30 Diciembre 2017

Por Virgilio Raiden - Presidente Fundación del Tucumán

“...No hablo de la ciudad, sino de aquello en lo que a través de ella nos hemos convertido” (Rainer María Rilke)

La relación de los tucumanos con su ciudad es hostil. Otros ciudadanos, de Argentina y del extranjero, tienen relaciones muy diferentes con las ciudades que habitan: relaciones de amor, orgullo, pertenencia, cuidado, etcétera. En Tucumán, la hostilidad general se refleja en los espacios comunes: desde el tránsito hasta la basura, pasando por calles y veredas.

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La ciudad es una forma material de la cultura. Si queremos cambiar la materia, debemos cambiar la cultura. Es decir, que para mejorar nuestra ciudad, el principal camino es cambiar la relación que tienen sus habitantes con ella.

¿Será posible el camino inverso? Transformar la ciudad para que nos transforme....

El desafío, ¿es urbanístico, es cultural o es político? La búsqueda de una respuesta a esas preguntas puede abrir debates que permitan soñar con una ciudad más humana y disfrutable, con refundadas relaciones entre los vecinos.

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Tomemos una perspectiva histórica: hace 201 años se declaró la independencia en Tucumán acompañada de un profundo sentimiento de esperanza. Para el Centenario inaugurábamos las obras más importantes: el Parque 9 de Julio, la Casa de Gobierno, el Teatro Alberdi, el Teatro San Martín, el Casino, y comenzábamos la construcción de la avenida Mate de Luna y de la Villa Marcos Paz (como un lugar de descanso y veraneo). Tucumán crecía de la mano de una sociedad pujante y de 27 ingenios azucareros.

En nuestro Bicentenario de 2016 no tuvimos casi nada para inaugurar: pareciera que nos sentimos resignados a vivir en los vestigios de una pujante ciudad de otros tiempos. ¿Debemos resignarnos? ¡No! ¡Ni por nosotros ni por nuestros hijos y nietos!

¿Qué podemos hacer para los próximos 100 años? Recuperemos nuestro civismo, respetemos las leyes, cuidemos los espacios comunes, nos animemos a soñar con una ciudad bella, trabajemos con esfuerzo, busquemos ser excelentes en lo que hacemos. Así se construyen un país, una provincia y una ciudad.

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