el triunfo electoral de la fórmula Manzur-Osvaldo Jaldo en 2015. El escrutinio definitivo del 23 de agosto de ese año indicó que la Alianza Frente para la Victoria obtuvo 491.951 votos (51,64%) contra los 380.418 (39,94%) del Frente Acuerdo por el Bicentenario que propuso al binomio Cano-Domingo Amaya.

Lo que pase en Buenos Aires con las PASO definirá si el oficialismo o la oposición observarán, con más detenimiento, lo que suceda en el interior del país, advierte el politólogo Luis Karamaneff. Si bien reconoce que la incidencia electoral de Tucumán es muy baja a nivel país (pese a que es el sexto distrito electoral más importante), su peso político está relacionado con los resultados en Buenos Aires. “Tal vez los comicios locales de este año terminen definiendo posicionamientos y expectativas de la dirigencia con vistas a 2019 y también cómo se acomodarán”, señala en su charla con LA GACETA.

Mirada local

A la luz de las estrategias electorales previas que han delineado las principales fuerzas, Karamaneff entiende que un escenario interesante podrá observarse en la puja entre el peronismo de la capital con el peronismo del interior. “Sin ánimos de desmerecer a Cambiemos, puede observarse que la puja está dada por el peso político del candidato Osvaldo Jaldo y del intendente Germán Alfaro (su esposa Beatriz Ávila es la segunda candidata a diputada en la lista macrista), además de los votos que suma el radicalismo o el PRO”, puntualiza. Los resultados de 2015 marcaron, por caso, que el Acuerdo para el Bicentenario obtuvo en la capital 185.522 votos (52,63%) contra los 128.543 (36,46%) del Frente para la Victoria. Tal vez por eso, estima, el oficialismo haya cambiado a Pablo Yedlin por Jaldo para encabezar la lista, es decir, con la intención de fortalecer más los apoyos electorales del interior y tratar de disminuir aquella brecha de sufragios en San Miguel de Tucumán.

Respecto de qué votará el tucumano, Karamaneff se remitió a recientes estudios acerca del comportamiento social del que sufraga. “No es tanto la situación económica, sino la expectativa de lo que pueda llegar a suceder, en algunos meses o en un año, lo que motiva a un votante por tal o cual candidato. Obviamente que dependerá de si le cree o no”, remarca.

Para comprender lo que puede llegar a pasar en las próximas elecciones, el analista político Julio Picabea expuso la visión del asesor presidencial Jaime Durán Barba, que distingue entre el denominado “círculo rojo”, un 20 % de la sociedad civil aproximadamente, y el 80% restante. El círculo rojo está conformado por aquellas personas interesadas por las cuestiones políticas. En este espectro si podemos hablar de un voto “ideológico”, señala Picabea. Para el 80% restante la política no es trascendental. “Este amplio espectro de la sociedad vota motivado por algún interes personal, afiliación partidaria (muy pocos), influencia de los medios de comunicación, identificación con el candidato, por clientelismo, mayor o menor conocimiento del candidato, etcétera”, enumera.

A su criterio, en Tucumán se puede hablar de oposición, “pero no creo que se trate de una alternativa real de poder (pensando en 2019). El oficialismo sigue siendo fuerte”, indica. Sin embargo, sostiene que los próximos comicios serán claves para establecer si “Cano es realmente una alternativa de poder al partido gobernante. Es una prueba para él”. Y argumenta: “los partidos políticos en sí están extinguidos. No tienen funcionalidad, sólo sirven como estructuras legales para acceder al poder. Nada más. Hoy se votan personas”.

Julio Bárbaro se remite a la historia para explicar el peso político que puede tener, en las elecciones, una provincia, un sindicato o un empresario. “Si las provincias encuentran una expresión corporizada en un líder, tendrá vitalidad política”, señala. Pero advierte que, en un país que se debate de crisis en crisis, en los comicios no se debaten ideas, sino tan solo candidaturas. “A tal punto que hasta Cristina parece democrática”, ironiza.

Al hablar sobre Tucumán, el analista indica que nunca fue de su agrado la existencia de un matrimonio del poder, en referencia al ex gobernador y actual senador José Alperovich y la titular del PJ local Beatriz Rojkés. “Por situaciones como esa, y como pasó a nivel nacional, nos miran con atraso en cualquier lugar del mundo”, dice.

Bárbaro tiene en claro que las elecciones parlamentarias de este año marcarán el rumbo de las que se convocarán en 2019, con la particularidad de que sí pesará la cuestión económica. “2019 estará directamente ligado a si hay éxito económico o no. Si sucede esto último se exigirá un cambio de Gobierno. En definitiva, nadie sabe si es mucho más lo que crece de lo que brota”, finalizó.

Comentarios