Resta saber quién se lleva la ganancia de la venta de droga en la cárcel

Guardias en la mira de los investigadores Un ex convicto reveló detalles sobre el sistema de ingreso de sustancias prohibidas a la cárcel. “Ahí adentro hay un gran negocio”, aseguró. Preocupantes índices de consumo.

PENAL VILLA URQUIZA. LA GACETA/URQUIZA PENAL VILLA URQUIZA. LA GACETA/URQUIZA
03 Diciembre 2017

“Mire maestro, le voy a decir algo para que quede bien clarito. En la cárcel siempre hubo droga, pero el problema es que nunca antes hubo tantos adictos. Cuando estuve preso había unos cuantos que consumían, ahora hay unos cuantos que no se meten esa porquería. Ese es el problema”, dijo. G.E.M, un hombre que tiene antecedentes por robo y que actualmente vuelve al penal de Villa Urquiza a visitar a un hijo que está desde hace dos años encerrado por un homicidio.

El hombre, que ya superó la barrera de los 50 años, cumplió su última condena por robo agravado hace poco más de 15 años. Pero no se había terminado de acostumbrar a vivir en libertad que tuvo que regresar al sombrío edificio para visitar a un hijo que estaba detenido por robo y ahora a otro.

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“Los tiempos han cambiado. Antes nosotros esperábamos desesperados las visitas para ver a nuestros seres queridos que nos traían comida, cigarros u otras boludeces que nos ayudaban a soportar el encierro. Ahora los internos esperan desesperados que lleguen con plata para comprar más droga o pagar la que debieron. Ahí adentro hay un gran negocio”, sostuvo el ex recluso.

“Me gustaría no darle un peso a mi chango para que se siga drogando. Pero la verdad es que no puedo. Si no lo hago, algún ‘soldado’ lo matará porque no saldó su deuda. El problema es que en la cárcel no los tratan por su enfermedad. Bah, en realidad, salen más enfermos porque se drogan más”, concluyó el hombre que ahora vende golosinas en la puerta de diferentes colegios.

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El duro testimonio aportado por este ex convicto coincidió con las estimaciones realizadas por los abogados que visitan el penal. Geraldine Salazar dijo que al menos el 70% de los internos del penal consume drogas. Esos números coinciden con las estadísticas que maneja la fiscala Adriana Giannoni desde hace tiempo: el 80% de las personas que llegan a su oficina imputadas por algún delito -no todos son enviados al penal- reconocieron haber consumido algún tipo de estupefacientes.

“La situación que se vive en el penal de Villa Urquiza es sumamente alarmante. Los internos lejos de estar en un lugar que sirva para su resocialización o reinserción en la sociedad se encuentran en un mundo paralelo que empeora su conducta a la hora de su libertad. El consumo de drogas es uno de los problemas que existen y que no son tratados. En este problema debemos buscar las razones del alto número de reincidencia que hay en la provincia”, opinó el abogado José Molina.

Al descubierto

El crimen de Fernando Sebastián Medina, el recluso que denunció a los guardiacárceles de obligarlo a vender drogas, dejó al decubierto la trama de la presunta red de venta de sustancias en la cárcel. “Mi esposo le llevó dosis de cocaína y marihuana al juez (Roberto) Guyot para que le creyera. Él le pidió que la guardara y que la devolviera a su dueño para que no tuviera problemas”, contó Ana Silva, la esposa del interno que desnudó un nuevo sistema de narcotráfico en el penal.

Ya se sabía que los familiares la ingresaban durante las visitas o a través del sistema conocido como el “boleo” (ver nota aparte). Ahora se investiga esta alternativa y otra más que es mucho más grave: que los guardias son los que llevan los estupefacientes a las redes de narcomenudeo que estarían funcionando en el penal. En torno a la muerte de Medina sonó el nombre de un tal “Machilo”, integrante de un clan que opera en la zona de San Cayetano y que está cumpliendo una condena por homicidio y espera ser enjuiciado por otros, pero ninguno por drogas.

“La situación es especial porque hay dificultades bastante notables a la hora de investigar. Desde el ministerio público fiscal damos curso a todas las denuncias que se presentan y estamos a la espera de que los jueces federales den curso a algunos pedidos”, sostuvo el fiscal federal Pablo Camuña, que se encarga de investigar la denuncia que realizó Medina, mientras que Giannoni avanza en la pesquisa del homicidio del denunciante.

Camuña consideró que este es un caso complicado porque están involucrados guardiacárceles e internos. “Es difícil obtener pruebas de lo que está pasando adentro. La realidad es innegable, en el penal hay droga, pero aún queda determinar quién realmente está obteniendo las ganancias”, destacó.

El fiscal federal también se mostró sorprendido por el alto índice de adictos que existe en la población carcelaria. “Siempre, tanto adentro o afuera de la cárcel, es importante determinar qué tipo de política sanitaria se está tomando para evitar el consumo de estupefacientes”, concluyó.

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