Macri y Manzur se dieron el gusto de disfrutar de la fiesta patria

El Presidente reconoció responsabilidad en la crisis que vive el país y sorprendió al ir al desfile; y el gobernador cumplió con su promesa

 la gaceta / foto de josé nuno la gaceta / foto de josé nuno

Cada 9 de Julio se abre un instante de alegría, de festejo y de emoción. El “feliz Día de la Patria” es un saludo que sale fácil y que confraterniza.

También es la jornada de homenaje y de reflexión. Es una fecha en la que cada uno hace su introspección para entender por qué aquellos valores de 1816 ya no están o por qué siguen siendo una brasa dispuesta a prender la llama de la Independencia.

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Es, además, un día político por excelencia. El arzobispo Carlos Sánchez lo entendió así. Por eso durante el Tedeum fue duro y contundente. Dictó sentencia contra el aborto. Se centró en el tema que más desvela a la Iglesia Católica. Por eso quedaron en segundo plano la necesidad del diálogo o carencias graves, como la violencia asesina de la droga y de la pobreza. Macri, bien informado, esquivó al arzobispo tucumano. A su turno, en el escenario que eligió, asumió las dificultades para navegar en esta crisis. Ante los retratos de los próceres de la Independencia, sorprendió cuando habló de la responsabilidad por esta tempestad. En primer término puso a su gobierno y luego habló de lo de siempre: las cuestiones internacionales y la herencia “K”. Una sana autocrítica presidencial.

En el entorno nacional hubo una especial preocupación para que la única voz que se escuchara fuese la de Macri. Y este aprovechó esas circunstancias cuando asomaba el sol peronista tucumano.

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Juan Manzur se mostró en un segundo plano ensayado y pensado. Le había prometido un 9 de Julio tranquilo y en paz, y así fue. Tanto que Macri, quien hace tiempo no ve a los argentinos a la cara y en la intemperie, pudo darse ese gusto. Se animó a ir al desfile y hasta llegó antes que el gobernador. No pudo evitar la interna ni la falta de respeto de algunos tucumanos que, para no tener el roce con las autoridades provinciales, no fueron al parque y dejaron solo al Presidente con su comitiva. El arzobispo lanzó su mensaje; Manzur ratificó su liderazgo y Macri se dio un baño de popularidad. Cada cual atendió su juego. Y todos pudieron sonreír en la fecha patria.

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