El “Santo” logró su primera victoria porque el estadio fue una caldera y el equipo una furia

San Martín jugó 80 minutos con un jugador menos, arrancó perdiendo y lo dio vuelta. Le ganó por 2-1 a Racing y lo dejó sin invicto. Video.

DEJARON EL ALMA EN CADA PELOTA. Los jugadores de San Martín lucharon de principio a fin y nunca se dieron por vencidos. Acevedo y Moreira buscan la pelota rodeados por hombres de Racing. la gaceta / foto de hector peralta DEJARON EL ALMA EN CADA PELOTA. Los jugadores de San Martín lucharon de principio a fin y nunca se dieron por vencidos. Acevedo y Moreira buscan la pelota rodeados por hombres de Racing. la gaceta / foto de hector peralta

¿Por qué tirar la toalla cuando al torneo le queda bastante hilo en carretel? ¿Por qué bajar la guardia cuando nada está perdido? No. San Martín no es así, su historia va en contra de ello. Darse por vencido no figura entre los mandamientos que rigen en Bolívar y Pellegrini.

Cuando todos (o casi todos) lo dan por muerto, allí es donde aparece San Martín; donde salta a la luz ese plus que lo hace especial.

Está claro que nadie en La Ciudadela piensa perder la ilusión antes de tiempo. Nadie cree que la temporada está perdida, a pesar del flojo arranque y de los interrogantes en torno a un grupo que anoche demostró que tiene unas ganas enormes de cambiar la situación. Tal cual manda la historia “santa”.

Porque bajar al líder invicto y contundente de la Superliga, jugando con uno menos y luego de estar abajo en el marcador, fue posible porque todos entendieron que el “Santo” todavía puede dar vuelta la historia en este torneo.

Anoche todos aportaron para que el equipo lograra su primera victoria. Los hinchas armaron un recibimiento fuera de serie. El “papelazo” fue tan grande que llevó varios minutos sacar todas las serpentinas del campo. Además, el público cantó, aguantó y empujó a la par de sus jugadores. Eso sí, algunos deberían bajar un poco la ansiedad porque no es una buena aliada cuando el equipo se juega tanto en cada pelota.

Por su lado, los futbolistas hicieron lo suyo y algo más dentro del campo. A los conceptos que Gastón Coyette les inculcó durante estas dos semanas luego de la derrota en Mar del Plata, le adosaron esa cuota de entrega que no puede faltar en San Martín, mucho menos cuando la permanencia es el objetivo que quita el sueño por estas horas. Y lo del entrenador también fue perfecto. Porque planteó el partido ideal para bajarle el copete a un Racing lleno de recursos para lanzarse a la caza del título doméstico.

Hasta la expulsión de Ignacio Arce, San Martín parecía más entero (había generado tres situaciones para ponerse en ventaja) y luego, el DT acertó un pleno con los cambios. Así, pese a estar en desventaja le bajó el ritmo a ese juego incisivo, eléctrico y voraz que plantea la “Academia” y de a poco fue saliendo del fondo.

Además, volvió Claudio Bieler, y volvió la alegría a Bolívar y Pellegrini. Porque “Taca” una vez más demostró que cuando tiene una chance no la desperdicia. Anoche tuvo dos que valieron tres puntos.

Párrafo aparte para Matías García, que se comió la cancha; Franco Costa, que le cambió la cara al equipo desde su ingreso, y Jorge Carranza, que tuvo cuatro tapadas fundamentales para sostener con vida al “Santo” cuando parecía que se venía la noche.

Así, todos aportaron para que el equipo salga de perdedor y respire en un momento clave. Porque la primera alegría llegó de la mano de un envión anímico que debe servir para extender la racha en Córdoba, el próximo sábado.

Jugando así, tirando todos para el mismo lado y poniendo lo que manda la historia “ciruja”, nada es imposible. Mucho menos para San Martín que no sabe de tirar la toalla. Ni cuando la mayoría piensan que todo está perdido.

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