El fútbol tucumano está de duelo. José Demetrio Solórzano falleció ayer a los 77 años y de esta forma se fue uno de los grandes emblemas de Atlético.
“Pepe” se inició futbolísticamente en el “Decano” a fines de la década del 50. Gracias a sus destacadas condiciones como marcador central, varios clubes de Buenos Aires empezaron a mostrar interés por sumarlo. Fue así que Vélez, en 1966, se quedó con los derechos federativos del defensor. Y enseguida entró en la historia grande del conjunto de Liniers, ya que en 1968 ganó el título del campeonato Nacional.
En la última fecha de ese torneo, el tucumano convirtió un gol para que la “V” derrote por 2 a 0 a Huracán y de esa forma iguale en puntaje a River y Racing. Vélez, el “Millonario” y la “Academia” definieron el torneo con un triangular, en el que terminaron consagrándose campeones los de Liniers.
Luego pasó por Newell’s y, en 1973, luego de haber jugado cuatro temporadas en el club rosarino, regresó a Atlético. Fue el capitán del equipo que ese año terminó quinto en la zona B del Torneo Nacional. “Estoy sorprendido, porque no estaba enfermo. Llegó hace una semana a Tucumán, con la idea de radicarse en la provincia. Se va uno de los grandes jugadores que dio Atlético”, comentó Ángel Guerrero, que fue compañero de Solórzano en aquel equipo del “Decano” que se consagró campeón invicto en el Anual liguista de 1975. Luego se fue a Bolivia, para terminar su carrera en Bolívar. Además fue integrante del seleccionado argentino que dirigía Renato Cesarini.
Los restos de Solórzano serán inhumados hoy, a las 11, en el Cementerio San Agustín.