Las principales figuras que competirán en las elecciones del domingo 9 de junio juegan su propio partido de truco. Pero quieren ganar de entrada, con una falta envido. Para eso, el número mágico de los próximos comicios es el 33, según coincidieron en los bunkers de los candidatos. Ese porcentaje resulta un piso para quedarse con la gobernación, en un escenario de virtual triple empate y de volatilidad por la dispersión de votos.
El optimismo reina en todos los postulantes a gobernador. Por caso, el actual, Juan Manzur, dice a LA GACETA que, por la respuesta que la sociedad le ha demostrado en cada acto, la reelección es posible. “El Partido Justicialista está unido; veo a la dirigencia trabajando codo a codo. El peronismo está en la calle”, afirma el mandatario, que ayer encabezó tres actos (en el Barrio 11 de Marzo, en Plazoleta Mitre y en el Club Belgrano). En el oficialismo están convencidos que, según las últimas encuestas, la intención de votos para la Alianza Frente Justicialista por Tucumán.
En el entorno del candidato por el Frente “Hacemos Tucumán”, que lidera el senador nacional José Alperovich también creen que es posible el triunfo. “Compartí los ejes principales de mi plan de gobierno a vecinos de la capital tucumana. Sin dudas, falta de empleo e inseguridad son las problemáticas que más aquejan a los tucumanos”, posteó ayer en su cuenta en Twitter el ex mandatario, que a partir de mañana comenzará a delinear el tramo final de su campaña y que en 15 días presentará a su compañero de fórmula. Sus asesores de imagen confiaron a nuestro diario que el número que esperan en las elecciones es la adhesión del 33% del electorado. “Con ese porcentaje nos aseguramos la victoria y el regreso de Alperovich a la Casa de Gobierno”, remarca uno de ellos.
El 33% también es una cifra que Cambiemos quiere revalidad porque ese ha sido el acompañamiento que la fuerza que lidera el presidente Mauricio Macri ha obtenido en las elecciones de medio turno de 2017, cerca de 330.000 votos. “Acá hay que cambiar y romper estructuras que están enquistadas desde hace más de 20 años. Y eso no es cuestión fácil”, había dicho, hace unos días, la candidata a gobernadora Silvia Elías de Pérez. “No tengo dudas de que nuestra fuerza va a ganar las elecciones”, redobla la apuesta el intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, uno de los primeros dirigentes en mencionar a la senadora como postulante a la gobernación. Y acota: “si Alperovich obtiene 100.000 votos, ganamos la elección provincial”. Esos votos son los que no irían al PJ de Manzur, debido a la diáspora peronista, según Campero.
Ricardo Bussi, el candidato de Fuerza Republicana, también tiene el convencimiento de que se convertirá en gobernador en el turno electoral que se avecina. “Votar al PJ es seguir con la corrupción y con la destrucción del Estado; votar a Macri es continuar con el ajuste”, reafirma. Bussi cree que el desencanto del electorado puede canalizarse con la propuesta de su partido, no como un voto castigo, sino como “la opción para escapar a los hechos de inseguridad y a la inflación”.
En un escenario de virtual empate técnico entre las fuerzas que competirán el 9 de junio, conceptualmente hablando, el consultor y analista político Hugo Haime considera que ese resultado marca una elección cerrada, en la que realizar encuestas en Tucumán constituye una tarea demasiado complicada.
A su criterio, Elías de Pérez asoma como una buena candidata para el electorado de San Miguel de Tucumán, pero -desde su experiencia- considera que la incógnita se le plantea en el interior provincial, donde la mayoría de los votantes no la identifica. “Sin dudas que la senadora es una candidata competitiva frente a un panorama de división del Partido Justicialista (con la escisión de Alperovich de la estructura oficialista)”, plantea. De todas maneras, sostiene que Manzur corre con cierta ventaja al tener aceitado el aparato oficialista en todo el territorio provincial, como lo demuestra el armado de su oferta electoral. Haime cree que, dentro del PJ, es necesario dejar atrás “el egoísmo político, con actitudes de grandeza y no de divisiones, para asegurar un resultado victorioso”.
Más allá de las encuestas y de las proyecciones, en todas las fuerzas electorales sigue existiendo el temor al tendal de heridos que puede dejar el armado de las listas oficiales a cargos electivos. Algunos frentes quieren solucionar eso con acoples; otros con promesas de cargos poseleccionarios.