“Equation”, el misterioso aroma del cosmos

EL ALQUIMISTA. Julián Bedel en su laboratorio de perfumes Fueguia. CLARÍN.- EL ALQUIMISTA. Julián Bedel en su laboratorio de perfumes Fueguia. CLARÍN.-

CUADERNO DE PERFUMES

¿Tiene olor el universo? La pregunta, que para muchos puede parecer ridícula, tiene sin embargo una respuesta categórica: el universo no solo huele, sino que también contagia su aroma a cualquier objeto que deambula por el cosmos. Según los astrónomos, cuando uno mira al cielo puede pensar que sólo hay estrellas y planetas; pero gracias a los telescopios y a la ciencia hoy se sabe que el espacio está lleno sobre todo de moléculas odoríferas. ¿Y a qué huele entonces el universo? Pues literalmente a estrellas muertas. Lo cual viene a ser -para hacernos una idea- una mezcla de metales fundidos e hidrocarburos ardiendo con humo de asado. Y, a pesar de la imposibilidad de olerlos -debido al vacío del espacio-, sí existe una forma de percibir su aroma casi en directo. Cuando los astronautas de la Estación Espacial Internacional salen al exterior para efectuar alguna reparación o montar un nuevo módulo, sucede algo realmente sorprendente: estas “moléculas odoríferas espaciales” se adhieren indefectiblemente a sus trajes y herramientas, de modo que, a la hora de regresar a la estación, los astronautas ingresan impregnados de aromas. Sus testimonios son claros: huelen a fuego, a metal fundido y a humo... sobre todo a humo.

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Alentado por estos fantásticos relatos, el perfumista argentino Julian Bedel, cofundador del laboratorio de perfumes Fueguia 1833, se propuso hace un par de años recrear ese particular aroma a universo. El resultado de esa obsesión es el sofisticado y fascinante “Equation”, un elixir que huele a humo, a carbón refinado y a metal en combustión pero que, puesto en la piel, se convierte en una fragancia tan exquisita que haría enrojecer a la mismísima Coco Chanel.

Lanzado en 2014, el perfume fue producto de una detallada investigación ya que Bedel descubrió que los telescopios de la NASA identificaron en el corazón de la Vía Lactea, específicamente en Sagitario B2, una molécula que llamaron formiato de etilo (que le da el olor típico al ron caribeño y el sabor ácido a las frambuesas), así como una colección indescriptibles de carbones aromáticos. Bedel decidió usar esta molécula (reproducida sintéticamente en laboratorio) como base del perfume y la combinó con toques de madera y humo de soldadura, hasta configurar una pócima de notas potentes y definidas que se integran a la piel.

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Así, podría decirse, sin lugar a dudas, que aquel que use este perfume olerá igual que el universo. Como si hubiera salido de paseo por el cosmos y regresado impregnado de su prodigiosa singularidad. Es casi como sentirse eterno. Porque, como reconoce el mismo Bedel: “los olores pueden manipularnos”.

la nota
la cautivante esencia de nerolí
El nerolí es el aceite esencial que se obtiene con mucha dificultad al destilar al vapor las flores de azahar. Por eso es muy caro. En perfumería el nerolí otorga una nota de salida con aroma limpio, etéreo, más bien seco y ligeramente floral. Su nombre se debe a que era la fragancia favorita con que la princesa Ana María de Nerola (Italia) perfumaba sus guantes. Hoy, los perfumes más caros lo tienen como protagonista, como el exquisito “Nerolí Portofino” de Tom Ford.
 
lo extraño
los perfumes de tutankamon
Cuando se abrió la tumba del faraón Tutankamon se hallaron más de 3.000 potes con perfumes -sobre todo de sándalo- que aún conservan su olor, a pesar de haber permanecido enterrados por más de 30 siglos. Las egipcias solían colgar de sus cuellos pequeños recipientes de barro con sustancias aromáticas y llegaron a creer que el buen olor no sólo seducía a los hombres, sino que ahuyentaba enfermedades.  
 
¿a qué huele?
“The one rose” de     Dolce & Gabbana
Creada en 2009, es la tercera fragancia dentro de la línea The One de D&G. Se destaca por la incorporación de una nota central de rosa búlgara sobre un conjunto básico de notas de The One, como una variante más dulce e inocente del original. En el sitio de D&G declaran las siguientes notas aromáticas para este perfume: pomelo rosado, mandarina y casis, peonías, lirios, lichís, rosa búlgara, vainilla, musk y ámbar. La partida de la fragancia es frutal pero con la diferencia de que aquí el balance se inclina bastante a las frutas rojas casi de caramelo. El perfume demora en entregar el aroma a rosas y prepara el camino con frutales llamativos, para no percibirse como una fragancia vieja o muy clásica. Para mujeres de entre 25 y 55 años.

> La nota
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Creada en 2009, es la tercera fragancia dentro de la línea The One de D&G. Se destaca por la incorporación de una nota central de rosa búlgara sobre un conjunto básico de notas de The One, como una variante más dulce e inocente del original. En el sitio de D&G declaran las siguientes notas aromáticas para este perfume: pomelo rosado, mandarina y casis, peonías, lirios, lichís, rosa búlgara, vainilla, musk y ámbar. La partida de la fragancia es frutal pero con la diferencia de que aquí el balance se inclina bastante a las frutas rojas casi de caramelo. El perfume demora en entregar el aroma a rosas y prepara el camino con frutales llamativos, para no percibirse como una fragancia vieja o muy clásica. Para mujeres de entre 25 y 55 años.

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