Las elecciones italianas también se definen en Argentina

El país europeo renovará su Parlamento y el voto de la comunidad ítaloargentina es clave en los comicios desarrollados desde el extranjero

UN DIPUTADO ITALIANO EN LA GACETA. Borghese en la visita de este jueves. foto de Juan Martín de Chazal UN DIPUTADO ITALIANO EN LA GACETA. Borghese en la visita de este jueves. foto de Juan Martín de Chazal

El próximo domingo 4 de marzo, los italianos renovarán la totalidad de su parlamento cuando elijan 630 bancas en la Cámara de Diputados y 315 en el Senado. La mirada estará puesta no sólo en los residentes, sino también en los ciudadanos italianos radicados en el extranjero, pues podrán elegir a 18 representantes. Para ello, Italia dividió al mundo en cuatro distritos. América meridional es uno de ellos. Y Argentina constituye el 52% de ese padrón. De esta forma y con 800.000 ciudadanos ítaloargentinos habilitados para votar, el país constituye una pieza clave. Alrededor de 6.000 de esos electores residen en Tucumán. Por ese motivo, está en marcha una modesta campaña electoral.

Uno de los políticos involucrados en la tarea de conseguir votos por estas tierras y de animar la participación de los argentinos en condiciones de sufragar es Mario Alejandro Borghese, un médico cordobés con nacionalidad italiana. Desde 2013, Borghese se desempeña como diputado. Hoy aspira a ser reelecto a través del Movimiento Asociativo de Italianos en el Extranjero (MAIE). Según sus afirmaciones, se trata de un partido que nació para defender los intereses de los ciudadanos que residen en el exterior. Además de MAIE, otras siete listas presentan sus candidatos en la región.

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El espacio de Borghese fue fundado en 2008 por Ricardo Merlo, quien ahora es candidato a senador. Con la compañía de Sergio Bruno Ricciuti, vicepresidente de la Sociedad italiana de Tucumán, y de Germán Cirnigliaro Cajal, directivo de la Asociación Siciliana de Tucumán, Borghese visitó LA GACETA y se explayó sobre la situación política italiana y la modalidad del voto en el exterior. El candidato se centró en el malestar de la comunidad por la demora en los trámites relacionados a la ciudadanía.

“La red consular es un desastre. Ha sufrido muchísimos recortes en los últimos 10 años. Se encuentra muy concentrada. Por ejemplo, para realizar un trámite, un tucumano debe viajar casi 600 kilómetros hasta Córdoba. Los consulados no tienen ni presupuesto ni personal suficiente. Eso hace que los servicios sean deficientes”, opinó Borghese. El político consideró que, de esa manera, se les niega a los italianos el acceso constitucional a su ciudadanía.

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Por esa situación, Borghese responsabilizó a los partidos tradicionales de Italia. “Desde hace más de 10 años, todos los gobiernos, sean de izquierda o de derecha, vienen recortando los fondos para los italianos en el exterior. Se supone que se trata de ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro italiano nacido en la península”, sentenció. Según un spot de campaña del MAIE, el presupuesto para los ciudadanos italianos en el extranjero disminuyó desde € 93,6 millones en 2008 hasta € 39,3 millones en 2017: una reducción de € 59 millones en menos de diez años.

El diputado también relató la historia de cómo la diáspora italiana consiguió el derecho a elegir sus propios representantes. “Hace más de un siglo, los emigrantes empezaron a aglutinarse en asociaciones regionales y nacionales: centros donde compartían su cultura e historia. Sin embargo, a medida que crecía el tejido asociativo, las comunidades demandaban más representación y nexos con el Gobierno italiano.

A partir de ese reclamo, nació el Consejo General de Italianos en el Exterior como organismo destinado a vincular las asociaciones con las autoridades”, explicó. El proceso terminó en 2001 con la sanción de la ley que permite a los emigrantes votar por vía epistolar a sus representantes: 12 diputados y 6 senadores repartidos en las cuatro circunscripciones mundiales. A Sudamérica le corresponden cuatro y dos, respectivamente.

Borghese auguró que, una vez conformado el nuevo Parlamento, no será tarea sencilla nombrar a un primer ministro porque ningún partido tiene una mayoría que le permita acceder al poder sin hacer alianzas. Para poder gobernar con tranquilidad, es necesario alcanzar el 40% de los votos. Todos los sondeos arrojan datos pesimistas: ningún partido, en solitario, se acerca a ese umbral.

El electorado italiano se encuentra dividido en tres partes: la centroderecha de Silvio Berlusconi; la centroizquierda del actual jefe de Gobierno, Paolo Gentiloni, y los partidos antisistema. “Por más que el espacio de Berlusconi sea el favorito en las encuestas, tendrá dificultades para formar un Gobierno”, analizó Borghese.

En ese sentido, lamentó que la reforma constitucional impulsada por el ex premier Matteo Renzi no prosperara: fue rechazada en un referéndum. “El proyecto solucionaba muchas trabas del sistema político, pero el pueblo italiano le dio la espalda. El problema fue que Renzi personalizó mucho la reforma: por eso renunció luego del fracaso”, analizó. La propuesta, que abarcaba grandes modificaciones institucionales, tenía como misión fortalecer la gobernabilidad de Italia, país que tuvo 63 jefes de Gobierno en 70 años.

TOMA NOTA:

- Los italianos en el extranjero tienen el derecho a elegir sus representantes, pero la votación no es obligatoria.

- Los electores tendrán tiempo hasta el 28 de febrero para enviar por la vía postal sus votos al consulado correspondiente. Las boletas serán escrutadas el 4 de marzo, día de las elecciones en Italia.

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