08 Diciembre 2018

LA REUNIÓN DEL G20

A mi juicio, toda obra del ser humano es imperfecta. Creo que la Democracia Representativa es la mejor forma que tienen los pueblos para elegir sus gobernantes. Sostengo que la forma republicana y federal es el gobierno que mejor conviene a las características físicas de nuestro país, y a la idiosincrasia de nuestro pueblo. Descreo que seres iluminados, mesiánicos o autoritarios sean aptos para conducir los destinos de un país. No admito la “obsecuencia indebida” de ningún ciudadano hacia sus gobernantes. Reconozco que nuestra Patria, a comienzos de siglo pasado, ocupaba el 8º lugar entre las naciones más ricas y desarrolladas del planeta, sufrió y padecí su larga decadencia, que actualmente nos ubica entre las emergentes, con un inexplicable e inaceptable porcentaje de pobreza en su población. No creo que el asistencialismo masivo y permanente del Estado o el refugio en el empleo público, sean los instrumentos idóneos para corregir esta situación. Considero que el mejor instrumento para lograrlo es la educación de excelencia, que brinde conocimientos y capacitación, y la cultura del trabajo, que haga libre y digna la vida de todos los ciudadanos. Dicho esto, quiero referirme a lo que desde mi punto de vista significó y sentí acerca de la reunión del G20: 1º) Su realización en nuestro país no es un reconocimiento a un gobierno, ni exclusivo a una ciudad, sino a la Patria de todos los argentinos, a su riqueza en recursos humanos, a la potencialidad que ofrecen sus enormes recursos naturales inexplotados y a la hospitalidad de sus habitantes; 2º) No puedo desconocer que tal hecho es fruto de la gestión del actual gobierno; 3º) Comprendiendo el sentido integral de ese reconocimiento, en el agasajo a los ilustres visitantes en el Teatro Colón, estuvieron presentes compatriotas que se destacaron en las actividades que desarrollaron y presidentes que precedieron a la gestión actual; 4º) El espectáculo fue brillante y en una armoniosa conjunción de la actuación en vivo de los artistas, que interpretaron las músicas y danzas típicas de las distintas regiones, se proyectaron videos con paisajes de nuestro territorio. Así, los líderes mundiales pudieron conocer las riquezas culturales y artísticas que atesoramos los argentinos y las bellezas naturales; 5º) La emoción que no pudo reprimir e hizo lagrimear al Presidente, la sintieron muchos que compartían ese escenario y los que solo fuimos telespectadores. En definitiva, creo que los líderes mundiales y sus comitivas se llevaron las mejores impresiones de la creatividad y capacidad de realización de que somos capaces los argentinos, cuando nos unimos para mostrar quiénes somos y cómo sentimos a la Patria. Quiera Dios que este histórico encuentro nos abra las puertas, para que los pueblos que ellos representan nos ayuden a revertir nuestra decadencia, y nosotros, sin egoísmos ni mezquindades, con esfuerzo y si fuera necesario con sacrificio, logremos hacer realidad el destino de grandeza de nuestra Patria, y la dignidad, el bienestar y la felicidad de nuestros compatriotas.

Adolfo Valeriano Poliche

REFORMAR LA ESTRUCTURA POLÍTICA

Hay que pensar un país distinto, ya que pareciera que, así como está, en lo político, social y económico, no funciona correctamente. Habría que reformar la estructura política, porque es costosa, ineficiente e inviable. Un cambio sería el de regionalizar el país, es decir, agrupar en regiones las provincias que tengan en común producciones, costumbres, vías de comunicación, etcétera. Un ejemplo podría ser agrupar Santiago del Estero, Córdoba y Santa Fe en una región. Notaríamos una mejora en el país y se equilibraría la relación con Buenos Aires, que sería una región en sí misma. Nuestra Constitución habla de tres Poderes de igual valencia, y en lo real, en las provincias se acentúa más esa diferencia ya que el Ejecutivo tiene más poder que los otros, e incluso, al estar a unas pocas cuadras uno del otro, esta desigualdad es mayor. Una propuesta sería que en Santiago esté el Legislativo, en Córdoba el Ejecutivo y en Santa Fe el Judicial. Los gastos políticos se reducirían un 25% (es decir un 75%); la diferencia ayudaría a reducir impuestos e invertir en infraestructura, educación, salud, seguridad. En la Legislatura de Tucumán, poniendo como ejemplo, en promedio, cada integrante tiene 100 empleados, y se gastan $ 100 millones por año, por legislador, por lo que cada ley, que es enviada por el Ejecutivo, nos costaría $ 400 millones. Lleve esos números a los otros tres poderes y a todas las provincias y se verán cifras similares. Lamentablemente, la decadencia en nuestro país se acentúa cada vez más.

Carlos M. Villaluenga

EL USO DE LAS ARMAS POLICIALES

Se está armando un debate nacional sobre el uso de armas por parte del personal de las fuerzas policiales, desde que el Gobierno Nacional actual publicó un decreto en tal sentido. El Gobierno de la provincia de Buenos Aires, bajo la dirección de su gobernadora, María Eugenia Vidal, no comparte dicho decreto, aludiendo que la Policía provincial ya cuenta con normas en ese sentido, lo mismo que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Es indudable que muchas provincias se adherirán a la medida, y otras no. Lo interesante del caso, y quiero señalar con esta carta, es que esas normas son copias de los principios básicos de las Naciones Unidas recopiladas en el “Código de Conducta para Funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley”. Uno de esos principios corresponde a “Principios Básicos sobre el empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego para los Funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley”, adoptados por el 8° Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en La Habana, Cuba, desde el 27 de agosto al 7 de septiembre de 1990. Estas normas son claras en lo referente al uso de armas, que se clasifican en “letales” (armas de fuego) y “no letales” (las que sirven para anular al delincuente, pero no causarle su muerte). La finalidad es apoyar administrativa y jurídicamente al policía en el uso de su arma pero, a la vez, darle la mayor garantía posible al delincuente, ya que no se puede usar indiscriminadamente un arma en su contra, salvo los casos extremos que el decreto explicita. El caso se torna plausible de discusión, porque el decreto del actual Gobierno va dirigido a las Fuerzas Federales, y entonces, ¿qué pasa con las policías locales? ¿Es necesario una adhesión por parte de las provincias? Mi respuesta es no, porque las normas de las Naciones Unidas son para todas las Naciones del mundo adheridas a dicha organización internacional, y están dirigidas a toda fuerza policial, sin distinguir si es nacional o provincial. Debe quedar claro que, como algunos piensan, las normas sancionadas tienden a tirar y matar indiscriminadamente a un delincuente, y no es así. Siempre estará el control judicial para controlar abusos, y debo finalizar diciendo que ningún juez o tribunal puede declarar inconstitucional estas normas en cuestión, porque se trata de procedimientos policiales que se suceden en un momento y circunstancia determinada, y cuya ocurrencia es imposible de predecir conforme se desarrolle el ilícito. Ningún juez puede decir ni predecir cómo se desarrollará un tiroteo o un procedimiento policial en un lugar y tiempo determinado, y por lo tanto, acá las normas serán absorbidas por lo fáctico de la situación.

Juan Carlos Lionti

EL NEOLIBERALISMO

El neoliberalismo, una filosofía que tiene un nombre, da más poder que actuar de incógnito, que ni siquiera lo reconocemos como ideología. Es la lenta destrucción de la educación y la sanidad públicas, el resurgimiento de la pobreza infantil, la epidemia de soledad, el colapso de los ecosistemas. Nació con la intención deliberada de remodelar la vida humana y cambiar el centro del poder. Para el neoliberalismo, el “mercado” produce beneficios que no se podrían conseguir mediante la planificación, y convierte a los ciudadanos en consumidores cuyas opciones democráticas se reducen, como mucho, a comprar y vender, proceso que supuestamente premia el mérito y castiga la ineficacia. Las organizaciones obreras y la negociación colectiva no son más que distorsiones del mercado, que dificultan la creación de una jerarquía natural de triunfadores y perdedores. La desigualdad es una virtud: una recompensa al esfuerzo y un generador de riqueza que beneficia a todos. La pretensión de crear una sociedad más equitativa es contraproducente y moralmente corrosiva. El mercado se asegura de que todos reciban lo que merecen. Los ricos se convencen de que son ricos por méritos propios, sin que sus privilegios educativos, patrimoniales, hayan tenido nada que ver. Los pobres se culpan de su fracaso, aunque no puedan hacer gran cosa por cambiar las circunstancias que determinan su existencia. Si usted no tiene empleo, es porque carece de iniciativa. En un mundo gobernado por la competencia, los que caen pasan a ser perdedores ante la sociedad y ante sí mismos. Las políticas neoliberales que aplicó Macri hundieron la economía, perjudicando a las mayorías sociales, mientras favorecían a las corporaciones y empresas de familiares o amigos del gobierno. Después de dos años decía que venía a rescatar al país de la crisis, lo deja peor que cuando llegó: endeudamiento creciente y fuga de capitales. Llegó la hora de salvar a la República dejando de lado los matices que nos distinguen, para unirnos en la defensa de los principios, que una vez hicieron grande a nuestro país. Ya habrá tiempo para competir entre nosotros y con la satisfacción del deber cumplido. No quedan dudas que Mauricio Macri está dispuesto a continuar las medidas de tendencia neoliberal que causaron la severa crisis de la década de los ‘90.

Julio Argentino Gómez

PARQUE EL PROVINCIAL

Aquí y en la China, cualquier propietario que debe proteger su propiedad tiene la obligación de cercarla. No importa el material que emplee: alambre, rejas de hierro, cañas, palos, ladrillos, etcétera. Lo establece la ley a través del Registro Inmobiliario. Las plazas y parques son propiedad del municipio y este debe protegerlas de cualquier intento de usurpación y robo de los bienes allí implantados. ¿Cual es la regla básica? Cercar. El parque que se proyecta crear sobre los predios de la antigua estación El Provincial cumplirá este requisito. Perfecto. Así lo imponen las condiciones sociales en que vivimos, donde cada vez se respeta menos lo ajeno. Lo exige el auge de la delincuencia, que crece diariamente. El proyecto es atinado y debe ser aplaudido, no criticado. Ya hemos visto lo que pasa en el Parque 9 de Julio que, al ser abierto, es presa fácil para los amigos de lo ajeno y obliga, en consecuencia, al ingente costo de mantener a una cuadrilla de vigilantes rondando todas las noches, sin descanso. Lamentablemente, ya no estamos en 1810, cuando la moral era virtud, apreciada y colectiva. Buena suerte.

Darío Albornoz

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