EEUU marca sus diferencias contra el mundo financiero en cumbre del FMI

Lagarde había propuesto impuestos más altos a los ricos, más libre comercio y más cooperación internacional. El mantra del presidente estadounidense: “Empleo, empleo, empleo” fue respondido por el Fondo con otro: desigualdad

FOTO DE FAMILIA. Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda, aparece sentado a la izquierda en la tradicional postal de la cumbre de Washington. dyn FOTO DE FAMILIA. Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda, aparece sentado a la izquierda en la tradicional postal de la cumbre de Washington. dyn
16 Octubre 2017

WASHINGTON.- En realidad todo parecía marchar bien en la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) que culminó ayer en Washington: la economía mundial crece más rápido de lo esperado, la eurozona ha salido de la crisis y la lucha contra la pobreza avanza.

El presidente del BM, Jim Yong Kim, hablaba el sábado con Ivanka Trump, la hija del presidente estadounidense Donald Trump, sobre el fin de la pobreza y la igualdad de la mujer y ambos estaban de acuerdo: tenían los mismos objetivos. Pero tras bambalinas el ambiente entre Estados Unidos y el resto del mundo financiero ha sido este año más tenso que nunca. Pocos han sido los temas en los que el Gobierno de Donald Trump no se mostrara contrario al resto del mundo económico y financiero reunido en la capital estadounidense. Y el “America First”, el lema de la política económica y comercial de su administración, se convirtió en un objetivo a combatir para todos.

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El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, fue una de las voces que se alzaron estos días pidiendo más libre comercio y de las que insistieron en que la superación de las grandes crisis financieras internacionales fueron posible entre otras cosas por la colaboración y ayuda mutua que se prestó a comunidad internacional.

Nadie llamó a Trump por su nombre, tampoco Shäuble, pero alertó: “Todos deberíamos preocuparnos por un lento crecimiento del comercio mundial y la creciente retórica contra el libre comercio”, que amenazan el bienestar económico general.

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El comercio dio a millones de personas la posibilidad de salir de la pobreza, trajo estabilidad y bienestar a todo el mundo e incentivó la cooperación global, añadió el alemán. “Necesitamos más apertura, no menos”, concluyó.

La directora ejecutiva del FMI, Christine Lagarde, hizo incluso un llamamiento a poner en marcha una política económica y financiera que contrarreste a la del Gobierno de Trump. Lagarde propone impuestos más altos a los ricos, más libre comercio y más cooperación internacional, justo lo contrario de lo que promueve el Gobierno estadounidense.

Y es que casi todo lo que se comunicaba estos días desde la Casa Blanca y los Departamentos de Comercio y Finanzas era atacado desde el FMI: los planes de política fiscal de Trump no son maduros, se necesita más información. O: no sólo hay que bajar los impuestos, sino responder a la pregunta de cómo compensar esa falta de financiación. El mantra de Trump: “Empleo, empleo, empleo” fue respondido por el FMI con otro: desigualdad. El desigual reparto del bienestar, no sólo entre los países del mundo sino también en el seno de algunas economías, es un problema sin resolver, señalaron los expertos en el nuevo informe sobre la economía mundial. La mitad de la riqueza mundial está concentrada en manos de un 1% de la población.

Críticas que se trasladarían a Estados Unidos: Trump no sólo debe crear empleo, sino aumentar los ingresos de cientos de miles de empleados que cobran bajos salarios. Y podría hacerlo a través de su reforma fiscal.

Quien más claro lo resumió fue quizá el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. La economía mundial florece, pero también hay riesgos, dijo para a continuación enumerar cosas relacionadas con Trump: el proteccionismo, una menor regulación de los mercados financieros y un aumento de los valores en las Bolsas que están recogiendo beneficios anticipados de una política que quizá no llegue nunca. “Los alto valores tienen algo que ver con las expectativas”, dijo Draghi. Si no se cumplen, habrá rápidamente correcciones, advirtió.

El hecho de que el secretario de Finanzas de Trump, Steven Mnuchin, un antiguo banquero de inversión y productor de cine, llegara incluso a cuestionar lo que ganan los altos directivos del FMI terminó de incomodar al organismo. Así como que el Gobierno estadounidense se negara a aumentar los fondos del presupuesto del BM para políticas de desarrollo.

En la escena bancaria aumenta también el desánimo: el mundo quiere regulaciones más estrictas, mientras Estados Unidos quiere relajarlas o modificarlas a su conveniencia. Los bancos alemanes en Washington alertan que las nuevas normas de capital previstas supondrán perjuicios de competitividad frente a sus competidores estadounidenses.

Ese ánimo de discrepancias con Estados Unidos hizo casi olvidar el positivo informe del FMI, que apuntaba a una reactivación de la economía mundial con una estabilidad que no se veía en diez años y la salida de la pobreza de 800 millones de personas desde los años 90. La Eurozona ha salido de la crisis y países como España, Portugal e incluso Grecia crecen, celebró el director para Europa del FMI, Poul Thomsen.

Pese a ello, muchos siguen alertando que tras el crecimiento espera una caía coyuntural. “No podemos permitirnos ser demasiado optimistas o perder de vista los riesgos y desafíos que seguimos enfrentando”, dijo Schäuble.

Y Lagarde recurrió a un cita de Kennedy al finalizar el encuentro del Comité Monetario y Financiero Internacional de la Junta de Gobernadores del FMI (IMFC): “El tejado se repara cuando brilla el sol”.

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