Bancos rojos para recordar que "la violencia no es tu destino"

Ayer se pintaron tres bancos en la ciudad en memoria de Claudia Lizárraga, María Medina, Paulina Lebbos y todas las mujeres víctimas de femicidios. La iniciativa nació en Italia.

En ese banco alguien se ha besado con su pareja. Otros se abrazaron largo tiempo. Hasta nació allí un primer beso. Es que en la plaza de “los enamorados”, como la denominó Alberto Lebbos a la Yrigoyen, el amor se expresa al atardecer en cada rincón. Ayer uno de esos bancos se pintó de rojo; el que está justo frente del palacio de Tribunales. Y en una placa escribieron, como un recordatorio para quienes pasan o se sientan: “La violencia no es tu destino”. Se trata de un homenaje en memoria de Paulina Lebbos y de las mujeres que fueron víctimas de femicidio. Luego, su papá deseó que ese amor que se ve ahí a diario sirva para interpelar y abrir conversaciones sobre el flagelo de los femicidios.

Ayer se pintaron dos bancos más. Uno de ellos, en la plaza del barrio Jardín, ubicada en España y Azcuénaga, en memoria de Claudia Lizárraga. El lugar no fue elegido al azar: allí Claudia fue asesinada por su ex esposo el 18 de octubre de 2016. Cuando la Policía revisó su cuerpo advirtió que llevaba en la cartera una denuncia por violencia de género. El otro mobiliario urbano que se tiñó de carmesí está en el parque Avellaneda, en memoria de María Medina, que fue golpeada brutalmente, torturada y quemada por su novio. Murió el 11 de abril de 2012 con el 95% de su cuerpo calcinado.

Un banco es un lugar para descansar, un lugar de placer y es donde Rut Tomatis, mamá de María Medina, piensa leer las poesías que escribía su hija antes de ser asesinada y que después pudo publicar junto a unos amigos. “Este banco es para mí una visibilización de un drama más de esta sociedad tan agresiva e injusta con las mujeres. A todas ellas quiero decirles que no estamos solas, que todas podemos cometer errores, pero que siempre es reversible. No lleguemos hasta las últimas consecuencias. Pidamos ayuda y denunciemos”, dijo emocionada Rut, en el parque Avellaneda, mientras autoridades municipales y de otras organizaciones presentaban el homenaje, que tiene réplicas en todo el país. Son unos 300 los bancos rojos que están en plazas o espacios públicos y la mayoría lleva escrita la frase: “En memoria de todas las mujeres asesinadas por quienes decían ‘amarlas’”. En Tucumán, el primer banco rojo se pintó en noviembre del año pasado, en Tafí Viejo.

Para el papá de Paulina, esos bancos significan un paradigma de cambio: “ya no esconder, ya no tapar, sino mostrar una realidad que es triste pero que simboliza el cambio de dolor en lucha, en expectativas. Como dijo Rut o el hijo de Claudia: esto es sentir que no estás solo y hacer algo al respecto”. Luego asumió la responsabilidad para que este “espacio de reflexión y no de dolor” se pinte en toda la provincia.

Como las estrellas amarillas

En el acto estuvieron presentes las organizadoras de la iniciativa en San Miguel de Tucumán, que son la subdirectora del Centro de Violencia, Mujer y Derechos Humanos, Lucía Briones; la delegada de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en Tucumán, Ana Colombres Garmendia, que habló sobre la historia de esta iniciativa nacida en Italia en 2016; y Silvina Cohen Imach, psicóloga y presidenta de la ONG Antígona, y otros funcionarios, como la diputada nacional Beatriz Ávila. Cada una de ellas tomó la palabra para hablar sobre el dolor de los familiares y la necesidad de la contención estatal y social, la importancia del acompañamiento en “la ruta crítica” que atraviesa una mujer que sufre de violencia y la preocupante situación de los hijos huérfanos de las víctimas.

A Silvina Cohen Imach los bancos rojos le recordaron a las estrellas amarillas en el pavimento dedicadas a las víctimas de accidentes de tránsito y a los azulejos en las veredas que fueron colocados en memoria de los desaparecidos. Todos llevan colores diferentes, pero tienen el mismo sentido: son recordatorios urbanos de que algo que está pasando hoy no está bien, nada bien.

Origen: de Italia a Argentina

La campaña del Banco Rojo nació en Lomello, una ciudad italiana, en 2016. Tina Magenta, una activista y bibliotecaria local, transformó los bancos en una herramienta para sensibilizar sobre la violencia de género. El primero se pintó en la Piazza della Repubblica, una de las arterias principales de su ciudad. Elisa Mottini, especialista en violencia familiar, trajo la iniciativa a Argentina y la inauguró pintando un banco en memoria de Wanda Taddei, asesinada por el ex baterista de Callejeros. Ya hay 300 bancos rojos en el país.

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