San Martín: el dolor de lo que pudo haber sido

Marcelo Androetto, especial para LG Deportiva.

DERROTA. San Martín vs. Brown de Adrogué. FOTO CAPTURA DE VIDEO. DERROTA. San Martín vs. Brown de Adrogué. FOTO CAPTURA DE VIDEO.

BUENOS AIRES. Marcelo Androetto, especial para LG Deportiva. – A San Martín se le escapó la tortuga renga. La frase surgida del genio dialéctico de Diego Maradona le calza como anillo al dedo a un equipo que tiene el ascenso directo al alcance de la mano y lo deja escapar.

El “Santo” cometió numerosos pecados en Adrogué. La derrota 1-0 ante Brown es una de esas que dejan heridas en el alma. Por las maneras, por las formas. Porque en definitiva, el equipo de Rubén Darío Forestello, al menos esta vez, no dio la talla.

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Le faltó el juego y la rebeldía propia de un campeón. Por estos y otros motivos, por los puntos que resignó ante Flandria en Jaúregui (donde en el segundo tiempo olvidó que estaba jugando una “final”) y los que no pudo/supo conseguir en el estadio “Lorenzo Arandilla”, ahora San Martín deberá remarla en el reducido.

Golpeó demasiado rápido Brown. A los 30 segundos había avisado Brian Gómez desde media distancia. Ignacio Arce rechazó bien. Antes de los dos minutos, centro, cabezazo de Lautaro Mesa, tapada de Arce con rebote y nadie del “Santo” (léase Maxi Martínez) que fuera a buscarla. Resultado: Mesa tocó al gol sin oposición.

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Baldazo de agua fría para un dormido San Martín, que todavía no se había acomodado. La única buena nueva para la visita era que quedaban 90 y pico de minutos por delante. La mala noticia es que el golpe de la desventaja lo dejó “groggy” y no supo recuperarse.

A medida que los minutos fueron pasando, el partido fue cada vez más claro. Brown apostaba a la contra y le dejaba la posesión a un San Martín nervioso, confundido e impotente. Parecía que la visita quería meterse con pelota y todo en el arco local. Cuando el “Santo” llegaba a tres cuartos, se le nublaban las ideas.

Hubo una sola jugada lúcida en ese primer tiempo, cuando Martínez ingresó al área a puro dribbling y quedó prácticamente cara a cara con el arquero Martín Ríos. En lugar de fusilarlo, optó por asistir a Claudio Bieler. Era gol, pero no: la pelota dio en un defensor, y cuando le volvió a quedar, el “Taca”, incómodo, tocó suave el balón, que se fue apenas ancho.  

Quizá el empate, a diez minutos del final de la primera etapa, hubiera cambiado la historia ante un Brown que para asegurarse un lugar (y/o una buena posición) en el reducido también tenía obligaciones de buscar el partido.

Ese cuarto de hora antes del intervalo, y los primeros cinco del complemento, fueron lo mejor de San Martín. Buscó con más enjundia, pero siguió careciendo de poder de fuego. 

La realidad es que esos 49 minutos finales (tiempo añadido incluido), cuando debía jugarse a todo o nada, el “Santo” apenas llegó tres veces con peligro al arco local: un cabezazo débil de Matías García; una jugada tipo “flipper” en el área, en la que Damián Arce nunca pudo sacar el remate, y un disparo repentino de Bieler que el seguro Ríos sacó con un manotazo por encima del travesaño. 

Fuera de ello, solo centros sin destino, ante una defensa sólida y disciplinada. Además del infructuoso intento de varias zambullidas a la pileta del área rival. Y San Martín también sufrió algunas contras afiladas, bien resueltas por Ignacio Arce.

También fue una derrota de Forestello. No resultó la inclusión de Gabriel Graciani, que hizo extrañar demasiado al suspendido Juan Galeano. El entrenador sacó en el entretiempo al exPatronato, y Damián Arce dio un poco más. Pero los ingresos de Sergio González por Walter Busse (a los 70 minutos) y sobre todo de Franco Costa por Emiliano Albil (a los 88, incompresible la demora) tardaron demasiado. Esta vez el “Yagui” no acertó a mover el tablero.

La desesperación suele ser mala consejera. Y San Martín la escuchó al pie de la letra. Como muestra, Lucas Acevedo se fue expulsado por un codazo con tiempo cumplido.

Brown, inteligente, hizo su negocio; el “Santo” entregó una postal de lo que pudo haber sido y no fue: las lágrimas del “Caco” García derrumbándose sobre el césped inmediatamente después del pitazo final de Federico Beligoy.

Con la mano que le dio Guillermo Brown, San Martín estuvo a un triunfo de ser campeón. Ahora, mirará por tevé el desempate entre Almagro y Aldosivi, con el dolor y la esperanza de un volver a empezar, con Villa Dálmine a la vuelta de la esquina.

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