Copa Libertadores: el mejor partido con la peor previa

En la antesala de la final, las declaraciones de un lado y otro siguen sin colaborar en nada.

ELONGACIÓN. Benedetto ayuda a Pérez a estirar su pierna izquierda, durante el entrenamiento del equipo ayer por la mañana en Madrid.  prensa oficial boca ELONGACIÓN. Benedetto ayuda a Pérez a estirar su pierna izquierda, durante el entrenamiento del equipo ayer por la mañana en Madrid. prensa oficial boca
08 Diciembre 2018

MADRID.- Parece mentira pero con las delegaciones de ambos equipos ya en España, los incidentes ya hechos carne y el papelón consumado, protagonistas de Boca y River siguen sin bajar la cabeza para admitir errores. Al contrario, continúan levantándola para hablar y victimizarse. Todo, a un solo día del partido que definirá al campeón de la Copa Libertadores.

“Nos sacaron (en referencia a la Conmebol) la posibilidad de jugar una final pareja, en nuestro estadio, sólo con nuestra gente. Nosotros fuimos a jugar la final a la cancha de Boca”, declaró ayer Rodolfo D’Onofrio, presidente de River. El dirigente ya había tomado la postura del “damnificado” en Buenos Aires y prosiguió allá.

“ A los 66.000 socios que fueron al Monumental y que estuvieron siete horas esperando, que tuvieron que ir el domingo de nuevo y ahora tienen el partido a 12 horas de avión y 10.000 kilómetros de distancia, les digo que nos sacaron una ilusión. El partido debió haberse jugado en nuestro país”, agregó D’Onofrio, que nunca se hizo cargo de los incidentes protagonizados por sus propios hinchas.

El presidente tomó la posta que le había dado Marcelo Gallardo, antes de viajar a Madrid. Las declaraciones de su entrenador también fueron en ese tono.

Del lado de Boca tampoco colaboran sus palabras. Darío Benedetto se dejó llevar por las luces y aseguró: “somos privilegiados por jugar en el Bernabéu”. Justo cuando se trata de un partido que debió haberse jugado en Sudamérica, al tratarse de la Libertadores.

Se suma a lo que ya había dicho ayer sobre la habilitación para que esté en la cancha al barrabrava Rafael Di Zeo. “Para nosotros, bienvenido sea porque es un líder histórico de la barra”, dijo el jugador. Javier Pinola, también reflexionó con cierta defensa sobre ese tipo de “hinchas”. “No es por defender a nadie, pero se le cae siempre a los barras. Obviamente que por ahí tienen un mote que ya se les puso, pero la preocupación está siempre”, expresó.

“Nos hubiera gustado jugar esta final en el país pero no se pudo. Es lamentable que sucedan estas cosas, pero entiendo que fue un hecho que tuvo que ver con la violencia en el fútbol y no algo que decidimos los técnico ni los jugadores”, analizó, Guillermo Barros Schelotto, con algo más de precaución.

Por lo pronto, los problemas no cesan aún a cruzando el océano. El Gobierno español estima que entre 400 y 500 hinchas necesitarán una “especial atención” por parte de las fuerzas de seguridad de cara a la final, por tratarse de barras. Ayer, denegaron el acceso al segundo hincha de River que viaja desde Buenos Aires.

En lo futbolístico, Guillermo probó ayer con el doble 9 (Benedetto-Avila) y en River Scocco fue exigido para ver si al menos puede estar entre los relevos. (Especial)

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