VIEJOS TIEMPOS. Alperovich, flanqueado por Jaldo y Manzur, durante un acto político. VIEJOS TIEMPOS. Alperovich, flanqueado por Jaldo y Manzur, durante un acto político.

Que pase diciembre. Eso esperan en la oposición y en el oficialismo antes de comenzar a jugar fuerte para la campaña. Que José Alperovich precipitó los tiempos es cierto, pero también que las crisis económica y de seguridad ofician de barreras de contención para que Nación y Provincia salgan a disputar el terreno con artillería pesada.

En Tucumán, la dupla Manzur-Jaldo realiza operaciones precisas. Extirpó de los cuerpos oficiales las piezas suficientes como para que el ex gobernador se dé cuenta de que haberse convertido en opositor le costará caro, pero al mismo tiempo concentra su fuerza en conseguir el dinero suficiente para pagar dos sueldos y medio en diciembre -como ya es costumbre hace una década- y en buscar una salida al escándalo de la inseguridad.

En el Poder Ejecutivo tienen en claro que la crisis económica nacional puede estallarles en el rostro a ellos y por eso machacan en que la culpa de los recortes y del ajuste la tiene la Nación. Ayer tuvieron una luz de alerta en la plaza Independencia, cuando el Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, en protesta contra Mauricio Macri, gritó en la Casa Independencia que ellos viven en Tucumán y que la respuesta la tienen que pedir a los funcionarios de aquí. También recordaron que el gobernador está de gira mientras por estos lares proliferan los problemas. Eso, más la violencia en las calles, son una luz amarilla que nadie quiere que se vuelva roja. Por eso la cautela y los altibajos en las declaraciones de los funcionarios, que no quieren confrontar de frente ni con Cambiemos ni con el senador. Todavía.

José Cano, Silvia Elías y Germán Alfaro -los más encumbrados entre los dirigentes macristas locales- también optan por la cautela. De los tres, el diputado es el único que levantó la cabeza las últimas semanas y que le pone el pecho al penoso presente del Gobierno nacional. La senadora ya no llena paredes con gigantografías con su nombre y el intendente hace rato que optó por el perfil bajo. Elías de Pérez era número puesto de la Casa Rosada para competir por Gobernación el año próximo, pero sus acciones habrían caído de la mano de su tozudez con el tema aborto y de su poco compromiso para bancar el “proyecto”. Algo similar ocurriría con el intendente, que con picardía se hizo el ofendido y pegó antes: es más fácil estar “enojado” que salir a decir que se está cerca del Gobierno de la gran recesión.

En Cambiemos todos especulan con qué pasará a fin de año y aguardan que pase el mes de las Fiestas. En primer lugar, porque temen que sea conflictivo y en caso de que así sea pretenden que el costo lo pague la Nación. En segundo término, porque si se sobrevive diciembre, el aire podría ser más fresco y agradable en 2019 en materia económica y allí sí sacarían pecho los timbreros.

Alperovich no espera diciembre y ya desparrama chirlos para todos lados. También publicidades y abrazos. Sin embargo no le está saliendo barata su rabieta contra su sucesor luego del megaacto del 17 de Octubre: se está quedando sin dirigentes dentro del Estado y también en el territorio. Los más confiados en el manzuro-jaldismo sostienen que harán añicos al alperovichismo y que pasado 2019 no se hablará más del tres veces ex gobernador.

Así están las cosas en la previa del año electoral.


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