Las PASO serán como un sondeo y el turno de octubre definirá estrategias

Las fuerzas o alianzas electorales pujan por más espacios de poder, sin perder de vista 2019.

ELECCIONES. FOTO TOMADA DE VOXPOPULI.COM ELECCIONES. FOTO TOMADA DE VOXPOPULI.COM
23 Julio 2017

Juan Pablo Ruiz Nicolini, investigador de cuadernos electorales del CIPPEC

Varias observaciones pueden hacerse tras la definición de las listas de precandidatos para ocupar las cuatro bancas en juego para la Cámara de Diputados por Tucumán. Con respecto al nivel de competencia efectiva que ofrecerán los partidos o alianzas en las PASO, solo uno de los siete espacios brindará en agosto alternativas de candidaturas para las elecciones de octubre: el oficialismo provincial (con la lista “Celeste y Blanca”, encabezada por el vicegobernador Osvaldo Jaldo) competirá en el “Frente Justicialista por Tucumán” con otras ocho listas. Entre ellas se destacan la más kirchnerista “Unidad Ciudadana”, encabezada por José Vitar; y el massista “Frente Renovador Auténtico”.

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¿Cuál es la relevancia del resultado provincial para el escenario nacional? El aspecto más sustantivo de este ciclo electoral, como suele suceder en las elecciones de medio término, es el “conteo de porotos”: cuántas bancas obtendrá cada fuerza política. Pero, más allá de la composición del Congreso, los comicios también traerán aparejados resultados simbólicos, que influirán en estrategias y cálculos de mediano plazo para los distintos actores y niveles de gobierno.

Si bien la atención se centrará en la provincia de Buenos Aires, una victoria en Tucumán podría ser vista como de relevancia, en términos simbólicos, para Cambiemos a nivel nacional por dos causas. En primer lugar, Tucumán es el distrito más grande aún bajo dominio de un gobernador (otrora) kirchnerista, Juan Manzur. Por otra parte, el escrutinio de la elección de 2015 es cuestionado por la oposición, aunque la Corte Suprema de Justicia de la Nación rechazó un recurso interpuesto por el espacio que preside en la provincia el radical José Cano.

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A nivel provincial, en primer lugar, los comicios pueden funcionar para la oposición como un paso intermedio para la elección de gobernador de 2019. Cano, al frente de la Unidad “Plan Belgrano” de la Jefatura de Gabinete hasta el 14 de julio, quien cuenta con el apoyo de la Casa Rosada, buscará vencer al oficialismo provincial, tras perder las últimas cuatro elecciones, a pesar de haber paulatinamente recortado distancias desde 2013. Una victoria en 2017 lo catapultaría para disputar la gobernación dentro de dos años. Sin embargo, a la reciente decisión de la Corte se le suman denuncias sobre presunto mal desempeño. Estas circunstancias podrían afectar su creciente imagen positiva en la provincia.

Dentro de la UCR, socio principal de la alianza Cambiemos, hay cortocircuitos entre Cano y corrientes internas del partido, como los “Boina Blanca” (referenciada en Ariel García) y “La Pisarello” (liderada por Fernando Valdéz). La disputa judicial por la elección de cargos partidarios a fines del año pasado (con denuncia de fraude incluida); el conflicto entre estos referentes y el canismo en la asamblea que definió la inclusión del partido en Cambiemos; y, por último, ya en el contexto de cierre de listas, la incorporación al espacio político de los otrora prominentes representantes del bussismo Claudio Viña y Pablo Calvetti, motivó que estas agrupaciones se autoexcluyeran de las PASO. Los radicales no canistas consideraron que participar significaba renunciar a las banderas históricas de la UCR: la República, el estado de derecho y los derechos humanos.

En tanto, el peronismo es una fuerza política que, en palabras del sociólogo experto en peronismo Juan Carlos Torre, “tiene un alma permanente y un corazón contingente”. Con una lógica similar, el politólogo Ernesto Calvo sostiene que el peronismo “está organizado mediante una coalición de facciones en las cuales una marcada estabilidad en el voto (alma) acompaña una significativa rotación de sus élites partidarias (corazón)”. Por eso, muchos esperaban que, luego de la sucesión de José Alperovich y la asunción de Manzur, las distintas facciones del partido se encolumnaran detrás de la figura del nuevo gobernador. Incluso, podía preverse esto también por parte del sector del PJ que construyó un acuerdo estratégico con el principal espacio opositor liderado por Cano para las elecciones de 2015, bajo la etiqueta del Acuerdo para el Bicentenario. Esta estructura llevó a Germán Alfaro a la intendencia de San Miguel de Tucumán y a Domingo Amaya, uno de los perdedores del actual cierre de listas, a ser nombrado por Mauricio Macri como secretario de Vivienda y Hábitat de la Nación.

Nada de eso sucedió. El ex gobernador y ahora senador nacional no fue corrido del centro de la escena y el espacio del PJ que gobierna la capital tampoco regresó. Y, a diferencia de lo que pasó en los comicios nacionales de 2015, en estas elecciones los peronistas disidentes sí participan de la oferta electoral junto a su aliado Cano. La ex legisladora y esposa de Alfaro, Beatriz Ávila, ocupa el segundo lugar en la lista.

El PJ tucumano se mantiene en un equilibrio poco claro, con varios dirigentes de peso conviviendo e intentos de aglutinar vertientes entre los más oficialistas, los kirchneristas y hasta los massistas. Aunque la vigencia de la alianza de Cano con el sector liderado por Alfaro indica que el PJ no logró alinear todos los caballos, la multiplicidad de listas que competirán en las PASO muestra una vocación de unidad para hacer frente a Cano, que cuenta con el apoyo del gobierno nacional. Una victoria sobre Cano sería para el PJ tucumano también un modo de confrontar con un eventual relato triunfalista de Macri el día después de los comicios.

Las PASO definirán los competidores de la elección de octubre. Esa contienda encontrará nuevamente a la lista liderada por Cano frente a los candidatos que impulsa la gobernación. Los resultados serán importantes por dos motivos: por un lado, pueden funcionar como una gran encuesta local de la intención de voto de cada espacio político y, de ese modo, afectar la decisión que los electores hagan en octubre. Por otro lado, lo que suceda en este ciclo electoral afectará las estrategias y realineamientos dentro de cada espacio político ante la elección provincial de 2019.

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