Nunca es tarde para volver a jugar

Recuperado de la operación de hombro que lo marginó seis meses, Lucchetti está listo para volver, para alegría de los hinchas.

DE VACAS FLACAS. Lucchetti llegó a Atlético cuando los tiempos de bonanza deportiva eran más bien un deseo. DE VACAS FLACAS. Lucchetti llegó a Atlético cuando los tiempos de bonanza deportiva eran más bien un deseo.

Junio de 2018 llega con la carga emocional del Mundial, el único evento deportivo con el poder de fuego capaz de paralizar al mundo. La tierra se detendrá mientras la pelota ruede en Rusia, donde Argentina irá en busca de la redención, de ese tercer título esfumado en el alargue ante Alemania en Brasil 2014. Antes de la gran final del 15 de julio, más precisamente el 26 de junio, será un día clave porque se jugará el último partido de la fase regular del grupo D. Será el día en que Argentina se mida con Nigeria en lo que puede ser un duelo de oro o Barro.

“Esos chicos se merecen un Mundial. No tuve la suerte de estar en la Selección, pero como futbolista puedo imaginar todo lo que sufrieron con esas finales perdidas. Ojalá se les dé”, el que habla con la pasión del hincha argentino es Cristian Lucchetti, el arquero que viene de estar en remojo durante seis meses culpa de una operación en el hombro izquierdo que lo obligó a perderse el semestre de ensueño de Atlético, el equipo que hizo historia siempre con él en el arco.

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Si contra Nigeria Argentina puede estar jugándose la clasificación a los octavos de final, Lucchetti, por si hiciera falta, reservó uno de sus tres deseos para Messi y compañía. Ese martes cumplirá 40 años, los que recibirá con la emoción de quien recién empieza nuevamente en el fútbol. “Espero sea así, que pueda estar listo para la pretemporada y volver a luchar por un lugar en el equipo”. Es uno de los máximos ídolos contemporáneos del “Decano”, junto a Luis Rodríguez, pero Lucchetti no se la cree; que por ser un ídolo tenga un lugar asegurado entre los 11 que imagina Ricardo Zielinski para encarar un semestre intenso de Superliga, donde el equipo está urgido de sumar puntos para el promedio, avanzar en la Copa Argentina y superar los octavos de final de la Copa Libertadores, la serie que todo futbolista se desvive por jugar.

Si estará o no “Laucha” en esa eliminatoria dependerá de los entrenamientos. “Al lugar se lo gana uno en el día a día”, dice, quien sufrió durante los 60 días posteriores a la intervención que le hizo Mario Larrain en el hombro. “Quería volver a los tres meses, estar en los partidos de la Copa, pero el doctor ya me había anticipado que eran al menos siete meses de recuperación. Avancé mucho, quemé etapas, pero si algo salía mal, podía costarme una nueva operación y dos años sin fútbol”.

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¿Pensó Lucchetti en claudicar? “No, no... Han sido 6 meses raros, porque no hay nada más lindo que jugar, que sentir la adrenalina previa a un partido y en estos seis meses no la tuve. Sí compartí a la par de los chicos la mayoría de los partidos, pero sufrí más de lo normal”.

Ante lesiones fulminantes, la cabeza lo es todo. Lucchetti nunca dejó de sentirse futbolista, por más que los tiempos se hayan estirado tanto, a su edad. “Desde que me lesioné, me puse en la cabeza de que tenía que volver y bien. Es un lesión complicada. No es lo mismo que te pase a los 20 años que casi a los 40. Con los médicos y kinesiólogos del club hicimos una recuperación muy buena”.

Su segundo apellido es éxito. “Esto que estamos viviendo hoy, este presente, se lo debemos a un proceso que viene de años y que arrancó con un fracaso como lo fue no conseguir el ascenso en 2014 (perdió el desempate con Huracán). Fue algo muy doloroso para todos, una frustración muy grande. El club, los jugadores que nos quedamos y el ‘Vasco’ (Azconzábal) hicimos un clic. Se armó un grupo humano espectacular, con un compromiso enorme, y a ese grupo se sumaron otros que ayudaron a conseguir el ascenso, y luego a mantener la categoría, a lograr la primera clasificación a la Copa, a la segunda... Muy pocos esperaban que hagamos tanta historia”, reconoce el mendocino, que echó raíces hace 5 años en Tucumán y difícilmente se vaya.

La Libertadores es el gran tema. “Siempre tuvimos en la cabeza el promedio pero es difícil abstraerse con algo tan grande como la Copa. Para los jugadores, los hinchas, el club. Me gustaría estar más tranquilo con el promedio, sí, pero a los octavos de final no te lo cambio. En el ida y vuelta puede pasar cualquier cosa. Tienen que venir a jugar a Tucumán, eh. Estaría bueno una revancha con Palmeiras, o enfrentar a otro rival brasileño. Ellos no saben lo que les espera cuando vengan al Monumental. Lo van a sufrir”, se imagina Lucchetti, a la espera del sorteo de mañana, en la Conmebol, mientras sigue entrenándose en Ojo de Agua. Todo, como si fuera su primera vez. “No hay nada más lindo que jugar al fútbol”, lo firma Cristian Lucchetti, que algo sabe de eso.

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